Primera victoria en la temporada de los San Francisco 49ers

Han sido necesarias diez jornadas para que la era de Kyle Shanahan como entrenador jefe en los San Francisco 49ers pudiera tener su bautismo de victoria. Ha sido duro, largo, penoso, y no se puede decir, no aún al menos, si ha merecido la pena o no. Pero lo cierto es que al fin ha llegado y ya se puede gritar que los San Francisco 49ers han ganado un partido.

Y, puede que aún más importante, este partido ha acabado por ser la puntilla de la época de Eli Manning en los New York Giants. Quizás es mucho decir, porque no se trata más que de un pálpito, una especulación. Lo que pasa es que resulta difícil imaginar a esta franquicia, a este grupo, sobreviviendo a una derrota como esta.

No se trata sólo de caer en San Francisco por 31 a 21. Se trata de que los 49ers eran, junto a los Cleveland Browns, los evidentes equipos desahuciados de la campaña y perder contra ellos es una ignominia en sí mismo. Si le añadimos que los propios Giants sólo tienen una victoria, es decir, ahora mismo no pueden presumir de ser mejores que quienes hoy les han vencido, y que estamos hablando de un club que el año pasado jugó playoffs, es evidente que están al borde de un precipicio que se va a llevar todo por delante.

Se puede apostar a que Ben McAdoo, entrenador jefe, va a perder su puesto de trabajo. Con justicia, además. A parte de ser el responsable máximo de esta catástrofe, los rumores de que ha perdido al vestuario se ven refrendados por una actitud de sus hombres en el campo, sobre todo de los defensas, que no deja lugar a dudas de la mala relación que existe en esa plantilla.

Eligiendo, como elegirán, en los primeros puestos del draft, da la sensación de que un joven e ilusionante quarterback está en su futuro, ergo Eli Manning puede buscarse u otro equipo u otra ocupación. Y Jerry Reese, el general manager, quizás tampoco sea el hombre que ha de elegir a ese futuro QB franquicia.

Hay derrotas que son mucho más que un número más en la columna que va debajo de la L. De la misma forma que hay victorias que no tienen mucha más importancia que el simbolismo de abrir la espita para un proyecto que tiene que tener muchas más en el futuro próximo. Eso, o Kyle Shanahan y los suyos tendrán el destino que han infligido, que han acelerado, a sus visitantes de Nueva York en la tarde de hoy.