Yasiel Puig tiene otras prioridades que su contrato
El controversial jardinero entiende el momento que se atraviesa a nivel mundial como para preocuparse por algo tan mundano como el baseball.
Dentro del diamante, Yasiel Puig proyecta la imagen del pelotero despreocupado, imprudente por momentos, un tipo capaz de hacer la más increíble de las jugadas... o la más absurda. Fuera del diamante, el jardinero cubano es todo lo contrario, consciente del momento y de las prioridades como pocos.
Por decirlo de la manera más clara posible, Yasiel Puig no tiene trabajo y no le importa. Lo que sí tiene, y resulta mucho más importante en la actualidad global, es consciencia, una fe inquebrantable y un sentido de propósito. Cualidades que resultan mucho más útiles y esperanzadoras que la capacidad para conectar cuadrangulares panorámicos.
“Todos saben que no tengo equipo ahora mismo, pero eso no me preocupa”, dijo Puig en una reveladora entrevista con el diario El Nuevo Herald, de Miami. “Estamos en tiempos de pandemia, que es mucho peor que Yasiel Puig no tenga equipo. Algún día firmaré. No sé con qué equipo, pero no es hora de pensar en el béisbol”.
Aguerrido dentro del terreno, el cubano con pasaporte mexicano demostró que lo es mucho más fuera del campo. A través de su fundación The Wild Horse, Puig dedica a tiempo y recursos para apoyar a trabajadores de salud y centros médicos en el área del sur de Florida, con la misma —o mayor— intensidad con la que corre tras un elevado.
“Hago esto de corazón, no para que nadie piense, ni la gente ni los equipos, que hago esto por propaganda”, comentó el extoletero de Dodgers, Reds e Indians. “Siento de corazón que deberíamos apoyar a estas personas que pasan 24 horas en los hospitales sin poder descansar ni ver a su familia, que luchan para salvar a otras personas.
“No se trata de ser un Superman ni lo que vemos en la tele, sino los que trabajan en los hospitales son los verdaderos héroes”.
¿Y como se les llama a las personas que ayudan a los héroes? Seguramente merecen el mismo calificativo.
Acostumbrado a tener una sólida base de simpatizantes, y detractores por igual, la labor de Puig no debe pasar desapercibida. Cuando muchos otros en su posición se refugian dentro de sus mansiones a esperar su próximo millonario cheque en el buzón, Puig está en la calle con cubrebocas y guantes abasteciendo hospitales.
No hay un cheque en el buzón, y no llegará pronto. Sabe que tendrá su momento, pero primero hay otras cosas que atender.
“Hay cosas peores que yo no tenga equipo. He jugado bastantes años y sé que voy a tener un equipo cuando esto termine”, declaró.
Un toletero de 29 años con las condiciones, y el carisma, de Puig siempre tendrá ofertas, él lo sabe y se da puede dar el lujo —y el tiempo— para encontrar la mejor situación. Por eso es que rechazó una primera oferta de los Marlins.
“Pedí un poco más para jugar delante de mis cubanos, cerca de mi patria”, comentó. “Estuve seis años con los Dodgers y allá es otra afición. Allá mis mexicanos me adoran, me aprecian. No tengo que batear de 5-5”.
En Miami sí.
“(Aquí) en vez de ayudarte las personas te critican si no lo haces bien”, dijo. “No somos perfectos”.
No dentro del terreno. Fuera de los diamantes, la labor que realiza Puig sí lo es.