Saints vs. Ravens es el pick para el Super Bowl LIII
New Orleans es el gran favorito y Baltimore puede dar la “sorpresa” gracias a su gran defensiva y el ataque terrestre, que cambió con el novato Lamar Jackson.
A principios de septiembre pronostiqué que los New Orleans Saints ganarían el Super Bowl y que Drew Brees sería nombrado MVP de la campaña regular y del “Super Domingo” en el majestuoso Mercedes-Benz Stadium, en Atlanta, Georgia.
Eso no ha cambiado.
Pero también pronostiqué que su rival en el Super Bowl LIII serían los Pittsburgh Steelers, que una vez más me han hecho quedar mal. Sus problemas son tan grandes como mi fe en ellos en años recientes.
Se fue Le’Veon Bell, se va Antonio Brown y se queda Mike Tomlin. ¿Qué más le puede salir mal a los Steelers?
En fin, ese será tema de otra columna.
Hay otro miembro de la División Norte de la AFC que tiene todos los papeles en regla que lo acreditan como contendiente: los Baltimore Ravens.
El equipo del coach John Harbaugh se reinventó y lo hizo con sólo volver a la bases, léase montar una defensa de miedo y correr el balón, los dos elementos más primitivos del football.
Y todo comenzó el 18 de noviembre, cuando Harbaugh se vio en la necesidad de suplir al veterano y lesionado Joe Flacco (quarterback con el que el coach tiene su único anillo de campeón) con el novato Lamar Jackson.
Baltimore terminó la campaña regular con el segundo mejor ataque terrestre de la NFL, al promediar 152.6 yardas por partido. De hecho, los Ravens acumularon 2,441 yardas por tierra, que ahora ocupan el segundo lugar en la historia de la franquicia.
Pero en los últimos siete juegos del calendario ─en los que Jackson fue el titular y terminaron con marca de 6-1─, Baltimore apiló 1,607 yardas terrestres (promedio de 229.6), lo más alto en la liga y 417 por arriba de Seattle, su más cercano perseguidor.
En esas siete semanas, Jackson aportó 556 yardas y el también novato (y no reclutado en el Draft) Gus Edwards sumó 654.
Edwards terminó la campaña regular con 718 yardas en apenas 11 juegos, luego de ser promovido de la escuadra de prácticas en la Semana 6.
Y luego está esa defensa.
La de los Ravens terminó como la mejor de la liga al permitir apenas 292.9 yardas por partido. Baltimore fue segundo en la NFL al aceptar 17.9 puntos por juego, detrás de los 17.7 de los Chicago Bears.
Bajo las órdenes de Don Martindale (ex coach de linebackers), en su primer año como coordinador defensivo, los Ravens fueron terceros en tercer down (34.1% de efectividad), cuartos en yardas por tierra (82.9) y quintos en yardas aéreas (210.0).
Es apenas la segunda vez que Baltimore termina la campaña como la mejor defensa de la liga, pero la octava ocasión que está en el Top 10 en los 11 años de John Harbaugh como coach.
Ahora su equipo jugará como local un partido de postemporada en el M&T Bank Stadium por primera vez desde 2012, cuando Baltimore ganó el Super Bowl XLVII.
En la NFC están, por supuesto, los Saints. El mejor equipo de la liga de principio a fin del calendario regular, con un Drew Brees en plan maestro y únicamente enfocado en ganar su segundo Super Bowl.
Brees completó 364 de sus 489 pases para un irreal porcentaje de 74.4, el más alto en la historia de la liga. Con rating de 115.7, también fue líder en 2018.
Con armas como el receptor Michael Thomas (125 recepciones y 1,405 yardas) y los corredores Alvin Kamara y Mark Ingram, y una defensa oportunista (24 intercambios de balón) el equipo del coach Sean Payton es el más balanceado de la NFL.
Sí, ya sé que allá afuera están Belichick, Brady y esos Patriots, que me pueden arruinar este pick, pero a menos que en los Playoffs se transformen en lo que fueron la campaña pasada, este año no se han comportado como contendientes.
Y los Ravens, sí.