Caminos divergentes de dos grandes amigos en el béisbol
El curioso devenir de Anthony Rizzo y Adrián Cárdenas, dos grandes seres humanos que fueron compañeros de equipo en los Chicago Cubs.
Dos niños que, aunque no se conocieron, crecieron en Florida y coincidieron en Mesa, Arizona, donde los Cubs celebraron su spring training del año 2012. Entre los jugadores se encontraba el primera base Anthony Rizzo, recién llegado de los San Diego Padres y el segunda base Adrián Cárdenas, recuperado de los Oakland Athletics por parte de los de Illinois. Ninguno de los dos había llegado a jugar de manera continua en las Mayores y todavía tendrían que esperar ya que los Cubs les enviaron a la Triple A.
En Des Moines, sede del equipo afiliado a los Cubs, los Iowa Cubs, Rizzo y Cárdenas alquilaron apartamentos muy próximos. Un día, Rizzo se percató de que Cárdenas sabía tocar el piano así que le llamó para que fuera a su apartamento. Al llegar, Cárdenas se encontró con un teclado y a Rizzo pidiéndole que le enseñara a tocar una canción para impresionar a su novia, con la que había quedado en dos días. Rizzo se pasó horas practicando hasta conseguir un resultado bastante aceptable.
En un partido del principio de la temporada de la Triple A, Cárdenas se tiró a por una bola que iba entre la primera y la segunda base pero ésta le dio en el guante, lo que permitió que el rival anotar una carrera y el apuntador le apuntó a Cárdenas el error. Al terminar el partido, el entrenador llamó a Cárdenas a su oficina para comentarle que Rizzo había hablado con el apuntador para que le quitaran el fallo y le había convencido. Ahí se forjó algo más que una amistad.
Cárdenas debutó en las grandes ligas el 7 de mayo de 2012. Cuando fue a contárselo a Rizzo, éste le dio un abrazo y le dijo que no quería verle más por la Triple A. La llegada de Rizzo a las Majors era algo evidente ya que en la Triple A firmaba unos guarismos espectaculares. Lo que ocurre es que para que alguien entre, otro tiene que salir. Tres meses después, el cortado fue Cárdenas que volvió a la Triple A para abrir la plaza para Rizzo.
Rizzo se instaló en el apartamento de Cárdenas. Al llegar, vio que Cárdenas estaba recogiendo y le ayudó con las maletas y cuando iba a disculparse, le dijo que no hacía falta. Un mes después, Cárdenas volvió a los Cubs y Rizzo ya era uno de los líderes del equipo.
Una mañana, después de un largo partido nocturno, Cárdenas presenció cómo Rizzo le consultaba a un entrenador si debía preocuparse por la sensación de fatiga que sentía. A Cárdenas le pareció un poco extraño que no estuviera cansado por el esfuerzo de la noche anterior, pero ahí fue cuando supo que Rizzo padeció un linfoma de Hodgkin en 2008.
Rizzo se ha dedicado al béisbol con la misma pasión que utilizó para aprender a tocar en dos días aquella canción al piano. Ha sido All Star y acaba de ganar las Series Mundiales siendo una de las vigas maestras de los Cubs.
Cárdenas dejó el béisbol en 2012 y se graduó en filosofía y escritura creativa por la universidad de Nueva York. Además, cursa un máster de arte en la especialidad de cinematografía en la misma universidad.
Esta historia es suya.