McCarthy llega para convertir a Cowboys en un equipo aéreo

Durante casi una década de la era Jason Garrett, los Cowboys se establecieron como un equipo netamente corredor a pesar de contar con quarterbacks del calibre de Tony Romo y Dak Prescott. No existe mejor evidencia que la mejor temporada de Dallas en ese lapso (13-3) fuera en 2016 cuando el equipo finalizó con el mejor ataque terrestre de toda la NFL.

Incluso en su última temporada al frente del equipo, los números eran contundentes. Dallas, que terminó con registro de 8-8, tuvo marca de 6-0 cuando lograron correr para al menos 172 yardas de manera colectiva. Eso no fue suficiente para que Garrett conservara su empleo.

Para nadie es secreto, después de todo, que el dueño y gerente general de los Cowboys, Jerry Jones, tiene cierta debilidad por Prescott, a quien ha comparado con Tom Brady y a quien parece más que listo para brindarle un contrato histórico. Eso podría ayudar a explicar la contratación de un coach como Mike McCarthy, quien en sus casi 13 temporadas al frente de Green Bay ayudó a convertir a los Packers en uno de los circos aéreos más productivos de la NFL.

Primero con Brett Favre detrás del centro y posteriormente con Aaron Rodgers, la era de McCarthy en Lambeau estuvo inclinada claramente a favor de una ofensiva aérea, que se ubicó entre las nueve mejores de la liga en 10 de sus 12 temporadas completas al frente del equipo. En 2017, cuando Rodgers se perdió nueve juegos por lesión, Green Bay finalizó en el lugar 25 de la NFL en yardas por la vía aérea.

Con pasadores de la talla de Favre y Rodgers es fácil explicar, entender y justificar la predilección de McCarthy por el juego aéreo y encontrar un punto en común con Jones. Pero, al mismo tiempo, el nuevo coach de Dallas nunca tuvo a un talento de la calidad de Ezekiel Elliott para darle balance a su ataque en Green Bay, por lo que persiste la interrogante si será capaz de involucrarlo de manera mucho más consistente que su predecesor para garantizar el éxito de los Cowboys.

Con Garrett al frente, Dallas estuvo entre las 10 mejores ofensivas terrestres de la NFL durante cada uno de sus últimos seis años, mientras que en sus 12 temporadas completas con los Packers, Green Bay únicamente estuvo en esa posición en apenas una ocasión (séptimo en 2013) de la mano de Eddie Lacy, evidenciando aún más la poca disposición de McCarthy por apostar al ataque terrestre.

Es difícil optar por el juego terrestre cuando está Favre o Rodgers detrás del centro, pero es igualmente complicado distanciarse del ataque terrestre cuando se cuenta en el equipo con alguien como Elliott, quien promedia más de 1,300 yardas en cada una de sus cuatro temporadas en la NFL.

La interrogante de inicio en la era McCarthy en Dallas es si el nuevo coach podrá ser capaz de montar una ofensiva más balanceada de la que marcó su permanencia en Green Bay o si se apegará al premisa de un juego vertical que pocos resultados le ha dado a un equipo que está diseñado prácticamente en su totalidad para ser dominante en el ataque terrestre.