Lo bueno, lo malo y lo feo de la semana 8 de la NFL
Los Chargers hicieron un poco de historia el domingo, y como suele suceder con la franquicia, no fue de la buena.
Dalvin Cook se convirtió en una mezcla de Adrian Peterson, LaDainian Tomlinson y Marcus Allen justo a tiempo para salvar ─al menos temporalmente─ la temporada de los Vikings. Drew Brees recuperó, si bien por meras 24 horas, el récord de pases de touchdown en la historia de la NFL. Y el colapso de la semana no fue cortesía de los Falcons. Sí, fue una extraña semana 8.
Es momento de que nos vayamos acostumbrando, después de todo es 2020, el año en el que todo puede suceder.
El domingo, la temporada de lo inesperado escribió un nuevo capítulo.
Los Patriots tienen cuatro derrotas en fila y sin una solución clara en el horizonte. Los Steelers están dominando de ambos lados del balón en camino a una improbable marcha perfecta en la primera mitad de temporada. Y Joe Burrow les pintó la cara a unos Titans que nunca se presentaron a su juego. Y los Browns volvieron a sucumbir con una actuación mediocre porque, ya saben, hay cosas que nunca cambian.
Lo bueno
Luego de transcurrir la primera mitad del calendario no hay mejor equipo en la liga que los Steelers. Es momento de hacerles justicia, después de todo ratificaron su marca invicta ante un auténtico peso completo y lo hicieron con la marca de la casa: La defensiva
Los números solo cuentan una parte de la historia. Sí es cierto que Baltimore generó 457 yardas ─230 más que Pittsburgh. También es cierto que las 265 yardas por tierra que se tragaron de un bocado el domingo son la mayor cantidad que otorga la franquicia en 26 años. Pero todo eso es inútil si no se traduce en puntos. La defensa de acero se dobla, pero no se rompe.
Pittsburgh forzó cuatro intercambios de balón que definieron el rumbo del encuentro, dos intercepciones, una devuelta a anotación y otra que los dejó en zona roja y eventualmente se convirtió en 7 puntos. Y forzó otros dos fumbles, ambos en su propia zona roja. Cuatro turnovers por demás oportunas que le dieron a la ofensiva de justo lo que necesitaban.
La ofensiva, infravalorada durante toda la campaña, hilvanó su séptimo encuentro con al menos 26 puntos y Ben Roethlisberger tiene al menos dos pases de touchdown en seis de siete encuentros esta temporada, apenas un año después de que Pittsburgh tuvo sólo cuatro juegos con al menos 26 puntos, ninguno en las últimas siete semanas y los pasadores de los Steelers se combinaron para cuatro juegos de dos pases de touchdown.
Mención honorífica a Cook y sus 226 yardas totales, 163 por tierra, y cuatro touchdowns totales.
Lo malo
Cuando los aficionados de los Cowboys pedían que su defensiva estuviera a la altura de su ofensiva, esto no era lo que esperaban. Todos sabíamos que la ofensiva de Dallas era mala, la peor de la NFL para ser más exactos.
El domingo, el ataque de Dallas estuvo a la altura de su defensiva, en donde lo único ofensivo fue verlos. Concedido, no se podía esperar mucho de Ben DiNucci. ¿Quién? Exactamente, a eso nos referimos.
Con una selección de séptima ronda detrás del centro, hay que darle crédito al coordinador ofensivo Kellen Moore por al menos intentar abrir el libro de jugadas con wildcat, RPO y un par de reversibles y dobles reversibles. Pero todo ese esfuerzo se tradujo en un total de 265 yardas, 63 de ellas con el encuentro ya definido, y tres goles de campo.
De hecho, los problemas de la ofensiva de Dallas preceden a DiNucci. El equipo tiene 22 puntos en los últimos tres juegos, en total, hilvanó su segundo compromiso sin un touchdown y no pisan las diagonales desde el último cuarto de la semana 6 ante los Cardinals, un touchdown de Andy Dalton a Amari Cooper también cuando el encuentro ya estaba definido.
El domingo en Philadelphia, los Cowboys convirtieron apenas cuatro de 16 terceras oportunidades, tuvieron apenas dos ingresos a la zona roja, en uno perdieron el balón y en el otro se quedaron sin tiempo. La defensiva de Dallas robó cuatro balones y ¿qué provecho le sacaron a eso? Tres puntos. Los Cowboys cayeron más bajo de lo que muchos creían posible.
Lo feo
Los Chargers parecen haber encontrado a su quarterback del futuro, del presente incluso, en la figura de Justin Herbert. No estaría de más que encontraran también algún tipo de defensiva que le dé siquiera un poco de ayuda a Herbert.
Los Chargers perdieron una ventaja de 21 puntos en la segunda mitad ante los Broncos para convertir a la temporada 2020 en apenas la segunda de la historia en que se registra una remontada de al menos 13 unidades en cada una de las primeras ocho semanas.
Ahora, todos sabemos de la capacidad de los Falcons para escapar de las garras de la victoria con colapsos monumentales. Los Chargers quieren ser parte del exclusivo club.
Al permitir 21 puntos en el cuarto final en la derrota de 31-30 ante Denver, los Bolts se convirtieron en el primer equipo en la historia en dejar escapar cuatro ventajas de al menos 16 puntos en cuatro juegos seguidos. Ganaron uno de esos encuentros, sólo porque Jacksonville de alguna manera es peor que Los Ángeles.
Herbert tiene al menos tres pases de touchdown en cuatro juegos consecutivos y se ha establecido como el futuro de la franquicia. El futuro sería más brillante si la defensiva le ayudara a ganar juegos. Los Chargers tienen marca de 2-6 en el año, pero el registro podría ser bien distinto si el equipo hubiera mantenido la ventaja de 24-7 en el segundo cuarto ante los Bucs, o de 20-3 ante los Saints en el segundo cuarto, ya no digamos de 24-3 en el tercer cuarto ante Denver.
Sí, los Chargers son los nuevos Falcons.