Larry Fitzgerald pide empatizar y acabar con la injusticia racial
En un ensayo para The New York Times, el receptor de los Cardinals habla sobre la situación actual del país y pide justicia para las personas afectadas.
El receptor abierto de Arizona Cardinals, Larry Fitzgerald, reflexionó sobre los acontecimientos en Minneapolis —su ciudad natal—, derivados del asesinato de George Floyd el 25 de mayo, en un ensayo para la sección deportiva del portal de The New York Times, donde expresó que el silencio y la pasividad ante la situación de desigualdad racial crea complicidad por mantener el status quo.
En el texto, el jugador, que no pretende concientizar la existencia del problema pues da por hecho su existencia, señala que se debe prestar atención a las voces de los afectados, en este caso la comunidad negra, y actuar sobre ello.
“De la injusticia sistémica nace la desesperación y la desesperación raramente guía a un resultado saludable”, escribió el egresado de Pittsburgh. “No debemos permitir que los gritos de los que no han sido escuchados sean ignorados. Debemos actuar. Hay buenas personas que forman parte del sistema roto pero deben ir más allá de ellos mismos para crear el cambio que se necesita.”
Fitzgerald aclaró que no ve en los disturbios una vía de solución pero que sí comprende por qué se generan y que condena vigorosamente las condiciones que orilla a la gente a optar por esa solución, citando un fragmento de ‘The Other America’, discurso pronunciado por Martin Luther King hace más de 50 años (1967) en la Universidad de Stanford, en el activista por los derechos civiles expone su filosofía de no violencia.
"Nuestra necesidad intrínseca de ser entendidos intensifica nuestras reacciones. Nuestra desesperación de ser escuchados puede invalidar nuestro mejor juicio", sostiene.
Asimismo, Fitzgerald, una de las voces más respetadas en la liga, aclara que a pesar de no haber vivido de primera mano las brutalidades a su comunidad estaba al tanto de ellas y que le tocó ver "situaciones donde gente de color no recibió el mismo beneficio de la duda y el mismo respeto que se le daba a otros".
Los efectos de la injusticia
La ciudad de Minneapolis en la que creció no es la misma de las noticias, se lee en el texto. Los eventos de los días anteriores tienen a la ciudad, que en su infancia reconoció como pacífica y diversa, "de cabeza". La injusticia, la muerte, la destrucción, el dolor, la violencia, las protestas y los disturbios son señales de que el país y Minneapolis "no están saludables", precisa Fitzgerald.
"No nos estamos escuchando los unos a los otros. El retraso de nuestro invierno sigue representándose en corazones fríos y cuerpos inertes. El lenguaje de los ignorados ha roto el silencio y nuestra sordera voluntaria ha derivado en muerte y destrucción. Mientras nuestra nación ha batallado bajo el peso de una pandemia biológica, también vemos a nuestras comunidades avasalladas por la insidiosa enfermedad de la injusticia", contempla.
La comunidad negra alrededor del país clama justicia, analiza Fitzgerald: “Dejen de matar a sus hijos e hijas. Dejen de aterrorizar a nuestras comunidades. Dennos justicia”.