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#NFL100

Bennet Omalu: El doctor que transformó a la NFL

Los descubrimientos del médico de origen nigeriano están cambiando para siempre la forma en que se practica el football a todos los niveles.

Estados Unidos
NEW YORK, NY - DECEMBER 16:  Dr. Bennet Omalu attends the "Concussion" New York premiere at AMC Loews Lincoln Square on December 16, 2015 in New York City.  (Photo by Jim Spellman/WireImage)
Jim SpellmanWireImage

Un infarto cardiaco fue la causa oficial de muerte en septiembre de 2002. La realidad es que Mike Webster, tal vez el mejor centro que haya visto la NFL en 100 años de historia, murió de dolores crónicos, depresión, adicción a sustancias controladas, soledad, deudas y los fantasmas que, uno a uno, entraron a su cabeza durante 245 juegos de una brutalidad incesante.

Sí, tal vez el corazón de Webster lo abandonó. Pero su mente lo hizo primero.

Webster, el último de los 22 jugadores que fueron parte de los primeros cuatro Super Bowls de los Pittsburgh Steelers, fue el último en retirarse y el primero en morir. Pero su partida no fue en vano. De hecho, el deceso de Webster tal vez haya sido más influyente para la NFL que su vida. Y eso es mucho decir.

Después de realizarle la necropsia al cuerpo de Webster, el médico forense del condado de Allegheny, el neuropatólogo Bennet Omalu, decidió analizar a fondo el tejido cerebral de “Iron Mike”. Sus hallazgos se convirtieron en tres letras fatídicas para la NFL: CTE.

La encefalopatía traumática crónica (CTE por sus siglas en inglés) que descubrió Omalu en el tejido cerebral de Webster ha cambiado la manera en que se practica el football en todos los niveles. Omalu concluyó que la degeneración neuronal registrada en el legendario miembro de los Steelers fue producto de los múltiples impactos a la cabeza durante su carrera como jugador, en una era en donde el deporte era más brutal y el equipamiento mucho más frágil.

La NFL trató primero de desmentir y posteriormente de silenciar a Omalu. Pero con el tiempo, la evidencia fue cada vez más contundente. A los hallazgos detectados en Webster le siguieron los casos de otros jugadores que habían muerto a edad prematura: Justin Strzelczyk (36 años) y Andre Waters (44) fueron los primeros casos. La lista creció a nombres mucho más prominentes como Dwight Clark, Ken Stabler o Earl Morrall.

Aaron Hernandez, Junior Seau y Dave Duerson se suicidaron y análisis posteriores revelaron la presencia de CTE. Lo mismo con Jovan Belcher, el infame linebacker de los Chiefs que se quitó la vida en el estacionamiento de Arrowhead Stadium horas después de asesinar a su pareja.

No fue sino hasta 2009, siete años después del deceso de Webster, que la NFL reconoció el vínculo entre las conmociones ocurridas durante un partido y los efectos neurológicos a largo plazo. A partir de ese momento, la liga comenzó a tomar medidas para evitar más casos, que eventualmente, le estaban costando cientos de millones de dólares en demandas.

Quedó instaurado el protocolo de conmoción que le prohíbe a un jugador volver al campo sin antes pasar una serie de exámenes médicos, los feroces golpes casco a casco, especialmente de los safeties, son pecado mortal, ir con la corona del casco o golpear a un portabalón desprotegido en el área de la cabeza. Es sancionado.

El CTE, cuyos síntomas son una mezcla de demencia y Alzheimer, afecta el estado de ánimo, las emociones y algunas funciones motrices, le restó brutalidad y agresividad al football. Creó conciencia entre los jugadores más jóvenes que se retiraron por temores de salud a largo plazo como Chris Borland y Eugene Monroe, y ha alejado a algunos prospectos del football hacia otros deportes.

Los descubrimientos médicos de Omalu han transformado tanto o más al football como cualquier formación ofensiva, coach o directivo. La diferencia es que, a los ojos de muchos, el legado de Omalu es visto con desprecio y desdén.