Partido 4 de las Series Mundiales: Los Indians rozan la gloria
Los Indians ganan el cuarto partido por 7 carreras a 2 y se sitúan a una sola victoria de levantar el trofeo del comisionado.
Los Cubs afrontaban un cuarto partido complicado y necesitaban el ánimo de su parroquia. Sus fieles, sabedores de la situación, no faltaron a la cita y peregrinaron a Wrigley Field con el anhelo de ver como sus Cubbies empataban la final.
Carold Haddon, destacada miembro de la cofradía de los Cubs y que forma parte del paisaje de Wrigley Field desde 1971, acudió al partido vistiendo sus pendientes de la suerte. Haddon, que después de su baile de graduación fue a ver a los Cubs mientras sus amigos se fueron a la playa, no ha faltado a su cita con los Cubs ni cuando estuvo embarazada ni mucho menos cuando se rompió una pierna. A sus 74 años, esta profesora de educación especial quiere ver a sus amados Cubs romper la maldita maldición. Ella, que estuvo en Wrigley Field la oscura noche de Steve Bartman o la brillante tarde de los 20 strikeouts de Kerry Wood en 1998, ha sido víctima de los tiempos modernos viendo como los Cubs desplazaban su localidad de la primera línea a la quinta. Tuvo que escribir a la gerencia de la franquicia y le devolvieron a su sitio de toda la vida.
Al llegar al estadio, Carold coincidió con Dorothy, venerable seguidora de 90 años de edad, que lo único que le pide a la vida es ver un título de los Cubs antes de morir. En la entrada, recibieron las bendiciones de un aficionado disfrazado de Theodore Roosevelt Jr., presidente de Estados Unidos de 1901 a 1909 e inquilino de la Casa Blanca en el último título de los de Chicago.
La alegría y la esperanza se desataron en la primera entrada con la carrera de Dexter Fowler. Carold se tocaba los pendientes, Dorothy aplaudía y la afición se agarraba a que, en estas Series Mundiales, el que anota primero se lleva el partido. Pero el sueño, en el fin de semana de Halloween, se convirtió en pesadilla.
Con el partido empatado a una carrera por un home run de Carlos Santana y un mal lanzamiento de uno de los pilares de los Cubs, Kris Bryant, a Anthony Rizzo permitió ponerse a los Indians por delante utilizando una de sus armas más poderosas, la velocidad entre las bases. Los de Cleveland iban consolidando su ventaja poco a poco hasta que, con cuatro a uno en el marcador, un home run de tres carreras de Jason Kipnis, en la séptima entrada (otra vez la séptima entrada) dejó el tanteo en una distancia insalvable de seis carreras. Del finiquitar el partido se encargó el bullpen de los Indians que está realizando un octubre fabuloso.
En esta ocasión le correspondió el honor de entonar el Take me out to the ballgame al simpático actor Vince Vaughn. Aunque no imitó al Pato Lucas como hizo la víspera Bill Murray, trató de animar a una afición abatida que veía que la victoria viajaba para Cleveland.
Tanto Carold como Dorothy volvieron a casa tristes. Segundo partido de las Series Mundiales en Wrigley Field y segunda derrota. La esperanza de los Cubs de seguir vivos se llama Jon Lester. Esta noche se juega el quinto partido y los Indians pueden ser campeones por primera vez desde 1948. No faltarán a la cita las dos fieles seguidoras ya que no han estado esperando este momento durante más de media vida para rendirse sin luchar.