Nick Foles gana el MVP del Super Bowl LII
El quarterback de los Philadelphia Eagles jugó un partido casi perfecto y fue la gran clave de su equipo para hacerse con el Lombardi Trophy.
Antes de volver a intentarlo por última vez en la NFL y con los Philadelphia Eagles, Nick Foles tenía decidido que se iba a retirar de la práctica del fútbol profesional. Fue en una excursión por el monte con su cuñado cuando tomó la determinación de darle una última oportunidad al deporte. En Philadelphia, ahora mismo, consideran ese viaje familiar a la naturaleza poco menos que la fecha a partir de la cual comenzar a contar en el calendario. Fue la epifanía absoluta de nada menos que un anillo de campeón de la NFL.
Porque Nick Foles se ha convertido en el MVP de la Super Bowl LII. El jugador que volvió a los Eagles, donde había brillado al principio de su carrera, para ser el suplente de Carson Wentz, ha rematado un mes de enero prodigioso, inolvidable, con una actuación en la gran final que nadie podrá olvidar.
Si nos cuentan que el quarterback suplente se iba a plantar en Minneapolis e iba a poder ganar a los New England Patriots jugando muy bien, nos habría costado creerlo. Si nos dicen, encima, que va a ser en un duelo de pistoleros en el que casi no hay defensas, peor. Y ya si sumamos que en frente estaría Tom Brady sumando 505 yardas, tres touchdowns y unos Patriots que no hacen ni un sólo punt en todo el partido... es que eso ya es milagroso.
Y milagrosa fue su actuación. Con valor y determinación en terceros downs. 373 yardas, 28 pases de 43 completados, tres touchdowns, algunos de ellos preciosos. No hay quien le pueda discutir que el trofeo es más que merecido.
Toda una historia de la Cenicienta. Nick Foles, el tipo al borde del retiro, el suplente, el que era el paño de lágrimas el día que Carson Wentz cayó lesionado, ha ganado el MVP de la Super Bowl LII siendo el mejor hombre de los Philadelphia Eagles que han conseguido el primer título de la era actual de la NFL. Ni en Hollywood.