Champ Bailey: La esquina a un callejón sin salida
Durante 15 temporadas, Bailey estableció los estándares de calidad para un cornerback en la NFL y dejó una huella difícil de borrar.
Champ Bailey siempre tuvo la capacidad atlética. Dotado con agilidad y versatilidad, velocidad y coordinación, su camino al estrellato nunca estuvo en duda. Fue su humildad por mantener los ojos bien abiertos y los oídos bien atentos, sin embargo, lo que iluminó su camino a la inmortalidad.
El próximo sábado, Champ Bailey se convertirá en el primer jugador defensivo en la historia de los Broncos en ingresar al Salón de la Fama del football. También será apenas el quinto cornerback en la historia en alcanzar la inmortalidad en su primer año de elegibilidad, uniéndose a Mel Blount (1989), Darrell Green (2008), Rod Woodson (2009) y Deion Sanders (2011). Compañía exclusiva.
Designado All-American y ganador del trofeo Bronko Nagursky en 1998, el talento de Bailey era incuestionable una vez que los Washington Redskins lo convirtieron en la séptima selección global de 1999.
No pudo caer en un mejor lugar.
Bajo la tutela de Green (39 años) y Sanders (32), el novato tuvo tutoría envidiable que le enseñó desde los secretos más oscuros de la posición y de la NFL en general. Como resultado, Bailey terminó su carrera de 15 años con 12 viajes al Pro Bowl, cuatro designaciones como primer equipo All-Pro (ocho en total) y el liderato histórico de la liga en pases defendidos.
“Me tomaron desde temprano, antes de que pudiera aprender muchos de los malos hábitos”, dijo Bailey sobre Green y Sanders, en enero pasado cuando se dio a conocer su selección entre los inmortales.
“Era muy atlético, pero para jugar de corner, debes ser un jugador con muy buenos fundamentos. Eso fue lo que me enseñaron. A ser yo mismo, pero también a siempre tener un plan”.
Bailey ideó un plan y se apegó a él durante década y media, los últimos 10 años de su carrera en Denver, en donde estableció los parámetros para la posición, interceptando 21 pases en sus primeras tres temporadas con los Broncos, cada una de ellas coronada con un nombramiento de All-Pro.
Pero Bailey fue más que velocidad y coordinación, tenía unas manos envidiables para un jugador defensivo, disciplina que rara vez le valió castigos, un sentido de anticipación y, a diferencia de muchos en su posición actualmente, una disposición para ir al contacto.
“Lo hizo todo de la manera correcta. Era un líder”, dijo Steve Atwater, legendario safety de los Broncos en la década de 1990 y que sigue a la espera de su llamado en Canton. “Tuvo un impacto en jugadores que siguen estando en el equipo, y creo que eso continuará sucediendo. Ven la carrera de Champ Bailey y dicen: ‘Ese es el tipo de jugador que quiero ser’”.
Un inmortal.