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Barry Sanders, el corredor fuera de serie de los Lions

En tan solo una década en la NFL el egresado de Oklahoma State se consolidó como uno de los mejores running backs que haya pisado un campo de football.

Estados Unidos
En tan solo una década en la NFL el egresado de Oklahoma State se consolidó como uno de los mejores running backs que haya pisado un campo de football.
Betsy Peabody RoweGetty Images

Si alguien podía ponerle un pero a Barry Sanders tal vez sería por su baja estatura (1.73 metros); no obstante, el running back se encargó de hacer eso una de sus mejores fortalezas y ser una verdadera pesadilla para los equipos de la NFL.

Tras tres años en Oklahoma State, y con el Trofeo Heisman de 1988, los Lions emplearon la tercera selección global del draft de 1989 para reclutar a Sanders. La llegada del pequeño corredor fue de impacto inmediato en Detroit y tan solo en su primera campaña corrió para 1,470 yardas.

Y durante 10 años, lapso que duró su carrera profesional, Sanders siempre superó la barrera de las mil yardas, además de ser el tercer corredor en la historia de la NFL en llegar a la marca del doble millar después de Eric Dickerson y O.J. Simpson.

"Él te hace fallar a lo grande, volteas a ver a las gradas y te preguntas si alguien está viéndote. Tienes a 60 mil personas ahí y quieres saber si alguien te vio fallar el tackle", aseguró el excornerback D.J. Johnson al hablar del agresivo estilo de juego de Sanders, quien era prácticamente inatrapable.

El legado de Barry Sanders

En una década, el running back con el dorsal 20 corrió para 15,269 yardas, con lo que es el tercer corredor más prolífico en los anales de la liga. Para poner en perspectiva lo conseguido por Sanders, si hubiera corrido las 15 campañas que jugó Emmit Smith ─líder corredor─ habría amasado la increíble cantidad de 22,905 yardas, cuatro mil más de las que consiguió el campeón de tres Super Bowls con los Cowboys.

Asimismo, Sanders fue Novato del Año, líder en yardas terrestres en cuatro ocasiones ─1992, 1993, 19956 y 1998─, nunca se perdió el Pro Bowl durante su carrera, fue electo al primer equipo All-Pro en seis ocasiones y el MVP de 1997.

Estas credenciales le valieron para que los Lions retiraran su nombre y ser entronizado al Salón de la Fama en 2004, durante su primer año de elegibilidad.