Se busca quarterback para Patriots, Parte II
Con básicamente los mismos wide receivers y tight ends que tuvo Brady, New England promedió apenas 180.6 yardas aéreas en 2020.
Incluso con uno de los peores (¿el peor?) cuerpos de receptores que ha tenido en su carrera, Tom Brady y la ofensiva aérea de los Patriots promediaron 247.6 yardas por juego en la campaña 2019, octava mejor de la NFL.
Con básicamente los mismos wide receivers y tight ends, New England ─con Cam Newton en los controles─ promedió apenas 180.6 yardas aéreas en 2020, léase la ofensiva por aire número 30 de la liga.
Ese promedio fue el más bajo para los Patriots desde 1992, cuando su ofensiva aérea generó apenas 127.1 yardas por juego, en una liga muy, muy diferente a la que ahora conocemos, con más balance y compromiso por el juego terrestre.
En esa campaña, el equipo del entonces coach Dick MacPherson tuvo que usar a cuatro quarterbacks: Hugh Millen, Scott Zolak, Tom Hodson y Jeff Carlson.
Al final de la temporada 1992, los Patriots despidieron a MacPherson y firmaron a Bill Parcells.
Cam Newton obviamente no es el quarterback para la ofensiva de Josh McDaniels.
Por más ajustes que hizo el coordinador ofensivo de New England para tratar de hacer sentir cómodo a Cam, los resultados en el campo eran una desgracia.
Newton completó 65.8 por ciento de sus pases, con apenas ocho touchdowns, 10 intercepciones y rating de 82.9, vigesimoctavo entre los quarterbacks titulares.
Los Patriots, según reportes, no han desechado la idea de firmar a Newton por una temporada más, pero definitivamente Bill Belichick necesita otras opciones en la posición más importante.
De hecho, New England hizo contacto con los Detroit Lions y Philadelphia Eagles para explorar la posibilidad de un trade por Matthew Stafford y Carson Wentz, respectivamente, reportó The Athletic.
Esos dos trenes ya se fueron. Stafford fue enviado a los Rams y Wentz a Indianapolis.
Por si fuera poco, se supo que Stafford le dijo a los Lions que aceptaría irse a cualquier equipo, menos a los Patriots.
No, eso de las relaciones públicas no se le da a Belichick, quien en el primer año de la era post-Brady no la pasó nada bien, con su primer récord perdedor desde que llegó a New England, en el 2000.
La amarga partida de Brady, el “retiro” de Rob Gronkowski y otros ex jugadores que no se han expresado nada bien de su paso por New England, parecen ser motivos suficientes para que otros agentes libres dejen de ver a los Patriots como un destino atractivo para continuar con sus carreras.
¿Jugar con Brady en Tampa Bay o con Belichick en New England? La respuesta es muy sencilla.
Todavía hay algunos otros veteranos que seguramente interesan a los Patriots, como Deshaun Watson (si efectivamente no continúa en Houston), Dak Prescott (si no se arregla con los Cowboys), Sam Darnold (Jets), Marcus Mariota (Raiders), Teddy Bridgewater (Panthers) y Jimmy Garoppolo (49ers).
Si Belichick y compañía no pueden firmar a ninguno de ellos, entonces quedarse un año más con Newton y reclutar un quarterback con el pick 15 en la primera ronda del Draft debe ser la ruta a seguir.
Y ese quarterback podría ser Mac Jones, de Alabama.
Belichick ha seleccionado a otros jugadores del Crimson Tide y tendrá toda la información que necesite de primera mano, pues tiene una excelente relación con el coach de Alabama, Nick Saban.
La última campaña de Jones en Bama fue espectacular: 77.4% de efectividad, 41 touchdowns y solo cuatro intercepciones.
La transición al futbol profesional podría ser más sencilla en la ofensiva de McDaniels y Jones está acostumbrado al régimen militar de Saban.
Buffalo, con Josh Allen, es el equipo a vencer en el Este de la AFC. A Belichick le urge un nuevo quarterback franquicia o rápidamente pasará del tercero al último lugar de la División, después de 20 años de dominio y seis campeonatos con Tom Brady.
Para ello, el coach Belichick debe ser más agresivo esta vez.
¿Quién dice yo?