El depredador huele a su presa
La Liga se acerca. El Atlético nunca fue fiable y no se lo cree. Tiene miedo a ganar y el depredador huele el temor. La Liga que ganó fue porque le anularon un gol legal a Messi.
El problema de este año fue que el Barça llevaba una temporada de trompazos y ha sido el vestuario, que en enero dijo, “vale ya, para, que somos el Barça”.
Y así fue. Consolidación y automatismos comienzan a surgir de una manera natural como la simpleza de la belleza mágica de Pedri revoloteando entre piernas que quieren robarle el balón.
Quedan 11 jornadas para que acabe la Liga, las mismas que se llevaban el año pasado antes de que la pandemia nos cancelase la vida.
Hoy el Barça, al que muchos daban por muerto no solo está vivo sino que quiere ganar. El futuro de los jóvenes y de un club formado por chavales está consiguiendo llegar a la final de la Copa y se ha puesto al ladito del Atlético, a quien le tenemos ganas de ver jugar con presión.
La historia y las Ligas no se regalan. Se pelan cada día como hizo muy bien Zidane que a pesar de gobernar un “zombie blanco” el genio les hizo campeones de Liga ganándolo todo.
Guardiola repitió hasta la saciedad que para que el Barça gane tiene que ser perfecto, así que es hoy y en el presente cuando se crean leyendas.
La eternidad recuerda, pero los que la construyen, son los humanos.