Jimmy Garoppolo impávido ante interés de 49ers en Tom Brady
El quarterback de San Francisco comprende por qué el equipo consideró sumar al veterano ganador de seis Super Bowls.
Antes de que Tom Brady llegara a Florida, incluso antes de su salida oficial de los Patriots, muchos apuntaban a San Francisco como el destino más probable del ganador de seis anillos de Super Bowl. Era un movimiento lógico después de todo.
San Francisco tenía mucho que ofrecerle a Brady, un lugar cerca de casa, un equipo competitivo y recién llegado al Super Bowl, una defensiva que le quitaría un mundo de presión. Sólo había un obstáculo llamado Jimmy Garoppolo.
Pero cuando se trata de Brady y de aspirar a un Super Bowl que ha esquivado a la Bahía desde 1994, incluso Garoppolo entiende porqué el equipo volteó en dirección del hombre de casi 43 años. Y no le molestó.
“Esto es la NFL. Existe competencia”, declaró Garoppolo el martes en una entrevista con The Athletic. “Todos intentan armar el mejor equipo posible. Y esa es simplemente la realidad”.
La postura de Garoppolo es honesta y demuestra que a sus 28 años ya tiene un pleno conocimiento del aspecto empresarial de una liga que suele ser implacable al momento de tratar la carrera de los jugadores como meras fichas de cambio.
Sorprende aún más al considerar el hecho de que Garoppolo no permitió que el fantasma de Brady lo volviera a acosar después de pasar tres años en la banca bajo su sombra. Esto es fácilmente explicable desde dos puntos de vista.
El primero es devolverle la cortesía al coach Kyle Shanahan y al gerente general John Lynch.
“Lo único que puedo decir de toda esta situación es que Kyle y John fueron muy honestos conmigo todo el tiempo”, dijo Garoppolo. “Ese es su trabajo ─armar al mejor equipo posible y es algo que debes respetar. Así que mientras haya honestidad y confianza, los respeto. Los adoro. Será un año muy divertido”.
La segunda opción, y la más factible, es que Garoppolo está consciente que mientras no haya demostrado indiscutiblemente que puede hacer el trabajo de poner un nuevo Lombardi en las vitrinas de San Francisco, su trabajo estará en entredicho. Y mientras eso no cambie, lo más lógico es mantenerse en la gracia de las personas de las que depende su trabajo y hacer relaciones públicas que lo proyecten, dentro y fuera del equipo, como a alguien capaz de lidiar con las situaciones de presión.