Troy Polamalu: El melenudo agente del caos en los Steelers
Conocido como “Taz” por sus compañeros, fue un auténtico demonio de Tazmania durante 12 temporadas en la NFL.
Durante la primera década del siglo, los quarterbacks y coordinadores ofensivos rivales tenían una consigna, y solo una, cuando se enfrentaban a los Pittsburgh Steelers: Localizar al número 43.
La buena noticia es que localizar la frondosa y característica melena de Troy Polamalu era sumamente sencillo. La mala noticia es que siempre, siempre, estaba en un lugar distinto de la formación. Y siempre, siempre, estaba en el mismo lugar al concluir la jugada: cerca del balón.
Sí, el sobrenombre de “Taz” estaba justificado. Durante 12 temporadas, todas con Pittsburgh, Polamalu fue un auténtico demonio de Tazmania que causaba caos en cualquier lugar del emparrillado en el que se paraba.
Lo mismo interceptaba pases (32), que adivinaba el conteo para provocar un fumble (14) o capturar a un quarterback (12). O simplemente para derribar al corredor detrás de la línea (56) o al receptor después de una atrapada (783 tacleadas en su carrera). Polamalu lo podía hacer todo. Y lo hacía todo bien.
Es por eso ─y un carisma del tamaño de su oscura cabellera─ que le valieron ocho invitaciones al Pro Bowl, cuatro designaciones al primer equipo All-Pro, un premio como Jugador Defensivo del Año en 2010, dos anillos de Super Bowl y, a partir del próximo 7 de agosto, un lugar en el recinto de los inmortales.
La carrera de Polamalu está llena de jugadas icónicas. Desde su sack a Kerry Collins al adivinar la cuenta en la línea de gol, a su increíble intercepción contra Kerry Collins, fue su intercepción y devolución a touchdown contra Joe Flacco y los Ravens en la Final de la AFC en 2008 la que sentenció el boleto de Pittsburgh al Super Bowl y el legado de Polamalu en el Olimpo de Pittsburgh.
Es difícil encontrar uno de los 158 juegos de su carrera en el que Polamalu no haya roto los paradigmas de la posición de strong safety. Es más difícil, todavía, encontrar alguna explicación de cómo un tipo extremadamente religioso, callado y de voz suave es capaz de infligir ese daño.
Pero así es Polamalu. ¿Inmortal? Sin duda. ¿Convencional? Nunca.