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Las cuatro mujeres que han asaltado el poder en la NFL

La revolución femenina ha llegado a la liga profesional de futbol americano con un grupo de propietarias con enorme implicación en la organización.

Las cuatro mujeres que han asaltado el poder en la NFL

Kim Pegula (48 años), propietaria de los Buffalo Bills junto a su marido, Terry Pegula, fue advertida, hace poco menos de un mes, de que en su organización existía un descontento palpable con el presidente de la misma, Russ Brandon, pues éste habría incurrido en conductas poco apropiadas con algunas empleadas.

La señora Pegula tomó dos decisiones inmediatas: comenzar una investigación interna y preguntar a Brandon en primera persona. La investigación no tuvo que concluir nada pues en la entrevista la dueña de la franquicia percibió que su mano derecha le estaba mintiendo y le despidió (mutuo acuerdo, le dicen ahora) de manera fulminante. Hizo una tercera cosa, quizás la más relevante: ocupó el lugar vacante.

De esta manera, Kim Pegula pasaba de ser propietaria de los Bills, y de los Buffalo Sabres (NHL), para convertirse en presidenta y persona más importante de la organización. Se ha implicado en la gestión diaria, algo que desde Buffalo ya se apuntaba que era su verdadero objetivo. En modo alguno quería ser la esposa de Terry, ni quería tener los Bills y los Sabres para echar un ojo a las cuentas de fin de año. No. Su idea es la de imponer su criterio y dirigir, por completo, ambos equipos.

Se convirtió, así, en la cuarta mujer en la NFL que es dueña y señora de los destinos de una franquicia. Y en todos los casos, con implicación absoluta tanto en sus propios equipos como en la organización de la competición, en las oficinas de la liga y en los comités arbitrales, de reglamento, de expansión, comerciales, de marketing, de disciplina, etc.

Es una absoluta revolución en el mundo del deporte. No existe ninguna liga del tamaño y nivel de la NFL, esto es, el máximo que existe en el mundo, en el que 12,5% de los que mandan sean mujeres.

Kim Pegula ha sido la última en llegar a este grupo. Antes, poco antes, Gayle Benson (71 años) se hizo con las riendas de los New Orleans Saints (y los New Orleans Pelicans, de la NBA). Su marido Tom Benson, era el patriarca de la franquicia y una de las figuras más respetadas de la NFL. Era una voz autorizada y con un peso enorme. En los catorce años que estuvo casado con Gayle, ésta había sido su mano derecha en la dirección, acudiendo a todas las reuniones de propietarios en la misma calidad que él.

Tom falleció el 15 de marzo de este mismo año y, en pleno duelo, Gayle envió una carta a sus 31 compañeros dueños de franquicia NFL. En ella les explicaba que su intención era no sólo no vender el equipo sino que encargarse de toda la gestión diaria.

Gayle, como Kim Pegula, montó su despacho en las instalaciones del equipo, donde come todos los días en la misma cafetería que el resto de empleados de los Saints, y es una presencia constante en el oído del general manager, Mickey Loomis

Gayle Benson se ha formado junto a Tom para ésto. No en vano, fue ella la que negoció, en primera persona, el contrato con Mercedes-Benz para que diera nombre al Superdome de Nueva Orleans. Es ella la que movió los hilos en el momento crucial de la historia moderna de la franquicia, el abortado traspaso de Sean Payton a los San Francisco 49ers. Y también es la jefa la que ha conseguido que Drew Brees, quarterback titular y héroe legendario del equipo, se quede dos años más en los Saints cobrando menos de lo que le ofrecían en, por ejemplo, Minnesota.

Supuso un impacto similar al de Kim Pegula y Gayle Benson en la NFL la llegada al poder de Martha Firestone Ford (93 años). Con esos apellidos es fácil imaginar, y acertar, en que es la dueña de los Detroit Lions y heredera de un inmenso imperio automovilístico.

En marzo del año 2014 falleció su marido, William, y el equipo pasó a ser suyo. Con cierta sorpresa, Martha, al igual que ha hecho Benson esta temporada, no sólo no puso en venta la franquicia sino que se implicó al fondo en la misma. La primera declaración oficial que hizo es que su único objetivo era ganar la Super Bowl, y que por ello trabajaba.

Martha Firestone Ford confió en Bob Quinn como general manager y, con él, inició una mini-revolución en la franquicia.

Los rivales de división de los Lions, los Chicago Bears, también son dirigidos por una señora. En este caso Virginia Halas McCaskey (95 años), y desde hace mucho tiempo. Fue en 1983 cuando, tras el fallecimiento de su padre y el repentino ataque al corazón que acabó con la vida de su hermano, se vio en la cima de una saga familiar asociada a los Bears y a la que no podía fallar. Y no lo hizo.

George Halas, su padre, es una figura indispensable en la historia de la NFL. Fundó y entrenó a los Chicago Bears. Tan grande es su ascendencia en la organización que el trofeo que distingue al campeón de la NFC se llama en su nombre, y su hija lo pudo recoger en la temporada 2006 cuando los Bears ganaron a los Saints en la final de la conferencia y llegaron a la Super Bowl.

Hoy es, de las cuatro, la que menos implicación diaria tiene sobre la franquicia porque delegó poder en sus hijos y, posteriormente, en Ted Phillips, actual presidente. Sin embargo, nadie en la NFL dejará de escuchar a un Halas mientras manden en los Chicago Bears, y Virginia, figura reverenciada, no es una excepción.

Hay más copropietarias en la liga, como Carol Davis en los Oakland Raiders y Denise DeBartolo York en los San Francisco 49ers, pero su rol, al menos de momento, no es el mismo que el de estas cuatro señoras.

Porque Kim Pegula, Gayle Benson, Martha Firestone Ford y Virginia Halas McCaskey no sólo son dueñas de equipos de la NFL. Son, además, las cabezas que dirigen las organizaciones en su conjunto, dentro y fuera del campo, con todas las consecuencias. Son la punta de lanza de la revolución femenina en la liga de fútbol americano profesional y, en general, del deporte mundial.