Bob Gibson señala que nada ha cambiado sobre el racismo
El integrante del Salón de la Fama habló con Mike Lupica, de MLB.com, sobre la discriminación hacia la comunidad afroestadounidense.
Bob Gibson llegó a las Mayores 12 años después de que Jackie Robinson consiguió el contrato con Brooklyn Dodgers que irrumpió con la segregación en el baseball, pero no con la discriminación. Su carrera se desarrolló a la par del movimiento por los derechos civiles.
Cuando llegó la Guardia Nacional a la Universidad de Alabama en 1963, Gibson estaba lanzando, así como un par de meses más tarde cuando Martin Luther King Jr. y alrededor de 250,000 personas se congregaron en la Marcha en Washington por Empleos y Libertad, donde se pronunció el emblemático discurso “I have a dream”. Seguía activo cuando en 1965 asesinaron a Malcolm X y cuando James Earl Ray presionó sobre el gatillo en Memphis, Tennessee, para asesinar a Luther King Jr. También, cuando en 1968 se firmó el Acto de los Derechos Civiles (Fair Housing Act).
Sin embargo, ni todas esas movilizaciones que Gibson vivió mientras lanzaba para St. Louis Cardinals terminaron por erradicar el racismo. Así como Robinson y otros atletas en su momento o incluso actualmente, Gibson fue objeto del discurso y acciones de odio: "Lo que veo ahora es que nada ha cambiado. Punto”, observó el integrante del Salón de la Fama. “Recuerdo que durante mi primer Spring Training con los Cardinals en 1957 casi me dan una paliza cuatro muchachos en un tren. Tuve que ir a buscar un lugar para esconderme en ese tren para que no me golpearan aquellos. Afortunadamente para mí, nunca me encontraron", contó a Mike Lupica, de MLB.com.
Mayor apertura
Gibson reconoció que a pesar de existir posibilidades de un cambio, las cosas no cambiaron ni en los sesenta ni ahora. Sin embargo, contempla, ahora hay algo que le da esperanza “especialmente en nuestro deporte. No sólo veo que jugadores negros hablen como ha sucedido siempre. Veo algo más profundo. Veo que los jugadores blancos están escuchando más de lo que estaban acostumbrados”, reconoció.
"Normalmente no tomo postura política. Pero ahora sí. Y me enoja porque no quiero hacerlo. A mi edad (84) no debería estar viendo lo que ha estado pasando. Alguno de estos días, la gente en este país la gente dejará de tenerle miedo a lo que no conoce. Ese día aún no ha llegado. Y eso no sólo me hace enojar, me pone triste”, dijo a Lupica.