Sigue creciendo la ilusión
Se ha remontado y se ha buscado involuntariamente la épica. Con decenas de miles de turcos gritando y tirando objetos como en los no tan viejos tiempos, los de lila capitaneados por Pedri han sabido roer en el destino con una complejidad inexplicable.
No tiene explicación que se sufra tanto porque el Galatasaray es ahora mismo un equipo en clara descendencia. Todavía recuerdo cuando en el centro de Estambul, habían ganado la liga turca y se llenaba el bósforo de amarillo y rojo.
El mariscal, y por otro partido más, Pedri ha enseñado a medio mundo cómo se para el balón. Pedri es esa mezcla exquisita entre Laudrup, Xavi e Iniesta. ¡Qué bonito y raro es este planeta que en un rincón y sin previo aviso, sale un genio entre miles y miles de jugadorazos que entrenan en súper academias de fútbol por Europa o Brasil donde les enseñan algo que el canario aprendió como si fuera respirar.
La verdad es que el sentimiento que transmite este equipo es de máxima tranquilidad, y nada de volatilidad como sucedía hasta hace pocas semanas.
Xavi ha cambiado la dinámica perniciosa que el holandés pelirrojo había impuesto en su más de año y medio de entrenador. Ahora, las bolas aunque no entren, los jugadores saben que habrá más oportunidades y que se podrá atacar sin tregua desde el siguiente minuto.
Busi está ejerciendo de capitán como nunca, Piqué juega con dolores, Alba hace su trabajo y se queja menos, Ousmane sigue en Plutón, Adama se va adaptando, Auba va corriendo de un lado para otro y mete goles porque es un nueve y porque los nueve meten goles, Frenkie repta por el campo pero como es tan bueno da pases de gol en momentos de stress profundo y Ferran intenta encontrar su identidad.
El que más tememos es Eric, quien está en ese momento de conseguir el horroroso ronroneo del Camp Nou. Ese ruido aterrador que lo que consigue es que el jugador tenga la cruz y se acabe su carrera en can Can Barça. Esperemos que no pase.