Lo bueno, lo malo y lo feo de la semana 14 de la NFL
Tom Brady y uno de sus pupilos protagonizan la jornada por motivos completamente distintos.
Lo Bueno
Cuando se habla de los San Francisco 49ers, por lo general se habla de los 49ers y su defensiva o de los 49ers y su ataque terrestre, y está bien, y es bonito, y se vale.
También está bien y se vale hablar de los 49ers y Jimmy Garoppolo. Después de todo, sin “Jimmy G” detrás del centro, es imposible hablar de San Francisco como el mejor equipo de la Conferencia Nacional.
Garoppolo, a menudo menospreciado como el punto más débil de un equipo con maquillaje de campeón, demostró el domingo que está a la altura de su equipo, de su contrato y de su pedigree como pupilo de Tom Brady.
En un día en que la portentosa defensiva de San Francisco sucumbió ante el no menos portentoso Drew Brees, los 49ers tenían una opción y solo una opción. Poner el juego en las manos de su quarterback de 137 millones de dólares.
No decepcionó. Garoppolo completó 26 de 35 pases para 349 yardas y 4 pases de touchdown, cada yarda y cada pase fueron necesarios para que San Francisco derrotara 48-46 a los Saints en New Orleans. Su único pecado fue una intercepción que rebotó en las manos de Emmanuel Sanders.
Más allá de los números fríos, Garoppolo sacó el pecho cuando el equipo más lo necesitaba, completando un pase de 39 yardas con George Kittle en 4ta y 2 con 39 segundos por jugar para poner a Robbie Gould en posición de darle a San Francisco la victoria.
Es hora de darle crédito a Garoppolo, a fin de cuentas, es el tercer juego en lo que va de temporada que lanza cuatro touchdowns en un partido.
Lo Malo
Los Houston Texans son el equipo más extremista de la NFL, la versión deportiva del Doctor Jekyll y Mr. Hyde. Por si alguien tiene alguna duda, esa no es una fórmula que te vaya a dar mucho en esta liga.
Los Texans ya demostraron que tienen el talento para ganarle a la cúpula de la NFL y, desafortunadamente, también tienen los malos hábitos para perder con la parte más baja de la cadena alimenticia de la liga. Y todo esto tiene un solo responsable: El coach Bill O’Brien.
Apenas una semana después de dar cátedra ante los Patriots y afianzarse como una importante amenaza en los playoffs, derramaron la leche en la derrota de 38-24 ante Denver. ¡Denver! Un juego que llegó a estar 38-3 en un momento del tercer cuarto ante un quarterback que hacía su segundo inicio en la NFL.
No se pueden dar ese tipo de bandazos y mantener la seriedad al mismo tiempo. El motivo está claro, Houston jugó su Super Bowl la semana pasada y pensó que ganaría ante Denver presentándose al estadio y hablando de lo que sucedió hace ocho días.
Y no es algo nuevo en los Texans. Houston ha sido incapaz de ligar tres triunfos en la campaña y a cada triunfo importante le viene una derrota devastadora. En la semana tres vencen a los Chargers a domicilio, en la cuatro pierden en casa ante los Panthers. En la semana seis vencen a los Chiefs en Kansas City, la siguiente caen ante los Colts. Ahora lo volvieron a hacer.
No hay seriedad ni preparación suficiente en Houston, y a consecuencia se aferran por apenas un juego sobre los Titans en la cima del Sur de la AFC con dos juegos restantes ante Tennessee.
Lo feo
Tom Brady ha sido fenomenal durante buena parte de dos décadas de football. En la segunda mitad de temporada, sin embargo, ha sido incapaz de mover un plato, ya no digamos a la ofensiva de los Patriots.
A pesar de que el récord de 10-3 parecería indicar otra cosa, es momento en que Belichick, Brady y los Patriots aprieten el botón de pánico. Después de promediar más de 35 puntos en sus primeros siete juegos de la campaña, New England tiene apenas 17.6 en sus últimos cinco juegos, incluyendo tres derrotas.
El domingo, Brady y el ataque de los Pats dieron otra exhibición ofensiva, en el sentido más estricto de la palabra. Brady completó 19 de 36 para 169 yardas con un touchdown y una intercepción. Los únicos touchdowns de New England fueron en un flea-flicker y en una carrera de Brandon Bolden dos jugadas después de un despeje bloqueado.
Brady ha sido incapaz de mover al equipo de manera consistente. Dos de sus tres envíos de anotación la semana pasada ante los Texans vinieron con el juego prácticamente definido, una semana atrás, el touchdown de los Patriots fue un pase de Julian Edelman.
En otras palabras, New England solo parece mover el marcador con jugadas de engaño, con campos cortos o con el juego definido. Aunque, siendo justos, Brady no tiene a su alrededor el talento ofensivo al que estaba acostumbrado y no puede hacerlo solo.
Para fortuna de los Patriots, dos de sus últimos tres duelos son ante Bengals y Dolphins, donde podría encontrar remedio a sus problemas ofensivos. Pero hoy por hoy, ver jugar a la ofensiva de los Patriots es simple y llanamente feo.