Se cumplen 30 años del No-Hitter de Fernando Valenzuela
El serpentinero mexicano lanzó su único no-hitter en Grandes Ligas el 29 de junio de 1990 en contra de St. Louis Cardinals
De su décima campaña en la Gran Carpa, hay una esférica que Fernando Valenzuela aún conserva entre sus artículos. Su valor va más allá del cuero blanco y las 108 costuras escarlatas. Precisamente, esa pelota lo remonta 30 años atrás, al juego sin hit ni carrera del 29 de junio de 1990, en contra de St. Louis Cardinals. El único de su trayectoria.
Momentos antes de tomar el montículo frente a los 38,583 fanáticos que atestiguaron un pedazo de la historia en el Dodger Stadium, Fernando se enteró de que su excompañero Dave Stewart (Oakland Athletics) dominó a Tony Fernández de Toronto Blue Jays, con dos outs en la novena baja, para conseguir el primer No-Hitter de aquel día en la Gran Carpa.
Los mejores años del “Toro” con el brazo parecían haber quedado atrás. Su récord en la temporada apenas le daba cinco victorias y seis derrotas, incluida la de su última salida en Cincinnati donde le permitió ocho carreras limpias a los Reds. También, llevaba tres temporadas al hilo sin ser reconocido para el All Star.
“Cuando me mencionaron que ya Dave Stewart había lanzado un juego sin hit ni carrera, me dio gusto —porque yo lo conozco, él había estado con nosotros, con los Dodgers y después de pasar por otros equipos, finalmente estuvo con Oakland, que fue donde tuvo ese juego sin hit ni carrera”, recordó el mexicano en una entrevista de 2015 a Fernando López, de ESPN. “Para mí fue algo bonito, el sentimiento, el saber, cuando me lo comunicaron, que él había lanzado un juego sin hit ni carrera”, continuó Valenzuela.
Una vez que calentó el brazo en la loma del Dodger Stadium, Valenzuela bromeó: “Bueno, ustedes ya vieron uno en televisión, ahora van e ver uno en vivo”, contó Valenzuela hace cinco años a ESPN.
Esa misma temporada, su última con los Dodgers, Valenzuela permitió la mayor cantidad de carreras limpias en la Liga Nacional por primera vez en su trayectoria de 17 calendarios. No obstante, una vez que el sonorense dominó al patrullero Vince Coleman para abrir el primer episodio no hubo vuelta atrás.
Pedro Guerrero logró enbasarse con un elevado precipitado al jardín izquierdo. El anotador oficial reconoció el error de Kirk Gibson y tres lanzamientos después, Valenzuela había dominado la entrada. Las próximas cinco entradas se fueron de manera perfecta. Valenzuela puso en jaque a la ofensiva de los Cardinals y retiró de manera consecutiva a 15 bateadores otorgando cuatro ponches.
Entre las imágenes que aún conserva de aquella noche Valenzuela, no sólo está su labor en el centro del diamante: “[…] para lanzar un juego sin hit ni carrera necesitas del apoyo de la ofensiva, hacer carreras”, señaló humildemente el serpentinero zurdo.
Tras seis episodios completos Lenny Harris ya había anotado dos veces gracias a los fundamentos. La primera carrera llegó luego de un elevado de Hubie Brooks hacia la banda derecha y la segunda fue cortesía de un toque de pelota de Stan Javier. Brooks desquitó la madera en la sexta baja y, con un cuadrangular solitario, puso a los locales con ventaja de tres.
Nuevamente en la la loma, por los últimos nueve outs, Valenzuela inició a buen paso, pero sufrió un tropiezo: regaló dos bases por bola de manera consecutiva a Pedro Guerrero y a Todd Zeile. Corredor en la intermedia y la inicial, Valenzuela dominó a Terry Pendleton con un elevado profundo al jardín izquierdo y que logró avanzar a Guerrero a 90 pies de la registradora.
El juego sin hit ni carrera peligraba y Valenzuela estaba consciente de ello. “La verdad es que uno siempre se da cuenta. Porque el que diga que no se da cuenta es que no está concentrado en el juego, no está viendo lo que está sucediendo en el juego. Pero yo creo que todos los lanzadores están pendientes. De que no crean lo que va a suceder, eso ya es otra cosa, pero cuando ya pasa el quinto o el sexto inning, empiezas a ponerle más atención, porque ya falta poco y está cerca del juego sin hit ni carrera”, mencionó a López.
Con corredores en las esquinas, el lanzador solo tiró una vez más y José Oquendo abanicó. La esférica se dirigió a la tercera almohadilla y Harris, una vez más, ayudó a Valenzuela y cruzó el tiro hacia la inicial con Eddie Murray para colgar el séptimo cero de la noche.
El estirón de la séptima entrada le ayudó a Valenzuela y también al resto de la novena. El propio lanzador conectó un imparable hacia la banda contraria. Harris lo adelantó hacia la segunda colchoneta con otro hit y Gibson, después de un sacrificio de Javier que avanzó al “Toro” y a Harris, trajo al plato a ambos corredores con un sencillo para una cómoda ventaja de cinco pasos adelante.
Un cuadrangular solitario de Juan Samuel y tres outs después, Valenzuela volvió para cerrar el encuentro. Vince Coleman se congeló abanicando el quinto lanzamiento sin encontrar la pelota en el aire. Willie McGee esperó pacientemente y dejó correr su turno al bate; Valenzuela tiró cuatro malas y le regaló el pasaporte. Una vez más, Valenzuela se enfrentó ante Pedro Guerrero, su excompañero de equipo en Los Angeles por ocho años.
Guerrero, que cumplía años ese día, estaba a un strike sucumbir ante Valenzuela. En el envío 119 de Fernando hacia Mike Scioscia, Guerrero logró chocar la pelota con la madera y la prendió de línea hacia Valenzuela. El mexicano alcanzó a desviar la esférica con el guante y ésta, para su suerte, cayó a la segunda colchoneta. Samuel estaba perfilado y sacó soltó la asistencia rumbo a la inicial: “si tiene un sombrero, tírelo al cielo”, clamó Vin Scully, cronista oficial de los Dodgers al concretarse el segundo juego sin hit ni carrera de la noche.
En el juego 314 de su carrera con Los Angeles Dodgers, Fernando Valenzuela selló el más atractivo capítulo de su carrera que en un inicio llamaron “Fernandomanía”.