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#NFL100

Joe Montana, el Miguel Ángel de los quarterbacks de la NFL

Llevó a los 49ers a cuatro Super Bowls, los ganó todos y en tres de ellos fue nombrado MVP; cuando “Joe Cool” se ponía el casco era un artista.

Estados UnidosActualizado a
Llevó a los 49ers a cuatro Super Bowls, los ganó todos y en tres de ellos fue nombrado MVP; cuando “Joe Cool” se ponía el casco era un artista.
Getty Images

La inteligencia, paciencia, precisión, temple, liderazgo y la habilidad de jugar mejor en los momentos de mayor presión, son algunos de los atributos que todo coach sueña tener en su quarterback. Joe Montana lo tenía todo y cuando estaba en el campo era como ver pintar a Da Vinci o esculpir a Miguel Ángel.

Cuando el juego está en la línea y necesitas a alguien que salga y lo gane en ese momento, prefiero tener a Joe Montana como mi quarterback que a cualquier otro que haya jugado en la historia”, dijo Bill Walsh, ex coach de los San Francisco 49ers.

Walsh reclutó a Montana en la tercera ronda del Draft 1979 y la primera vez que se presentó en el training camp de los 49ers, el tight end Dwight Clark pensó que era pateador.

Joseph Clifford Montana (11 de junio de 1956, New Eagle, Pennsylvania) no tenía un físico impresionante, pero cuando se ponía el casco era el jugador más respetado en San Francisco.

“Joe Cool” llevó a los 49ers a cuatro Super Bowls, los ganó todos y en tres de ellos fue nombrado MVP.

Dos de sus glorias forman parte de la mitología de la NFL.

Primero fue “The Catch”, cuando a 51 segundos del final del Juego por el Campeonato de la NFC, el 10 de enero de 1982 en el Candlestick Park ante los Dallas Cowboys, conectó en las diagonales un pase de touchdown con Clark.

Esa anotación no sólo llevó a los 49ers a su primer Super Bowl, sino que significó el nacimiento de una dinastía.

En el Super Bowl XXIII, Montana comandó una serie ofensiva de 92 yardas que culminó con una espiral en las diagonales a John Taylor para vencer a los Cincinnati Bengals en los últimos segundos del partido.

Momentos antes del inicio de ese memorable drive, durante un corte comercial, Montana volteó a las gradas y reconoció a un famoso actor. “Oye, ¿que ese no es John Candy?”, le dijo a uno de sus compañeros. Así de tranquilo estaba. Todos sabían que él iba a ganar ese juego.

Montana era el maestro de los regresos, con 31 en el último cuarto (cinco en Playoffs) y 33 series ofensivas ganadoras (cinco en postemporada).

El ex quarterback de Notre Dame se perdió la campaña 1991 debido a lesiones y la presencia de Steve Young lo orilló a dejar a los 49ers al final de la temporada 1992. Jugó sus dos últimos años con los Kansas City Chiefs, a los que llevó al Campeonato de la AFC en 1993.

Terminó su carrera con 3,409 pases completos, 40,551 yardas, 273 touchdowns y ratings de 92.3. Sus 35,124 yardas y 244 touchdowns son algunos de los récords que dejó escritos en San Francisco.

En cuatro apariciones, su rating de 127.8 es un récord vigente del Super Bowl, en donde nunca sufrió una intercepción.

Al final de la temporada 1989, en el Super Bowl XXIV contra los Denver Broncos, Montana lanzó cinco pases de touchdown, un récord del evento que cinco años más tarde le rompió Steve Young.

Fue invitado a ocho Pro Bowls y entronizado en el Salón de la Fama en 2000.

“Creo que el quarterback más grande que alguna vez se puso los zapatos para jugar al football”, dijo su receptor favorito, Jerry Rice, “se resume en dos palabras: Joe Montana”.