Año I
En el minuto diez de las dos partes, unos han gritado Messi y otros han silbado. Como la libertad de expresión es uno de los pilares del mundo contemporaneo no hay nada que objetar.
Podemos quedarnos atrapados en una nostalgia no verdadera, porque se le pagó y mucho, por unos excelentes servicios, que nos cobró el astro de Rosario o podemos centrarnos en lo que queda.
Y lo que queda, son los sentimientos de un pueblo de todas las partes del mundo que se agrupa bajo una identidad azulgrana.
Sacando temas políticos, históricos y de cualquier otro tema que se asocia a ese balón que sufre patadas, cabezazos y alguna mano, la verdad es que ayer el Barcelona jugó un partido de notable alto.
Corrió y defendió como hace tiempo, Braithwaite parecía Van Basten, Pedri es como si llevase diez años jugando y no se cansa nunca, Piqué ejerció finalmente de capitán, líder y eventualmente presidente en unos años, Eric muy bien, De Jong llegando como un vendaval y así casi todos.
El presente es lo único que importa y el pasado, qué bonito fue, ya no existe.
Koeman tiene una gran oportunidad de demostrar quién es y lo que sabe (si sabe algo), pero lo que parece que algunos se han olvidado es que en este Año I, el primer paso del Barça en la Liga, ha sido muy bueno.