Benítez acabó sucumbiendo y el Madrid apostó por Zidane. El francés no lo tendrá fácil, peleará con el Barça del tridente y el Atlético, aguerrido líder, del Cholo.
“¡Que le corten la cabeza!”. Desde que Rafa Benítez aterrizó en Madrid sonaba por el Bernabéu como un murmullo esta frase de la Reina de Corazones de Las aventuras de Alicia en el país de la maravillas. La marcha de Ancelotti le había colocado como un extraño en un banquillo que no parecía suyo. Los jugadores alababan al entrenador italiano aún después de haberse marchado, la directiva parecía haber elegido al entrenador que quedaba de saldo —los grandes nombres estaban comprometidos— y la afición miraba con recelo la imagen de conservador que siempre ha arrastrado. Llego sin hacer olvidar a su predecesor y siete meses después, el madrileño se ha visto engullido por la sombra de su sustituto. Zidane. Un mito.