Los 49ers están en modo de alerta máxima
Al campeón vigente de la Conferencia Nacional se le acumulan los problemas de salud.
Los San Francisco 49ers se enfilaron sorpresivamente al Super Bowl de la temporada pasada de la mano de una implacable defensiva, un potente ataque terrestre y un eficiente nivel de juego de parte de su quarterback Jimmy Garoppolo.
Si quieren repetir la hazaña en 2020, tendrán que hacerlo sin ninguna de esas cosas.
Al ganar su juego de la semana 2 ante los Jets e inaugurar su casillero de victorias en esta nueva temporada, los 49ers bien podrían haber sacrificado el resto del calendario, con un triunfo por demás costoso. La campaña concluyó para el estelar edge Nick Bosa y el defensive tackle Solomon Thomas con lesiones en la rodilla, un golpe por demás sensible para una defensiva que ya jugaba sin Richard Sherman y que había mandado en cambio a DeForest Buckner a los Colts.
La segunda mejor defensiva de 2019 tendrá que seguir su camino como una llanta parchada y con la esperanza de que el coordinador Robert Saleh pueda encontrar algo de talento, profundidad y hambre para mantener vivas las aspiraciones de unos 49ers que luego de dos semanas se han mostrado como el equipo más flojo en una de las divisiones más competidas de la liga
Pero los 49ers no solo fueron una defensiva dominante la campaña anterior, fueron uno de los equipos más balanceados como lo demuestra el hecho de que su ataque fue el segundo mejor de toda la NFL. Ahí, San Francisco también recibió un duro golpe.
Garoppolo estaría fuera de cuatro a seis semanas apenas un año después de jugar 16 partidos por primera vez en su carrera. Quien sea que el coach Kyle Shanahan designe como su suplente, muy posiblemente Nick Mullens, tendrá que operar sin la presencia del running back Raheem Mostert, quien tuvo un envidiable arranque de campaña y ahora está fuera por tiempo indefinido por una lesión de ligamentos en la rodilla. En su descargo, Jerrick McKinnon ha lucido como el de antaño pese al tiempo limitado sobre el terreno.
Son demasiadas las ausencias, y muy prolongadas, para cualquier equipo. Pero son particularmente sensibles para unos 49ers con poca profundidad en la banca y que el año pasado dependieron tanto del talento como del hambre al asumir su papel de equipo sorpresa. Dos factores que explotaron hasta colocarse a 10 minutos del campeonato, antes de que apareciera la mejor versión de Patrick Mahomes.
El panorama, de por sí complicado, adquiere una nueva dimensión al echar un vistazo al calendario. Entre la semana 6 y la 13, los 49ers reciben a los Rams, visitan New England y Seattle en semanas consecutivas, viajan a Green Bay, reciben a los Saints y, tras su descanso, se vuelven a ver ante Rams y Buffalo. Es un tramo mortal para cualquier equipo, ahora imaginen enfrentarlo con capacidad limitada.
El campeón de la NFC se tambalea luego de apenas dos semanas. Pero un regreso al protagonismo no sería lo más raro que hemos visto, en especial en 2020.