Lo bueno, lo malo y lo feo de la semana 13 de la NFL
Los Philadelphia Eagles se rehúsan a aprovechar todas las oportunidades que Dallas se empeña en darles.
Lo bueno
Por cuestiones de derechos, este espacio no se puede llamar “El Show de Lamar Jackson”, aunque difícilmente alguien objetaría. Tampoco le corresponde el honor a James Washington ni sus tres espectaculares recepciones ni a DeVante Parker o Derrius Guice por sus irrelevante -aunque notables- juegos de despegue en la liga. Lo mejor será optar por la consistencia en un equipo relevante.
Y nadie ha sido más consistente y ningún equipo se ha abierto más espacio en su camino a la relevancia que Derrick Henry y los Titans, que ya hicieron sentir su presencia en el panorama de playoffs de la Conferencia Americana.
El domingo Henry ganó 149 yardas terrestres con un touchdown para guiar a los Titans a su tercer triunfo consecutivo, colocándose a tan solo un criterio de desempate del último boleto a playoffs en la AFC.
Por sí sola, la actuación de Henry ante los Colts es impresionante, si se toman en consideración sus números durante la racha victoriosa de Tennessee, el rendimiento es simplemente increíble.
El “Tractorcito” está convertido en una auténtica aplanadora. En sus últimos tres juegos tiene 496 yardas por tierra, 165 por juego y cinco touchdowns por la vía terrestre. Sí, buena parte del crédito de la transformación de los Titans se le dirige a Ryan Tannehill, pero es absurdo pensar que Tennessee sería relevante a estas alturas sin el despegue de Henry.
El back de cuarto año ha sido imposible de derribar con 7.3 yardas por acarreo y si sus actuaciones previas habían sido desacreditadas por ser ante Jacksonville y Kansas City, el domingo se convirtió en el primer corredor en superar las 100 yardas ante los Colts en 30 juegos.
Lo malo
Con su triunfo sobre los Cowboys la tarde del jueves, los Buffalo Bills envolvieron para regalo la división NFC Este y se la entregaron en la mano a Philadelphia. El domingo, los Eagles tomaron el presente y, sin abrirlo, lo tiraron a la basura.
Philadelphia no pretende aceptar ningún regalo, puede tirar su temporada a la basura sin ayuda de nadie como lo demostró en su viaje del domingo a Miami, uno de los peores equipos de la NFL pero que demostró lo que los Eagles se han negado a enseñar durante toda la temporada: voluntad.
A pesar de la derrota, los Eagles (5-7) se mantienen apenas un juego detrás de Dallas en la NFC Este y tienen frente a ellos el calendario más fácil de toda la NFL con duelos pendientes ante Giants (dos veces), Redskins y, el partido que podría definirlo todo recibiendo a los Cowboys.
Sin embargo, Carson Wentz y compañía ya dejaron bien en claro que con ellos no hay ninguna garantía que valga. Ir a Miami con una defensiva medianamente decente y salir de ahí con la cola entre las patas y con 37 puntos a cuestas es suficiente para cocinar a los Eagles y quitarles cualquier beneficio de la duda el resto de la temporada.
Philadelphia tiene tres derrotas consecutivas y ha perdido cinco juegos por ocho puntos o menos, lo que significa que se trata de un equipo que sabe competir en una liga donde eso rara vez es suficiente.
Lo feo
Los Chargers volvieron a escapar de las garras del triunfo gracias a una tontería autoinfligida en los últimos segundos del encuentro en Denver. Sin embargo, ese patrón ha sido tan repetitivo que ya difícilmente encaja en el criterio de noticia.
La actuación más fea de la semana, sin embargo, también corresponde a la AFC Oeste en donde recientemente los Raiders se distinguen por un característico y nada placentero hedor. Que los Raiders apesten en defensa no es sorpresa para nadie. Que no sean capaces de causar absolutamente ningún daño es revelador.
Derek Carr encontró a su tocayo Carrier para un touchdown de 4 yardas a 39 segundos del final para frenar con una racha de nueve cuartos sin un touchdown. Eso significa más de dos juegos completos.
A pesar de un evidente déficit de talento ofensivo, los Raiders habían sido capaces de poner puntos en la pizarra con cierta consistencia hasta que se hundieron en este profundo bache reciente. Lo más sorprendente es la competencia contra la que ocurrió: Bengals (27), Jets (20) y Chiefs (19). Difícilmente los Monstruos del Midway del 85.
Los Raiders se desvanecen lentamente del panorama de playoffs en el peor momento posible luego de agradables sensaciones de progreso en la primera parte del calendario, y los problemas únicamente se acumulan en el escritorio del coach Gruden, quien no solo debe encontrar la manera de parchar a una defensiva completamente rota, sino de inyectarle vida a una agónica ofensiva.