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SIXERS 112-114 CELTICS

Los Celtics derrotan al Proceso y se citan con los Cavs de LeBron

Tremendo partido en el TD Garden, lleno de volteretas, dramatismo y un final de infarto. Reedición de la final del Este de la temporada pasada.

Estados Unidos
Los Celtics derrotan al Proceso y se citan con los Cavs de LeBron
Maddie MeyerAFP

No hay palabras que describan a cabalidad la definición de la serie entre Boston Celtics y Philadelphia 76ers. Partido volcánico, imprevisible, irresistible, ese sello indeleble de playoffs; vintage, de colección. Los Celtics reeditarán la final del Este del año pasado contra los Cavaliers de LeBron, los imparables Cavs del Rey, accionados en modo . Para ello, debieron someter al Proceso que abanderan Ben Simmons y Joel Embiid, un valeroso equipo que juega con las granadas atadas al cuerpo y el cuchillo entre los dientes. Noche grandiosa para honrar al TD Garden. A los playoffs. Al baloncesto.

Así se vivió la narración en vivo del partido

El intercambio de golpes no cesó en ningún momento. Bombazos por doquier, indiscriminados. Fuego a discreción. El primer cuarto "solamente" nueve intercambios en el mando. El partido consistió en pequeños 'momentums', diminutas rachas que se caían cuando McConnell ensayaba desde fuera del perímetro o Tatum hacía añicos el aro con asistencias por encima de la cabeza de Smart. Baynes también pasó lista cuando, como un bólido, llegó al aro para coronar una plegaria de Tatum. No está Irving, con las rodillas hechas trizas desde febrero, pero a los Celtics industriales los carga las máquinas excavadoras de tierra de Baynes, Horford, el arte de Tatum y el oportunismo de Brown. 

Comenzó pronto el recital de Embiid. Repertorio a plenitud: danza sobre la pintura, una colección de fadeaway inspirada en Nowitzki, duelo de gladiadores contra Horford y algún desatino desde el paredón de libres. Entre tanto, Simmons encontró cómo abrir los mares, Redick aprendió a picar el pase, y Philadelphia lució baloncesto de terciopelo: el Proceso tiene lentejuelas, argumento y sustento. Pero Rozier, cuando el tiempo expiraba, dejó pasar a Convington y, alzó las puntillas, estiró los brazos, arqueó las manos y la pelota, trayectoria salvaje, se acunó en las redes. ¡BANG! Triplazo para llegar al entreacto con los nervios de punta y la frecuencia cardiaca en niveles de intervención quirúrgica. 

Al medio tiempo, ambos equipos superaban el 50% de campo. El festival de puntos siguió mientras el margen de maniobra se ensachaba y el riesgo de ataques cardiacos aumentaba. Abrió brecha Boston con triples de Rozier, Brown y Tatum (23+3+4), pero una bomba croata de Saric, el factor X de los Sixers (27+10+4) acercó el partido al fuego lento. JJ Redick, una premonición, confirmó la resurrección. El Proceso vivía. Y entonces, la insania. Horford, en perpetua batalla cuerpo a cuerpo con Saric, y siempre victorioso (15+8+3), Ilyasova, triples y asistencias in-extremis, investido de sexto hombre por excelencia, y un nuevo triple de Saric que trajo el invierno al TD Garden. 109-109. Y entonces, Tatum arrebata a McConnell y despositó bajo el aro.

Los Sixers ya no tenían tiempos por pedir. Embiid falló su único duelo de la noche, contra el incombustible Baynes, Rozier recibió la falta intencional, convirtió desde el paredón. Tres segundos. Y JJ Redick, transición fulgurante, mira de francotirador, lanzó un triple de autor, firmado por Jordan. 112-113. Y el bucle se repitió: falta intencional, sin tiempo más, Smart erra el primer intento desde la línea, tira al fallo el segundo también eso equivocó y, acto seguido, en un pestañeo, apareció al otro lado del parqué para interceptar el 'Hail Mary' de Simmons. Ahí murió el Proceso y revivió la esperanza de los Celtics. Un final de reverencia para los briosos Sixers. El futuro es aquí.