Ray Lewis corona una brillante carrera con un busto en Canton
El feroz linebacker de los Ravens fue invitado al Pro Bowl en 12 ocasiones y ocho veces fue declarado All-Pro; este sábado ingresa al Salón de la Fama
Cuando Ray nació, su padre se marchó. Sunseria Smith se quedó sola y su única opción fue tener múltiples empleos para sacar a flote, sola, a sus cinco hijos.
Ray Anthony Lewis (Bartow, Florida; 15 de mayo de 1975) heredó el nombre de la persona que firmó los papeles el día de su nacimiento, porque ni siquiera eso hizo su padre biológico.
Pero había algo en el carácter de Ray.
Destacó por su facilidad para los deportes. En la preparatoria fue campeón de lucha grecorromana y días después conoció a quien le dio su nombre.
“Gracias por darme su nombre, señor. Lo haré grande”, le dijo Lewis.
Por supuesto, también destacó en el equipo de football, como linebacker, pero fue hasta su último partido en la preparatoria cuando recibió una oferta de beca. Scouts de la Universidad de Miami estaban en la tribuna, aunque para ver a los jugadores del otro equipo. Lewis llamó su atención y el coach de los Hurricanes, Dennis Erickson, le ofreció la beca.
Ray rápidamente se convirtió en el líder de la defensiva de Miami. En su segundo año fue titular en 11 juegos y terminó la campaña con 152 tacleadas.
Un año después, como junior, totalizó 160 tacleadas, dos capturas de quarterback, dos intercepciones y un touchdown.
Lewis estaba seguro que Miami lo reclutaría en el Draft 1996 de la NFL, pero los Dolphins prefirieron a Daryl Gardener, tackle defensivo de Baylor.
Dos linebackers fueron seleccionados antes de que Ray recibiera la llamada telefónica de Ozzie Newsome, gerente general de los Ravens, que eligieron a Lewis con el pick 26.
Fue, sin duda, la mejor decisión en la historia de la franquicia.
Lewis jugó toda su carrera de 17 años en Baltimore (1996-2012). Y, al igual que en la universidad, de inmediato se convirtió en líder de la defensa y terminó primero en tacleadas en su temporada de novato. Esa fue la primera de 14 ocasiones en las que lideró el equipo en esa categoría.
Terminó su carrera con 2 mil 643 tacleadas, incluidas 225 en 2003.
En 2000, Lewis lideró una defensa implacable e intratable de los Ravens que estableció un récord de puntos permitidos (165) y yardas (970) en una campaña de 16 juegos, en la que registraron cuatro blanqueadas.
Esa temporada fue coronada con una victoria de 34-7 sobre los New York Giants en el Super Bowl XXXV. “Sugar Ray” terminó con tres tacleadas, dos asistencias y cuatro pases defendidos, suficientes para ser nombrado Jugador Más Valioso.
Su carrera terminó como terminan las historias de los más grandes deportistas de todos los tiempos: como campeón.
Fue al final de la temporada 2012, cuando se recuperó de un desgarre de tríceps a la mitad de la campaña; en el último juego del calendario regular, con el boleto a los Playoffs en la mano, Lewis les anunció a sus compañeros de equipo que ésa sería su última campaña en la NFL.
Eso sirvió de inspiración para los Ravens.
En su último juego en la NFL, Lewis sumó tres tacleadas, dos asistencias y cuatro pases defendidos para ayudar a Baltimore a derrotar 34-31 a los San Francisco 49ers en el Super Bowl XLVII.
Cinco años después, Lewis está listo para ingresar al Salón de la Fama.
“Es bastante claro que Ray fue el corazón y el alma de los Ravens durante 17 años. Si alguien merece este honor, es Ray Lewis”, dijo Jonathan Ogden, ex tackle y primer jugador de la historia de los Ravens con un busto en Canton. “Es un tipo al que todos queríamos, tanto en ofensiva como defensiva, para liderar a nuestro equipo”.
Lewis fue invitado al Pro Bowl en 12 ocasiones y ocho veces fue declarado All-Pro.
Fue reconocido como el Defensivo del Año en 2000 y 2003.
“Es único. Creo que es el mejor que ha jugado”, dijo el coach de los Ravens, John Harbaugh.
Lewis es el único jugador en la historia de la NFL con al menos 40 capturas de quarterback y 30 intercepciones (41.5 y 31, respectivamente).
“Es el mejor que he visto”, dijo Mike Singletary, linebacker miembro del Salón de la Fama y ex coach asistente en Baltimore. “Si la gente pensaba que yo era bueno, Ray era mejor”.