Dak Prescott y sus 40 MDD
La trascendencia de un atleta la marca su rendimiento bajo máxima exigencia. Cuando el reloj se consume, en la hostilidad del campo visitante, con todo en contra. Es así como los más grandes construyeron su leyenda:
- Michael Jordan y la canasta sobre Bryon Russell del Utah Jazz, final NBA 1988, con 5.4 segundos restantes
- Julio César Chávez y el nocaut a Meldrick Taylor, round 12, con sólo 4 segundos
- Michael Phelps y la victoria sobre Milorad Cavic, final de los 100 mariposa, Olímpicos de Beijing 2008, por 1 centésima de segundo de diferencia.
- Tom Brady y su triunfo en el Super Bowl LI, 34-28 sobre Atlanta en tiempo extra, partido que perdía 3-28 a 2:23 de concluir el ¾
Cuando se busque evaluar un atleta hay que hacerlo bajo este contexto, porque si ocurre lo contrario los números serán inflados, por completo subjetivos. Los grandes triunfos se obtienen en situaciones extremas.
Bajo esta cruda realidad llegamos al caso del quarterback Dak Prescott de #DallasCowboys. Tuvo un comienzo invicto, 3 ganados y 0 perdidos, con 9 touchdowns, 3 intercepciones, 720 yardas por aire, y 73% de pases completos.
Es importante agregar arrojó los números anteriores tras ganar a NYGiants, Washington y Miami, equipos que hoy suman 2 ganados y 12 perdidos.
Posteriormente llegó la triste realidad. Tras los últimos dos partidos, ambas derrotas, Prescott combina 686 yardas, 63% de pases completos, 2 touchdowns y 4 intercepciones.
Las cifras anteriores son el resultado de perder contra New Orleans y Green Bay, que suman 8 victorias y 2 derrotas.
Las evaluaciones de un quarterback en la NFL son sumamente complejas, entre ellas existe el dato, “quarterback bajo presión”. Presenta los números del pasador cuando colapsó su línea ofensiva y es acosado por los defensivos.
En ese reporte, cuyos líderes son Jared Goff de Rams, Matt Ryan de Atlanta, y Aaron Rodgers de Green Bay, Prescott es #21. Cuando el quarterback de los Cowboys es presionado tiene 24 pases completos de 53 lanzados, 53% de completos, 1 touchdown y 4 intercepciones.
También existe el reporte que en inglés llaman, “clean pocket”, refleja lo contrario al anterior, cuando el quarterback trabaja sin presión y su “bolsa de protección” es impenetrable. En él Prescott asciende a #7 de la liga, con 75.4% de pases completos, 10 touchdowns y 2 intercepciones.
Bajo estos escenarios, reales y comprobables, con cifras que arroja su desempeño en la actual temporada, queda claro que Dak Prescott es un quarterback que sólo funciona en la comodidad. Si es rival es de bajo nivel y la exigencia es pobre, se pueden esperar buenos números, pero a mayor exigencia vendrá un decremento en su nivel, garantizado y comprobado.
Así no se puede trascender y los #DallasCowboys no aspiran a nada relevante.
Prescott, como Ezekiel Elliott ya lo hizo, juega con el sueño del dueño de la franquicia, Jerry Jones, y su anhelo de otro Super Bowl. Los Cowboys de Jerry Jones, en la era Troy Aikman, Emmitt Smith, Michael Irvin, ganaron tres veces el trofeo Lombardi en un periodo de cuatro años, el último en 1996, sobre los Pittsburgh Steelers, en lo que fue el Super Bowl XXX.
No hay duda que tienen un sólido equipo, que son contendientes, y Jerry Jones siente que es su última oportunidad de volver a coronarse. Es un hombre cansado, de 76 años de edad, que difícilmente podría esperar varios años para construir otro equipo aspirante.
A eso juegan Dak Prescott y su agente cuando le dicen a Jerry Jones, que para renovar contrato, exigen ser el primer quarterback de la historia en cobrar 40 millones de dólares anuales.
Hoy, Russell Wilson de los Seahawks es el quarterback mejor pagado, con 36 millones de dólares anuales; le sigue Aaron Rodgers de los Packers, con 34.
Los números delatan a Dak Prescott. No es un quarterback elite, no está hecho para grandes retos, ni para grandes contratos.