La sorpresa y la decepción del Super Bowl LII
Los Philadelphia Eagles levantan el primer Lombardi de su historia con una actuación soberbia de varios de sus jugadores, en especial Nick Foles.
Nunca hay nada que reprochar cuando un juego se define en el alambre. Mucho menos cuando el título está en la línea y la historia se escribe sea quien sea el ganador..
El Super Bowl LII cumplió con todos los requisitos para tatuarse en la memoria de los aficionados, particularmente por la ejecución ofensiva de ambos equipos, que impusieron un sinfín de récords en el proceso, lo que complica aún más encontrar a un elemento sorpresa y uno decepcionante.
Pero eso no nos ha detenido antes.
La sorpresa: Nick Foles/Doug Pederson. Cuando Carson Wentz se lesionó, todos los signos de interrogación en torno a los Eagles se centraron en la capacidad de Foles, quien tenía dos años como suplente y tenía unos zapatos muy grandes que llenar en referencia a Wentz, quien era candidato a MVP hasta que se lastimó.
Foles cumplió con creces y un poco más. El egresado de Arizona tuvo un partido prácticamente perfecto. Que la línea estadística no engañe, sus 28 completos de 43 completos podrían no parecer mucho, pero el tipo no tomo una sola mala decisión en todo el partido. Incluso cuando sus pases no llegaron al objetivo, el ovoide nunca pareció estar en riego.
Foles lanzó tres pases de touchdown, recibió uno más y la intercepción que tuvo fue una serie de aciertos y errores que se describe de mejor forma como una lotería que como una jugada.
Más importante aún, ejecutó a la hora cero. En mancuerna con Pederson, Foles y los Eagles estuvieron casi perfectos cuando el momento así lo requería, que en un partido como este, no fueron pocos. Consiguieron 10 de 16 terceras oportunidades y sus dos oportunidades en cuarto down. Eran vitales cuando del otro lado Tom Brady lanzó para 505 yardas y tres anotaciones.
Al igual que Foles, Pederson siempre tomó buenas decisiones. Los Eagles tenían una poderosa arma de su lado y la explotaron en todo momento: saber que no tenían nada que perder. Con una historia de fracasos y una afición que carga la decepción en el bolsillo trasero, Philadelphia se mantuvo siempre agresivo y obligó a los Patriots a ser perfectos.
La decepción: Cuando un partido te mantiene cautivo durante 60 minutos, es difícil encontrar un momento que te decepcione. Seguramente los seguidores de los Patriots no estarán de acuerdo después de que el equipo dejó ir la oportunidad de empatar la mayor cantidad de triunfos en el Super Bowl para conformarse con un empate por el mayor número de derrotas en el juego por el título… y desperdiciar 505 yardas de Tom Brady en el proceso.
Los Patriots se vieron sentenciados, en gran parte, por un solo titubeo en su línea ofensiva que les costó el momento, el balón y ultimadamente el juego. Pero un solo segundo no es suficiente. En cambio, los 15 minutos del medio tiempo si fueron insufribles.
No se diga más, la decepción más grande del Super Bowl fueron esos minutos en los que el balón estuvo en la cancha de Justin Timberlake sin aportar absolutamente nada.