Los Cavs pasan el rodillo sobre los Celtics y vuelven a la vida
Partidazo del equipo de LeBron James, que borró de la duela a unos Celtics que jamás tomaron el comando. Seis 'cavaliers' con más de 10 puntos. Final en vivo: Cavs vs Celtics, juego 7
No hubo partido en Cleveland. Sí un monólogo de los Cavaliers, a voz dura, discurso firme, autoritario, sin contestatario ni contrapeso. LeBron James, omnipresente, brilante en todos los roles confiado, gobernó el parqué con puño de hierro. Los Celtics dejaron ir una noche para someter a la bestia; se habrían convertido en el tercer equipo en playoffs en dejar 3-0 a un equipo del Rey. Los últimos dos ganaron sus respectivas series: los Spurs, en la final de 2007, y los Warriors, en la de 2017. El tren ya pasó. Que alguien aviste la tormenta.
Así se vivió la narración en directo del partido.
Los Celtics entraron al partido con los ojos cerrados en lagañas y los Cavaliers, despabilados, frescos cual la mañana, lanzaron con arco y flecha. El parcial de 2-7, no lo avistamos, pero fue definitivo. JR Smith despertó del letargo (dos triples en sus primeros dos tiros) y LeBron se ensañó con el somnoliento: 12 puntos en los primeros 12 minutos; dos de ellos, con un mate de espaldas lanzada por Love, totalmente innecesario y absolutamente bello. Mujeres y niños primero, el barco de los Celtics había sido golpeado por un iceberg. El primer parcial marcó el compás: 17-32. Brad Stevens jamás encontró soluciones. Revivió también Hill, tres triples en dos cuartos, y dos aperturas de camino para LeBron. Pero el síntoma más evidente de que la noche no proseguía la lógica establecida por la serie fue la resurección misma del exjugador del Utah Jazz; 11 puntos en el primer cuarto, más que los que había conseguido en la combinación de los dos cotejos anteriores. En el segundo cuarto pidieron pista Larry Nance, hábil lector del pick & roll, furioso destructor de canastos y cristales, y Kyle Korver, el gatillo más certero del Este: seis puntos en sus dos primeros ensayos. Los Celtics entraron en depresión y no salieron de ella.
Entonces, la brecha no hizo más que ensancharse. La diferencia más pequeña fue el 0-2 al primer minuto. LeBron tomó la batuta y comenzó a despachar; encontró en Thompson a su aliado predilecto. Doble marcado, a pase picado, en pick & roll, de alley-oop, picado de espaldas. Un repertorio que envidiaría Magic Johnson. Un LeBron en ritmo, calmo, sin torrencialidad, a sabiendas que el partido merecía cocción lenta. Enfrente, solo Tatum y Rozier (18 y 13), sintieron sus tiros. Por demás, los Celtics apenas tuvieron construcción; jamás salieron de la pantalla, nunca transitaron los linderos del perímetro custodiados y apenas y viajaron a la pintura. El cuarto periodo fue postizo. Solo sirvió para que Clarkson se sacudiera el sarro, que Osman presentara sus credenciales y Zizic pudiera oler el parqué. Ni siquiera adquirió notoriedad que LeBron, a dos tiros de campo de la marca de Kareem Abdul Jabbar, osara con inscribir su nombre en un enésimo récord.
Seis jugadores de los Cavaliers con doble dígito, los cinco titulares (por segunda vez en la postemporada); 17 triples contra 6 de los Celtics; primera ocasión en la historia en la que los tres primeros partidos de una final del Este se decide con extenso margen (al menos 10 puntos). No hubo partido en Cleveland.