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New England Patriots

Así encontró el FBI los jerseys de Tom Brady en México

Dylan Wagner, un joven de 19 años de Seattle, aficionado de los Patriots y coleccionista de recuerdos deportivos, puso a las autoridades en la pista de Mauricio Ortega.

New England Patriots quarterback Tom Brady displays his recovered jersey, which was stolen from the locker room after the Patriots' February Super Bowl victory over the Atlanta Falcons in Houston, during pregame ceremonies before a baseball game between the Boston Red Sox and the Pittsburgh Pirates on opening day at Fenway Park, Monday, April 3, 2017, in Boston. (AP Photo/Steven Senne)
Steven SenneAP

Las historias policiacas siempre nos han fascinado. Y sobre todo las que acaban bien. Nunca le hemos hecho ascos a una buena película de ‘polis’ y en los últimos años hemos subido un escalón más con la moda de las series. Los ‘CSI’, ‘Bones’ y demás, nos han mantenido con la cara pegada al monitor. ¡Qué listos son los detectives! ¡Qué habilidad para descubrir ese pequeño detalle que a cualquiera se le escaparía para encontrar al ladrón o al asesino!

Pero si las historias de ficción son apasionantes, las historias reales son más excitantes todavía. Muchas veces parece increíble cómo es capaz la policía de llegar hasta el culpable. Y eso es exactamente lo que ha sucedido con las camisetas del Super Bowl robadas a Tom Brady.

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Un joven coleccionista de Seattle

Según cuenta la web de la CBS de Boston, el origen de la investigación está en Dylan Wagner, un coleccionista de 19 años residente en Seattle y seguidor de los Patriots. Poco después del Super Bowl, cuando saltó la noticia de que alguien había robado la camiseta de Tom Brady, Dylan, como ávido coleccionista de recuerdos deportivos, siguió con especial interés el desarrollo de la investigación. Cuando supo que también había desaparecido antes la camiseta del Super Bowl XLIX de dio cuenta de que “sabía exactamente quién la tenía”.

En diciembre pasado, Dylan Wagner había vendido una camiseta por eBay a Mauricio Ortega, el periodista que a la postre tenía ambas equipaciones. Después de la transacción, ambos se intercambiaron fotografías de sus respectivas colecciones. “Me envió treinta fotografías de su colección. Presidiendo esta, se encontraba el jersey de Tom Brady en el Super Bowl XLIX con manchas de hierba. Le pregunté sin rodeos ‘¿cómo lo conseguiste?’ y me respondió ‘te lo contaré más adelante’.

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Un agente de la ATF de Boston entra en escena

En ese momento, Dylan no sabía que el jersey del Super Bowl XLIX había sido robado. Sin embargo, compartió esas fotografías con su amigo Christopher Arone, otro coleccionista, que además es agente especial de la ATF de Boston (Agencia del gobierno de EEUU de alcohol, tabaco, armas de fuego y explosivos).

Cuando Tom Brady informó de que le habían robado la camiseta del Super Bowl LI contra Atlanta en el vestuario, Arone se puso en contacto con Dylan y le contó que “no era la primera vez que le roban un jersey a Brady. También sucedió tras el Super Bowl contra Seattle”. Entonces, Dylan pudo proporcionar a las autoridades dos direcciones en las que encontrar a Mauricio Ortega, el periodista mexicano acreditado en la final que le había mandado una fotografía del jersey usado por Brady dos años antes con manchas de hierba.

Más importante que el vídeo

Esa información fue decisiva para que el FBI pudiera tener la seguridad de que Mauricio Ortega era el culpable, porque aunque las autoridades ya estaban trabajando con el vídeo en que se ve al periodista salir del vestuario de los Patriots con un bulto escondido, eso no prueba nada: “Christopher Arone me dijo que el vídeo no probaba nada. Sin las fotos que le envié no habrían podido conseguir una orden de registro para entrar en el sótano de Ortega, en el que aparecieron las camisetas”.

“Me encantaría tener la suerte de conocer a Brady algún día. Sería un sueño hecho realidad. Estoy muy contento de que le hayan devuelto sus camisetas” termina explicando Dylan Wagner.

Sin duda, una historia apasionante, digna de un capítulo de CSI, que nos ayuda a conocer las casualidades y los descuidos del ‘malo’ que pueden llevar a las autoridades a resolver un caso.