De Muhammad Ali a Colin Kaepernick: las caras que dieron forma a las protestas deportivas
Desde 1947, cuando Jackie Robinson rompió la barrera de color en MLB, múltiples deportistas afroamericanos han sido vocales durante protestas raciales.
Con la profesionalización del deporte estadounidense, la cual inició en la MLB durante el siglo XIX, vino un complicado proceso para que los atletas afroamericanos tuvieran las mismas oportunidades que los deportistas blancos.
A pesar de los eventos aislados protagonizados por el éxito de Jesse Owens en los Juegos Olímpicos de 1936 (celebrados en la Alemania nazi) y el debut de Jackie Robinson en las Mayores en la campaña 1947 (con lo que se terminó una barrera racial de 50 años en MLB), las protestas de carácter racial estuvieron lejos de ser la norma previo a 1965, año en el que se abolieron las leyes Jim Crow, legislaciones que permitían un trato diferente a las personas por su origen étnico.
De acuerdo con el Chicago Tribune, solo se documentan tres importantes manifestaciones previo a esa fecha. En 1959 Elgin Baylor declinó a jugar con los Lakers tras ser discriminado en West Virginia; un par de años después, Bill Russell y los elementos afroamericanos de los Celtics optaron por no jugar en Kentucky tras ataques raciales y en 1965, el Juego de las Estrellas de la AFL (ahora la AFC de la NFL) cambió de sede después de que 21 jugadores no recibieron un trato digno en New Orleans.
En 1966, ya con la abolición de las leyes segregacionistas, Muhammad Ali protagonizó la primera protesta racial mediática por parte de una estrella deportiva norteamericana. El pugilista declinó a participar en la guerra de Vietnam y argumentó motivos religiosos. Como represalia, fue vetado del boxeo internacional por tres años y perdió sus títulos.
Consecuencia de las medidas contra Ali, un grupo de deportistas negros comandado por Jim Brown, Bill Russell y Kareem Abdul-Jabbar protestaron en Cleveland por la determinación. Cinco años después, la Suprema Corte retiró todos los cargos contra el peleador.
La década de los sesenta también vio el nacimiento de la ideología Black Power; la cual dio lugar a una de las manifestaciones deportivas más importantes no solo en Estados Unidos, sino a nivel mundial. En los Juegos Olímpicos de 1968, Tommie Smith y John Carlos levantaron un puño como señal de protesta tras ganar las medallas de oro y bronce en la prueba de 200 metros.
Su acto, realizado cuando se entonaba el himno nacional estadounidense, les valió ser expulsados de la delegación norteamericana en México y a su regreso a USA, recibieron amenazas de muerte.
Para ese mismo evento, Abdul-Jabbar declinó a integrarse al representativo de Estados Unidos de basketball como protesta contra Avery Brundage, entonces líder del Comité Olímpico Internacional, acusado de declaraciones racistas y antisemitas.
La NCAA tampoco se mantuvo al margen de los problemas raciales y las consecuentes protestas. En 1969 14 jugadores negros fueron expulsados del programa de football de Wyoming tras planear una manifestación contra BYU después de que elementos de la escuela de Utah usaron insultos raciales.
Un año después, nueve elementos de Syracusse optaron por no jugar la campaña de football ante la ausencia de representación en el cuerpo de entrenadores de la institución. En 1989, John Thompson, entrenador de Georgetown, no se presentó a un encuentro contra Boston College después de que NCAA implementara la proposición 42, regla que exigía un estándar académico mínimo a los estudiantes para poder jugar; Thompson alegó que dicha normativa afectaba en su mayoría a atletas afrodescendientes.
Además de los casos previamente mencionados, la NBA tuvo sus propios problemas. En 1991 Craig Hodges intentó boicotear el primer juego de las Finales como consecuencia del caso Rodney King (el cual derivó en múltiples protestas en Los Angeles), pero no recibió apoyo.
Cinco años después, durante la ceremonia del himno nacional, Mahmoud Abdul-Rauf optó por mantenerse sentado mientras sonó "The Star-Spangled Banner", al cual calificó como un símbolo de opresión racial.
Cabe señalar que tanto Rauf como Hodges vieron considerablemente mermadas sus opciones en la NBA tras sus protestas.
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Black Lives Matter, profundamente ligado al deporte
El surgimiento del Black Lives Matter, producto del asesinato del adolescente Trayvon Martin en 2012, ofreció al deporte norteamericano la posibilidad de protestar de manera organizada.
Poco después del caso Martin, LeBron James y Dwayne Wade, entonces miembros del Miami Heat, protestaron por el crimen; en 2013, George Zimmerman, quien mató a Martin, fue absuelto del cargo de asesinato en segundo grado, lo que es visto como el inicio del BLM.
En poco menos de una década de existencia, más deportistas se han adherido al Black Lives Matter. Uno de los ejemplos más claros es el de Colin Kaepernick, quien se volvió la cara de las protestas de jugadores de la NFL que incluso desataron la ira del expresidente Donald Trump ─aunque recibieron menos atención mediática, en 2016 la WNBA también inició una campaña para señalar la injusticia racial en USA.
Al poner rodilla en tierra durante el himno nacional, Kaepernick inició un proceso que llegó a su punto más álgido en la campaña 2017, cuando las protestas en las ceremonias previas a los encuentros se volvieron la norma en la NFL y Trump cargó constantemente contra la liga.
Como producto de las manifestaciones, la NFL prohibió dichas demostraciones en 2018, aunque otro ataque racial, uno sucedido en 2020 cambió radicalmente la postura oficial de las ligas americanas con relación a las protestas raciales.
En mayo de 2020, en los albores de la pandemia por COVID-19, George Floyd fue asesinado a manos del agente policíaco de Minneapolis Derek Chauvin. El deceso de Floyd, documentado en un video, desató una nueva ola de protestas donde los atletas se involucraron particularmente de manera individual.
Sin embargo, en agosto de ese mismo año, en un ambiente hostil debido a las constantes desestimaciones de Trump contra el BLM, el ataque de policías de Kenosha, Wisconsin, contra Jacob Blake, despertó un movimiento multitudinario en múltiples organizaciones americanas.
El primer club que condenó el ataque racial fue Milwaukee Bucks, quienes declinaron a jugar su encuentro de postemporada contra Orlando Magic. Después del equipo de Wisconsin, la NBA aplazó sus encuentros y se desencadenaron una serie de protestas en MLS, MLB y WNBA.
Incluso la tenista Naomi Osaka optó por no jugar las semifinales del torneo Cincinnati 1000 debido al ataque. "Antes que una atleta soy una mujer negra. Y siento que hay asuntos mucho más importantes que necesitan atención inmediata en vez de verme jugar al tenis", señaló.