El éxtasis y la agonía
Irving Stone escribió una de las más maravillosas biografías de Michelangelo Buonarroti llamada La Agonía y el Éxtasis, al revés del título de esta columna
Tengo tres objetivos con estas lineas. El primero es que nadie, ni el propio Koeman, ose tocar el recuerdo y la figura de una de las leyendas del Barça que nos hizo vibrar con el éxtasis en 1992.
En los tiempos de hoy en día, es tan fácil olvidar a los que nos hicieron eternos y, los del Barça, expertos en ensalzar y eliminar ídolos de fin de semana, jamás debemos olvidar a los que nos dieron la gloria. El beso en la boca con Hristo de hace 29 años que no nos lo quite nadie.
El segundo es que hay que decir bien alto: gracias Koeman porque él está y se quedó, mientras otros, los que nos dieron tanto, prefirieron irse porque los parisinos pagaban más y que no se acordaron de ayudar y liderar un club de jóvenes. Muy respetable lo que hizo el argentino, pero recuerden que quienes se quedaron, como el holandés, después de que Bartomeu destrozara el Barça, son a los que debemos agradecer.
Qué fácil es estar cuando todo va bien y qué difícil es aguantar cuando todo se cae.
Y por último, salvando los dos primeros puntos: Koeman ha demostrado que ni sabe, ni puede entrenar más al Barça. No mezclemos la figura sempiterna de uno de nuestros dioses rubios que nos hizo alcanzar la fama con la agonía a la que nos está llevando.
Koeman no se irá nunca del Barça porque Koeman es el Barça. Sin embargo, gracias por todo y que venga otro que nos haga salir de este sufrimiento infinito.