Ediciones
Los 40 USA
Resultados
Síguenos en
Hola

NFL

La crisis de Steelers y el dominio de Pats

La crisis de Steelers es uno de los temas dominantes al comienzo de la temporada. En paralelo al sufrimiento de Pittsburgh, se da otro inicio perfecto para los Pats.

Estados Unidos

La crisis de Pittsburgh Steelers es uno de los temas dominantes al comienzo de la temporada. El inicio de 0-3 es una sentencia de vacaciones en enero, pues sólo seis equipos, desde 1980, han logrado revertirlo para alcanzar playoffs, aunque uno de ellos fue Houston de la temporada pasada.

En paralelo al sufrimiento de Pittsburgh se da otro inicio perfecto para Tom Brady y los Pats. La única forma de agudizar una crisis de Steelers es estar entre las víctimas de Brady, como ocurrió en la jornada uno con el 33-3, que deja el saldo de la carrera de TB12 ante Steelers, en 12 ganados y 3 perdidos, incluyendo 4-0 en casa y 3-0 en playoffs.

¿Por qué Nueva Inglaterra ha logrado 19 años de dominio de la liga, cómo lo ha hecho, cuáles son las claves, por qué Pittsburgh no puede hacer lo mismo?

Por supuesto que son varias razones. La uno y la dos, en el orden que guste, se llaman Bill Belichick y Tom Brady. Pero hay mucho más.

En esta liga de quarterbacks, la crisis de quarterback de Pittsburgh mucho tiene que ver con su pobre inicio. Ben Roethlisberger y su fragilidad e inestabilidad de los últimos años, y la pobre actuación de quienes lo han relevado.

Vayamos dos años atrás, al 2017. Cuando Nueva Inglaterra ganó el Super Bowl LI sobre Atlanta, aquel partido que perdían 3-28 a dos minutos de concluir tercer cuarto, y lo ganaron en tiempo extra. Ese día su roster de quarterbacks fue: Tom Brady, Jimmy Garoppolo y Jacoby Brissett.

Hoy Jimmy G es titular, con récord invicto de 3-0, y San Francisco le firmó contrato de 137 millones de dólares. Brissett también es titular, con 2 ganados y 1 perdido, e Indianapolis le dio contrato de 30 millones de dólares.

En esta liga de quarterbacks, donde competir o no comienza con tener uno de ellos, ¿cómo es posible que Nueva Inglaterra tuviera, hace tan sólo dos años, tres quarterbacks que hoy son titulares, ganadores y multimillonarios, en otros equipos?

¿Cuántos años, o décadas, lleva Miami buscando quarterback, y Cleveland, los NYJets, Washington, Jacksonville, y tantos más?

Podemos ir más allá con el mismo tema.

Ahora vayamos al 2015, por favor. Año que Nueva Inglaterra ganó el Super Bowl XLIX a Seattle. La victoria llegó con aquella milagrosa intercepción del corner Malcom Butler, a pase de Russell Wilson, cuando todo mundo preguntó por qué no corrieron con Marshawn Lynch.

Ese día, a medio partido, Malcom Butler se convirtió en titular porque Belichick sentó a Kyle Arrington ya que Seattle lo estaba haciendo pedazos con el receptor Chris Matthews. Del otro lado del campo, jugando con tres esquineros, los Patriotas alinearon a Darrelle Revis y Logan Ryan.

En años posteriores, vía agencia libre, Malcom Butler y Logan Ryan salieron del equipo, ambos hacia Tennessee, con contratos de 5 años y 61.5 MDD, y 3 años y 30 MDD, respectivamente.

Desde la salida de Butler y Ryan, los Patriotas ya llegaron a otros tres Super Bowls. El LI que ganaron a Atlanta, LII que perdieron con Filadelfia, y el LIII que ganaron a Los Angeles Rams. Todos con una nueva y exitosa pareja de corners. Ante los Rams alinearon, Stephon Gilmore, Jason McCurty y JC Jackson.

¿Cómo puede Nueva Inglaterra renovar sus corners titulares, de manera tan exitosa, como para ganar Super Bowls, en un periodo de cuatro años?

¿Cuántos años lleva Pittsburgh buscado un esquinero del nivel de Rod Woodson, o semejante?

Hoy, con Joe Haden, Artie Burns y Steve Nelson de corners, Pittsburgh tiene la defensiva contra el pase número 30 de la liga, acepta 320 yardas por partido y le han metido 7 pases de touchdown.

Nueva Inglaterra, con Gilmore, McCourty y Jackson, es defensiva número uno contra el pase, permite 160 yardas por juego, y todavía no le hacen un pase de touchdown.

Es fácil treparse en el “mode” anti Brady o “Patriots haters”, la realidad es que son un éxito perfectamente planificado y ejecutado.

Pittsburgh lo sabe, y lo padece.