Así los veo: previa NFL 2017 de los Buffalo Bills
Los Bills han protagonizado un caso de autoflagelación digno de estudio en las universidades de psicología. Hace exactamente tres años, en verano de 2014, tenía un equipazo magnífico en todas sus líneas al que solo le faltaba un quarterback. En serio, no es una exageración. Con una defensa monstruosa, un backfield poderosísimo y un buen grupo de receptores estaban a solo un pasador para empezar a dar guerra en playoffs. En vez de eso, Doug Marrone salió por patas de forma inexplicable, ficharon a Rex Ryan como entrenador y empezaron a reconstruir de cero.
Como era inevitable, Rex Ryan fue puesto en la calle y han fichado a Sean McDermott, antiguo coordinador defensivo de los Panthers, para intentar enderezar el barco. El nuevo general manager también ha llegado desde Carolina, se llama Brandon Beane y tiene por delante un duro trabajo para enderezar el rumbo de una franquicia que tiene por delante más interrogantes que certezas. Como coordinador ofensivo se han traído a Rick Dennison, mano derecha de Gary Kubiak durante muchos años, con lo que queda muy claro que van a poner en marcha un plan de juego cimentado en la carrera, y como coordinador defensivo llega Leslie Frazier, con una larga trayectoria en la NFL a todos los niveles.
Acto de fe casi infinita en Tyrod Taylor
El gran debate del inicio de la agencia libre fue qué podría pasar con Tyrod Taylor, su quarterback. Una de las razones que se barajó para despedir a Ryan antes del final de temporada fue que así podrían sentar Taylor, como así sucedió en el último partido, para evitar lesiones y poder cortarle sin problemas en la agencia libre. Sin embargo, el nuevo staff ha decidido seguir confiando en él como quarterback del equipo y el debate a favor y en contra se ha reabierto de inmediato.
Taylor no deja a nadie indiferente. O le adoras o le odias. Y ya os aviso de que yo formo parte del segundo grupo. En sus dos años como titular ha llegado a las 3.000 yardas de pase a duras penas, ha lanzado muy poquitos pases de touchdown aunque también muy pocas intercepciones. Tiene una habilidad sorprendente para conseguir jugadas de ‘highlights’, pero el motivo fundamental de ello está en su inseguridad para pasar. Sí, os hablo de un quarterback que tiene pánico a lanzar el balón. ¡Inaudito! Que solo lo hace cuando está muy seguro de completar, que tiene una puntería lamentable, que rara vez completa más de 20 lanzamientos en un partido y que en contadas ocasiones supera las 200 yardas de pase. No puedo negar que corre bastante bien, pero más por inseguridad y miedo a soltar el balón que por otra cosa. Entiendo que el siguiente párrafo debería escribirlo alguno de los que consideran bueno a Taylor explicando sus razones, pero no tengo ninguno a mano pese a que también tiene grandes valedores entre los seguidores del equipo, que le ven y analizan snap tras snap, partido tras partido. Algo habrán visto que a mí se me escapa.
En manos de LeSean McCoy
Con ese panorama, los Bills han sobrevivido con su juego de carrera, y con Dennison como coordinador ofensivo parece que ese seguirá siendo el guión. LeSean McCoy tuvo en 2016 una temporada monstruosa bien apoyado por Mike Gillislee y por las carreras de Taylor. Entre los tres sumaron 2424 yardas y los Bills tuvieron el mejor ataque terrestre de toda la NFL… junto al tercero peor por aire solo por delante de Rams y 49ers, que tiene tela. Pero este año no estará Gillislee, que se ha marchado a New England, no han buscado refuerzos ni el el draft ni en la agencia libre y tendrán que darle galones al joven Jonathan Williams, que en su año de rookie fue poco más que un espectador. Han fichado dos fullbacks, PatrickDiMarco y Mike Tolbert, que pueden ser importantes si McCoy se mantiene sano, pero no valdrán para nada si el corredor se lesiona.
Un grupo de receptores lleno de incógnitas
En el juego de pase han invertido bastante más. Eligieron a Zay Jones en segunda ronda del draft y ficharon a Rod Streater, Corey Brown y Andre Holmes en el mercado. Viendo el panorama, incluso parece que echarán de menos a Robert Woods. Y más ahora que han mandado a los Rams a Sammy Watkins, su receptor estrella, y se han traído de los Eagles a Jordan Matthews, que no cubre la baja ni de lejos en un movimiento que parece confirmar que dan esta temporada por perdida y se disponen a hacer ‘tanking’ acumulando rondas altas y buscando su quarterback de futuro en el próximo draft. Streater y Holmes me gustaron mucho en sus primeros tiempos en Oakland y creo que tienen mucho más talento del demostrado desde entonces, pero Tyrod Taylor no es el quarterback ideal que haga brillar a sus receptores. Con todo, lo más probable es que Charles Clay, el tight end, siga siendo el segundo mejor receptor del equipo, lo que dice bastante sobre cómo están las cosas. Para terminar con el ataque, la línea ofensiva es sólida con Cordy Glenn (LT), Richie incognito (LG), Eric Wood (C) y John Miller (RG). El único problema estaba en el tackle derecho y para cubrir ese hueco han elegido a Dion Dawkins en segunda ronda del draft.
La secundaria con parches de circunstancias
En defensa los Bills han tenido varias bajas decisivas. La más importante es la de Stephon Gilmore, su cornerback estrella, que se ha marchado a New England. La siguiente es la de Zach Brown (LB), que en su único año con Buffalo estuvo monstruoso después de 4 años vulgares en Tennessee. La última corresponde a Aaron Williams, su strong safety, que fue definitivamente cortado tras sufrir otra lesión que le hizo perderse gran parte de la pasada temporada. Lo más dañado con esas bajas ha sido la secundaria y, sobre todo, la posición de safery. Han fichado a Jordan Poyer (FS) y Micah Hyde (SS), que probablemente sean titulares de inmediato, pero parecen más un parche de circunstancias que una solución de futuro. En la posición de cornerbacks, Ronald Darby tampoco estará, porque ha sido traspasado a los Eagles, y aunque se han traído a E.J. Gaines desde los Rams, en el campo saldrán perdiendo con el cambio aunque hayan ganado una tercera ronda del draft por el camino. Además han elegido a Tre’Davious White en primera ronda del draft y han fichado a Leonard Johnson. El joven Kevon Seymour completa un grupo demasiado novato para garantizar solidez.
Un front seven con mucho potencial por demostrar
El front seven, que volverá al clásico 4-3, mantiene pese a ello muchos de sus nombres. Shaq Lawson, su elección de primera ronda, fue una decepción entre lesiones y rendimiento. Sin embargo, este año puede resurgir porque el sistema con cuatro en la línea se adaptará mejor a sus virtudes. Marcell Dareus es un magnífico tackle y seguramente estará acompañado por Adolphus Washington, elegido en 3ª de 2016, y que quitará protagonismo a un Kyle Williams que ya está en la cuesta abajo a sus 34 años. Jerry Hughes completará el cuarteto reubicándose desde el linebacker al end con el cambio de sistema. En el grupo de linebackers, lo de Lorenzo Alexander el año pasado fue increíble. A sus 33 años consiguió 12,5 sacks cuando en sus nueve temporadas anteriores combinadas había sumado 9. Lo complicado será que mantenga el listón tan alto. Reggie Ragland, que se perdió la temporada pasada entera después de ser elegido en segunda ronda del draft, tendrá por fin la oportunidad de demostrar que es un middle linebacker de los que asienta y da enjundia a un front seven si le respetan la lesiones. El otro puesto de titular posiblemente sea para Gerald Hodges, recién llegado desde San Francisco, pero no hay que olvidar a Preston Brown, que fue titular el año pasado en el interior y también tendrá protagonismo. De entrada, todos forman un front seven que quizá no asuste mucho, pero con talento suficiente para hacer daño si Sean McDermott da con la tecla para montar un puzzle con muchos jóvenes llenos de talento.
Vistos todos sus poderes, da la impresión de que los Bills volverán a depender del rendimiento de LeSean McCoy por encima de cualquier otro factor. En realidad, lo mismo que pasó el año pasado, cuando la mayoría de las siete victorias del equipo llegaron tras actuaciones monstruosas del corredor. Tyrod Taylor tiene que mejorar muchísimo para que ese ataque aéreo tenga consistencia y un mínimo de peligro más allá de grandes jugadas puntuales. Por su parte, la defensa está plagada de jugadores muy jóvenes que si evolucionan como esperan en Buffalo conformarán un ataque terrible en 2018, pero que ahora difícilmente tendrá el empaque para plantar cara a los mejores de la liga.
Mi pronóstico
Los Bills llevan 17 años sin clasificarse para playoffs y dentro de pocos meses llevarán 18. Casi siempre han conseguido moverse en récords más o menos equilibrados que les han impedido buscar un quarterback franquicia en el draft. Pero tranquilos, este año van a romper esa racha y tocarán con la punta de los dedos pick 1. Su problema será que los Jets están en su misma división y parecen todavía peores. No creo que los Bills consigan más de 3 o 4 victorias en un calendario en el que tienen muy mala suerte porque se enfrentarán a sus rivales más asequibles lejos de Buffalo.
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CONFERENCIA AMERICANA
AFC Este
AFC Norte
AFC Sur
AFC Oeste
CONFERENCIA NACIONAL
NFC Este
NFC Norte
NFC Sur
NFC Oeste
Los Bills han protagonizado un caso de autoflagelación digno de estudio en las universidades de psicología. Hace exactamente tres años, en verano de 2014, tenía un equipazo magnífico en todas sus líneas al que solo le faltaba un quarterback. En serio, no es una exageración. Con una defensa monstruosa, un backfield poderosísimo y un buen grupo de receptores estaban a solo un pasador para empezar a dar guerra en playoffs. En vez de eso, Doug Marrone salió por patas de forma inexplicable, ficharon a Rex Ryan como entrenador y empezaron a reconstruir de cero.
Como era inevitable, Rex Ryan fue puesto en la calle y han fichado a Sean McDermott, antiguo coordinador defensivo de los Panthers, para intentar enderezar el barco. El nuevo general manager también ha llegado desde Carolina, se llama Brandon Beane y tiene por delante un duro trabajo para enderezar el rumbo de una franquicia que tiene por delante más interrogantes que certezas. Como coordinador ofensivo se han traído a Rick Dennison, mano derecha de Gary Kubiak durante muchos años, con lo que queda muy claro que van a poner en marcha un plan de juego cimentado en la carrera, y como coordinador defensivo llega Leslie Frazier, con una larga trayectoria en la NFL a todos los niveles.
Acto de fe casi infinita en Tyrod Taylor
El gran debate del inicio de la agencia libre fue qué podría pasar con Tyrod Taylor, su quarterback. Una de las razones que se barajó para despedir a Ryan antes del final de temporada fue que así podrían sentar Taylor, como así sucedió en el último partido, para evitar lesiones y poder cortarle sin problemas en la agencia libre. Sin embargo, el nuevo staff ha decidido seguir confiando en él como quarterback del equipo y el debate a favor y en contra se ha reabierto de inmediato.
Taylor no deja a nadie indiferente. O le adoras o le odias. Y ya os aviso de que yo formo parte del segundo grupo. En sus dos años como titular ha llegado a las 3.000 yardas de pase a duras penas, ha lanzado muy poquitos pases de touchdown aunque también muy pocas intercepciones. Tiene una habilidad sorprendente para conseguir jugadas de ‘highlights’, pero el motivo fundamental de ello está en su inseguridad para pasar. Sí, os hablo de un quarterback que tiene pánico a lanzar el balón. ¡Inaudito! Que solo lo hace cuando está muy seguro de completar, que tiene una puntería lamentable, que rara vez completa más de 20 lanzamientos en un partido y que en contadas ocasiones supera las 200 yardas de pase. No puedo negar que corre bastante bien, pero más por inseguridad y miedo a soltar el balón que por otra cosa. Entiendo que el siguiente párrafo debería escribirlo alguno de los que consideran bueno a Taylor explicando sus razones, pero no tengo ninguno a mano pese a que también tiene grandes valedores entre los seguidores del equipo, que le ven y analizan snap tras snap, partido tras partido. Algo habrán visto que a mí se me escapa.
En manos de LeSean McCoy
Con ese panorama, los Bills han sobrevivido con su juego de carrera, y con Dennison como coordinador ofensivo parece que ese seguirá siendo el guión. LeSean McCoy tuvo en 2016 una temporada monstruosa bien apoyado por Mike Gillislee y por las carreras de Taylor. Entre los tres sumaron 2424 yardas y los Bills tuvieron el mejor ataque terrestre de toda la NFL… junto al tercero peor por aire solo por delante de Rams y 49ers, que tiene tela. Pero este año no estará Gillislee, que se ha marchado a New England, no han buscado refuerzos ni el el draft ni en la agencia libre y tendrán que darle galones al joven Jonathan Williams, que en su año de rookie fue poco más que un espectador. Han fichado dos fullbacks, PatrickDiMarco y Mike Tolbert, que pueden ser importantes si McCoy se mantiene sano, pero no valdrán para nada si el corredor se lesiona.
Un grupo de receptores lleno de incógnitas
En el juego de pase han invertido bastante más. Eligieron a Zay Jones en segunda ronda del draft y ficharon a Rod Streater, Corey Brown y Andre Holmes en el mercado. Viendo el panorama, incluso parece que echarán de menos a Robert Woods. Y más ahora que han mandado a los Rams a Sammy Watkins, su receptor estrella, y se han traído de los Eagles a Jordan Matthews, que no cubre la baja ni de lejos en un movimiento que parece confirmar que dan esta temporada por perdida y se disponen a hacer ‘tanking’ acumulando rondas altas y buscando su quarterback de futuro en el próximo draft. Streater y Holmes me gustaron mucho en sus primeros tiempos en Oakland y creo que tienen mucho más talento del demostrado desde entonces, pero Tyrod Taylor no es el quarterback ideal que haga brillar a sus receptores. Con todo, lo más probable es que Charles Clay, el tight end, siga siendo el segundo mejor receptor del equipo, lo que dice bastante sobre cómo están las cosas. Para terminar con el ataque, la línea ofensiva es sólida con Cordy Glenn (LT), Richie incognito (LG), Eric Wood (C) y John Miller (RG). El único problema estaba en el tackle derecho y para cubrir ese hueco han elegido a Dion Dawkins en segunda ronda del draft.
La secundaria con parches de circunstancias
En defensa los Bills han tenido varias bajas decisivas. La más importante es la de Stephon Gilmore, su cornerback estrella, que se ha marchado a New England. La siguiente es la de Zach Brown (LB), que en su único año con Buffalo estuvo monstruoso después de 4 años vulgares en Tennessee. La última corresponde a Aaron Williams, su strong safety, que fue definitivamente cortado tras sufrir otra lesión que le hizo perderse gran parte de la pasada temporada. Lo más dañado con esas bajas ha sido la secundaria y, sobre todo, la posición de safery. Han fichado a Jordan Poyer (FS) y Micah Hyde (SS), que probablemente sean titulares de inmediato, pero parecen más un parche de circunstancias que una solución de futuro. En la posición de cornerbacks, Ronald Darby tampoco estará, porque ha sido traspasado a los Eagles, y aunque se han traído a E.J. Gaines desde los Rams, en el campo saldrán perdiendo con el cambio aunque hayan ganado una tercera ronda del draft por el camino. Además han elegido a Tre’Davious White en primera ronda del draft y han fichado a Leonard Johnson. El joven Kevon Seymour completa un grupo demasiado novato para garantizar solidez.
Un front seven con mucho potencial por demostrar
El front seven, que volverá al clásico 4-3, mantiene pese a ello muchos de sus nombres. Shaq Lawson, su elección de primera ronda, fue una decepción entre lesiones y rendimiento. Sin embargo, este año puede resurgir porque el sistema con cuatro en la línea se adaptará mejor a sus virtudes. Marcell Dareus es un magnífico tackle y seguramente estará acompañado por Adolphus Washington, elegido en 3ª de 2016, y que quitará protagonismo a un Kyle Williams que ya está en la cuesta abajo a sus 34 años. Jerry Hughes completará el cuarteto reubicándose desde el linebacker al end con el cambio de sistema. En el grupo de linebackers, lo de Lorenzo Alexander el año pasado fue increíble. A sus 33 años consiguió 12,5 sacks cuando en sus nueve temporadas anteriores combinadas había sumado 9. Lo complicado será que mantenga el listón tan alto. Reggie Ragland, que se perdió la temporada pasada entera después de ser elegido en segunda ronda del draft, tendrá por fin la oportunidad de demostrar que es un middle linebacker de los que asienta y da enjundia a un front seven si le respetan la lesiones. El otro puesto de titular posiblemente sea para Gerald Hodges, recién llegado desde San Francisco, pero no hay que olvidar a Preston Brown, que fue titular el año pasado en el interior y también tendrá protagonismo. De entrada, todos forman un front seven que quizá no asuste mucho, pero con talento suficiente para hacer daño si Sean McDermott da con la tecla para montar un puzzle con muchos jóvenes llenos de talento.
Vistos todos sus poderes, da la impresión de que los Bills volverán a depender del rendimiento de LeSean McCoy por encima de cualquier otro factor. En realidad, lo mismo que pasó el año pasado, cuando la mayoría de las siete victorias del equipo llegaron tras actuaciones monstruosas del corredor. Tyrod Taylor tiene que mejorar muchísimo para que ese ataque aéreo tenga consistencia y un mínimo de peligro más allá de grandes jugadas puntuales. Por su parte, la defensa está plagada de jugadores muy jóvenes que si evolucionan como esperan en Buffalo conformarán un ataque terrible en 2018, pero que ahora difícilmente tendrá el empaque para plantar cara a los mejores de la liga.
Mi pronóstico
Los Bills llevan 17 años sin clasificarse para playoffs y dentro de pocos meses llevarán 18. Casi siempre han conseguido moverse en récords más o menos equilibrados que les han impedido buscar un quarterback franquicia en el draft. Pero tranquilos, este año van a romper esa racha y tocarán con la punta de los dedos pick 1. Su problema será que los Jets están en su misma división y parecen todavía peores. No creo que los Bills consigan más de 3 o 4 victorias en un calendario en el que tienen muy mala suerte porque se enfrentarán a sus rivales más asequibles lejos de Buffalo.
Los Bills han protagonizado un caso de autoflagelación digno de estudio en las universidades de psicología. Hace exactamente tres años, en verano de 2014, tenía un equipazo magnífico en todas sus líneas al que solo le faltaba un quarterback. En serio, no es una exageración. Con una defensa monstruosa, un backfield poderosísimo y un buen grupo de receptores estaban a solo un pasador para empezar a dar guerra en playoffs. En vez de eso, Doug Marrone salió por patas de forma inexplicable, ficharon a Rex Ryan como entrenador y empezaron a reconstruir de cero.
Como era inevitable, Rex Ryan fue puesto en la calle y han fichado a Sean McDermott, antiguo coordinador defensivo de los Panthers, para intentar enderezar el barco. El nuevo general manager también ha llegado desde Carolina, se llama Brandon Beane y tiene por delante un duro trabajo para enderezar el rumbo de una franquicia que tiene por delante más interrogantes que certezas. Como coordinador ofensivo se han traído a Rick Dennison, mano derecha de Gary Kubiak durante muchos años, con lo que queda muy claro que van a poner en marcha un plan de juego cimentado en la carrera, y como coordinador defensivo llega Leslie Frazier, con una larga trayectoria en la NFL a todos los niveles.
Acto de fe casi infinita en Tyrod Taylor
El gran debate del inicio de la agencia libre fue qué podría pasar con Tyrod Taylor, su quarterback. Una de las razones que se barajó para despedir a Ryan antes del final de temporada fue que así podrían sentar Taylor, como así sucedió en el último partido, para evitar lesiones y poder cortarle sin problemas en la agencia libre. Sin embargo, el nuevo staff ha decidido seguir confiando en él como quarterback del equipo y el debate a favor y en contra se ha reabierto de inmediato.
Taylor no deja a nadie indiferente. O le adoras o le odias. Y ya os aviso de que yo formo parte del segundo grupo. En sus dos años como titular ha llegado a las 3.000 yardas de pase a duras penas, ha lanzado muy poquitos pases de touchdown aunque también muy pocas intercepciones. Tiene una habilidad sorprendente para conseguir jugadas de ‘highlights’, pero el motivo fundamental de ello está en su inseguridad para pasar. Sí, os hablo de un quarterback que tiene pánico a lanzar el balón. ¡Inaudito! Que solo lo hace cuando está muy seguro de completar, que tiene una puntería lamentable, que rara vez completa más de 20 lanzamientos en un partido y que en contadas ocasiones supera las 200 yardas de pase. No puedo negar que corre bastante bien, pero más por inseguridad y miedo a soltar el balón que por otra cosa. Entiendo que el siguiente párrafo debería escribirlo alguno de los que consideran bueno a Taylor explicando sus razones, pero no tengo ninguno a mano pese a que también tiene grandes valedores entre los seguidores del equipo, que le ven y analizan snap tras snap, partido tras partido. Algo habrán visto que a mí se me escapa.
En manos de LeSean McCoy
Con ese panorama, los Bills han sobrevivido con su juego de carrera, y con Dennison como coordinador ofensivo parece que ese seguirá siendo el guión. LeSean McCoy tuvo en 2016 una temporada monstruosa bien apoyado por Mike Gillislee y por las carreras de Taylor. Entre los tres sumaron 2424 yardas y los Bills tuvieron el mejor ataque terrestre de toda la NFL… junto al tercero peor por aire solo por delante de Rams y 49ers, que tiene tela. Pero este año no estará Gillislee, que se ha marchado a New England, no han buscado refuerzos ni el el draft ni en la agencia libre y tendrán que darle galones al joven Jonathan Williams, que en su año de rookie fue poco más que un espectador. Han fichado dos fullbacks, PatrickDiMarco y Mike Tolbert, que pueden ser importantes si McCoy se mantiene sano, pero no valdrán para nada si el corredor se lesiona.
Un grupo de receptores lleno de incógnitas
En el juego de pase han invertido bastante más. Eligieron a Zay Jones en segunda ronda del draft y ficharon a Rod Streater, Corey Brown y Andre Holmes en el mercado. Viendo el panorama, incluso parece que echarán de menos a Robert Woods. Y más ahora que han mandado a los Rams a Sammy Watkins, su receptor estrella, y se han traído de los Eagles a Jordan Matthews, que no cubre la baja ni de lejos en un movimiento que parece confirmar que dan esta temporada por perdida y se disponen a hacer ‘tanking’ acumulando rondas altas y buscando su quarterback de futuro en el próximo draft. Streater y Holmes me gustaron mucho en sus primeros tiempos en Oakland y creo que tienen mucho más talento del demostrado desde entonces, pero Tyrod Taylor no es el quarterback ideal que haga brillar a sus receptores. Con todo, lo más probable es que Charles Clay, el tight end, siga siendo el segundo mejor receptor del equipo, lo que dice bastante sobre cómo están las cosas. Para terminar con el ataque, la línea ofensiva es sólida con Cordy Glenn (LT), Richie incognito (LG), Eric Wood (C) y John Miller (RG). El único problema estaba en el tackle derecho y para cubrir ese hueco han elegido a Dion Dawkins en segunda ronda del draft.
La secundaria con parches de circunstancias
En defensa los Bills han tenido varias bajas decisivas. La más importante es la de Stephon Gilmore, su cornerback estrella, que se ha marchado a New England. La siguiente es la de Zach Brown (LB), que en su único año con Buffalo estuvo monstruoso después de 4 años vulgares en Tennessee. La última corresponde a Aaron Williams, su strong safety, que fue definitivamente cortado tras sufrir otra lesión que le hizo perderse gran parte de la pasada temporada. Lo más dañado con esas bajas ha sido la secundaria y, sobre todo, la posición de safery. Han fichado a Jordan Poyer (FS) y Micah Hyde (SS), que probablemente sean titulares de inmediato, pero parecen más un parche de circunstancias que una solución de futuro. En la posición de cornerbacks, Ronald Darby tampoco estará, porque ha sido traspasado a los Eagles, y aunque se han traído a E.J. Gaines desde los Rams, en el campo saldrán perdiendo con el cambio aunque hayan ganado una tercera ronda del draft por el camino. Además han elegido a Tre’Davious White en primera ronda del draft y han fichado a Leonard Johnson. El joven Kevon Seymour completa un grupo demasiado novato para garantizar solidez.
Un front seven con mucho potencial por demostrar
El front seven, que volverá al clásico 4-3, mantiene pese a ello muchos de sus nombres. Shaq Lawson, su elección de primera ronda, fue una decepción entre lesiones y rendimiento. Sin embargo, este año puede resurgir porque el sistema con cuatro en la línea se adaptará mejor a sus virtudes. Marcell Dareus es un magnífico tackle y seguramente estará acompañado por Adolphus Washington, elegido en 3ª de 2016, y que quitará protagonismo a un Kyle Williams que ya está en la cuesta abajo a sus 34 años. Jerry Hughes completará el cuarteto reubicándose desde el linebacker al end con el cambio de sistema. En el grupo de linebackers, lo de Lorenzo Alexander el año pasado fue increíble. A sus 33 años consiguió 12,5 sacks cuando en sus nueve temporadas anteriores combinadas había sumado 9. Lo complicado será que mantenga el listón tan alto. Reggie Ragland, que se perdió la temporada pasada entera después de ser elegido en segunda ronda del draft, tendrá por fin la oportunidad de demostrar que es un middle linebacker de los que asienta y da enjundia a un front seven si le respetan la lesiones. El otro puesto de titular posiblemente sea para Gerald Hodges, recién llegado desde San Francisco, pero no hay que olvidar a Preston Brown, que fue titular el año pasado en el interior y también tendrá protagonismo. De entrada, todos forman un front seven que quizá no asuste mucho, pero con talento suficiente para hacer daño si Sean McDermott da con la tecla para montar un puzzle con muchos jóvenes llenos de talento.
Vistos todos sus poderes, da la impresión de que los Bills volverán a depender del rendimiento de LeSean McCoy por encima de cualquier otro factor. En realidad, lo mismo que pasó el año pasado, cuando la mayoría de las siete victorias del equipo llegaron tras actuaciones monstruosas del corredor. Tyrod Taylor tiene que mejorar muchísimo para que ese ataque aéreo tenga consistencia y un mínimo de peligro más allá de grandes jugadas puntuales. Por su parte, la defensa está plagada de jugadores muy jóvenes que si evolucionan como esperan en Buffalo conformarán un ataque terrible en 2018, pero que ahora difícilmente tendrá el empaque para plantar cara a los mejores de la liga.
Mi pronóstico
Los Bills llevan 17 años sin clasificarse para playoffs y dentro de pocos meses llevarán 18. Casi siempre han conseguido moverse en récords más o menos equilibrados que les han impedido buscar un quarterback franquicia en el draft. Pero tranquilos, este año van a romper esa racha y tocarán con la punta de los dedos pick 1. Su problema será que los Jets están en su misma división y parecen todavía peores. No creo que los Bills consigan más de 3 o 4 victorias en un calendario en el que tienen muy mala suerte porque se enfrentarán a sus rivales más asequibles lejos de Buffalo.