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¿Christian Pulisic, el nuevo Landon Donovan?

El atacante estadounidense que milita en el Chelsea deberá ser el encargado de comandar al USMNT en su visita al Estadio Azteca para medirse ante México.

El atacante estadounidense que milita en el Chelsea deberá ser el encargado de comandar al USMNT en su visita al Estadio Azteca para medirse ante México.
Diego Mayel Ibarra
Redactor de deportes en Diarios AS USA Latino desde 2021 y Licenciado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana Torreón. Escribir con pasión sobre las emociones, gestas e ídolos que genera el mundo deportivo. Amante del fútbol y béisbol, en ese orden.
Estados Unidos Actualizado a

Como parte de los detalles previos al partido en el que la Selección de Estados Unidos visitará a su similar de México en el Estadio Azteca este próximo jueves 24 de marzo, y ante las necesidades de ambos de obtener su boleto directo al Mundial de Qatar 2022, un hombre que puede ser clave es el futbolista del Chelsea, Christian Pulisic.

Con las actuaciones recientes del USMNT frente al combinado azteca hemos visto tres triunfos consecutivos de los estadounidenses sobre los mexicanos, y en dos de ellos estuvo presente Pulisic anotando goles en 2 momentos decisivos.

Tal y como lo hizo Landon Donovan a lo largo de su carrera, en la que marcó en múltiples ocasiones a México, pero en 3 momentos vitales para su selección. Recordemos el segundo tanto en el Mundial de Corea-Japón 2002 (0-2), las Eliminatorias para Brasil 2014 (2-0) y la Copa Oro 2007 (2-1).

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Tras estas victorias para Estados Unidos y la cantidad de goles que le realizó los aztecas en toda su carrera, resultaba innegable pensar en Landon Donovan como jugador más decisivo para los estadounidenses en el duelo frente a los mexicanos, de ahí que viniera el apodo de ‘Capitán América’, en gran medida.

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Con las anotaciones tan frecuentes a la cuenta del elemento que actualmente se desenvuelve como un hombre interesante en la Premier League con los ‘Blues’, haber marcado el tanto definitivo en la Final de la Nations League 2021 (3-2) y en el cotejo de ida en el Octagonal Final para Qatar 2022 (2-0), es muy importante.

Todo esto lo coloca como el llamado a ser el heredero de Donovan, por lo que algunos ya lo llaman ‘Capitán América 2’. Pulisic puede presumir un título de Champions League y de Mundial de Clubes, por lo que un reto como el Clásico de Concacaf desde el Estadio Azteca es algo muy retador a nivel selección para el ’10’ norteamericano.

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HAWKS 126-CAVALIERS 125

¿Cómo es posible? A los Cavaliers les remontan +26 puntos en el último cuarto... y pierden

Increíble triunfo de los Hawks ante unos Cavaliers que perdieron los papeles y cayeron en la prórroga. LeBron: triple-doble... y seis faltas. </br><a title="Cavs vs Celtics" href="https://us.as.com/us/2018/05/27/masdeporte/1527386712_589922.html">Final en vivo: Cavs vs Celtics, juego 7</a>

¿Cómo es posible? A los Cavaliers les remontan +26 puntos en el último cuarto... y pierden
Brett Davis
Juanma Rubio
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS a través de AS.com. Por entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a trabajar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
Actualizado a

¿Cómo se puede explicar lo que pasó en Atlanta en uno de los partidos de Regular Season más increíbles de los últimos años? No se puede. Si acaso, se podría decir que fue un resumen comprimido, en versión microcosmos, de lo que está siendo esta incomprensible Regular Season de Cleveland Cavaliers.

El campeón. La plantilla más cara de la historia. El equipo de LeBron James: 51-29 ahora, 10-12 desde el 1 de marzo e igualdad con los Celtics (con el desempate a favor) a dos partidos del final: los Cavs ni están descansando ni están ganando. Ni están dejando pasar los partidos ni están recuperando sensaciones de cara a los playoffs. Nada.

Y en Atlanta, en un domingo que estaba resultando de lo más plácido, todos los males de las últimas semanas les explotaron en las manos de forma increíble a unos Cavaliers desquiciados, enredados, descentrados y con el baloncesto, y el ánimo, en caída libre: 67-93 al final del tercer cuarto… y derrota en la prórroga (126-125). Desde diciembre de 2002 no se veía a un equipo desperdiciar 26 puntos de ventaja en un último cuarto. Y esta vez no fue un equipo cualquiera. Fue el campeón: el equipo de LeBron. 26 en un cuarto… 15 en 5 minutos (90-105) y 11 en tres (96-107). Más: cinco en diez segundos (106-111) antes de una canasta para empatar sobre la bocina, dificilísima, de Paul Millsap y después de una serie ridícula de errores y pérdidas de unos Cavs incapaces de sacar de banda, de fondo, de forzar faltas y dejar que su ventaja caminara por sí sola hacia la línea de meta.

De forma inexplicable, un equipo que tiene el anillo como única meta se enzarzó en una batalla de nervios cuando últimamente los tiene de todo menos templados. Dejó de defender demasiado pronto, incluso con +26 y contra un rival muerto que remontó sin Howard ni Schroeder y con una unidad kamikaze liderada por un renqueante Millsap, acompañado por Delaney, Muscala, Hardaway y Bazemore.

Un titular y cuatro suplentes. Y en la prórroga, otro pequeño milagro: de 111-116 a 121-120 con un triple de Muscala y otra serie de errores bizarros de unos Cavs (otra pérdida en saque de fondo) ya sin LeBron, expulsado por seis faltas por sexta vez en toda su carrera. El arbitraje fue también malo, desquiciante en los últimos minutos. Pero no debería poner ahí la diana un equipo que no pudo asegurar un partido que tenía en el bolsillo y en el que consumió más de 47 minutos y un triple-doble de LeBron (32+16+10) y más de 45 y 9 triples (45 puntos) de un Kyrie Irving con molestias de rodilla apenas un día antes. Ni descansar ni ganar: ni economía de esfuerzos ni sensaciones. Nada, los Cavaliers ahora mismo parecen la nada.

La derrota es especialmente dolorosa porque los Cavs salieron con esos niveles de concentración, intensidad y acierto (los de Boston unos día antes) que hacen que parezca que, como no dejaremos de sospechar por una cuestión de ensayo y error, en el Este todo depende de cómo y cuándo quiera LeBron James hacer las cosas. Menos de 48 horas después de su ridículo en The Q contra los suplentes de los Hawks, estaban avasallando a los titulares de Budenholzer a base de triples (7/13 en el primer cuarto... 19/46 al final) y con LeBron campando a sus anchas. Corriendo la pista, regalando mates y encontrando siempre a tiradores abiertos en las esquinas.

Bang: 21-38 en un cuarto, 57-80 avanzando hacia el ecuador del tercero. Pero la vuelta a la normalidad, al en realidad todo depende de que los Cavaliers quieran, duró tres cuartos. Las sensaciones del campeón habrían sido horrendas en el último aunque no hubieran acabado regalando el triunfo con ese 44-18 en doce minutos, 59-32 en 17 (prórroga incluida). También cuando el big three tuvo que volver a toda prisa. Especialmente después de que LeBron cometiera la sexta falta y todo pasara a depender del talento, ya asfixiado, de Kyrie.

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Pero es que, para colmo, los Cavs perdieron. Remontados, atornillados a su propia sombra, hundidos. Incapaces de reconocerse, finalmente muy enfadados. Con los árbitros, con los Hawks (42-38 y el sexto puesto del Este asegurado, como mínimo): con ellos mismos. Sobre todo con ellos mismos.

Nada de lo que sucedió en Atlanta tuvo demasiado sentido, pero es que la temporada del campeón también está acabando por no tenerlo. Y las sensaciones son ahora mismo abismales. Sin dramas ni conclusiones a largo plazo. Simplemente, un hecho tan cierto como que lo importante empieza en una semana. Pero