Buffalo se alista para un duelo de jóvenes pistoleros
Los Bills han descubierto la importancia de tener un quarterback franquicia, algo de lo que, aparentemente, también podrá presumir su rival de este domingo.
Los Buffalo Bills (7-3) se han establecido en 2020 como uno de los mejores equipos de la AFC, en gran medida gracias a la sólida campaña de su joven quarterback Josh Allen.
Allen, en su tercer año en la liga, está en el Top 10 en la mayoría de las principales categorías para un pasador en la NFL. Sus 2,871 yardas aéreas en 10 juegos son 218 menos de las que acumuló en todo 2019 y ya tiene más pases de touchdown (21, contra 20 la campaña pasada).
Los Bills han descubierto la importancia de tener un quarterback franquicia, algo de lo que, aparentemente, también podrá presumir su rival de este domingo.
Los Angeles Chargers tuvieron que echar mano del novato Justin Herbert en la Semana 2, luego de que un miembro del staff médico accidentalmente perforó un pulmón al veterano Tyrod Taylor al inyectarle un analgésico para calmar el dolor en las costillas fracturadas del pasador.
Desde entonces, Herbert se ha encargado de poner sólidos argumentos para ser considerado el Novato Ofensivo del Año y la lesión de Joe Burrow lo deja como el gran favorito.
El quarterback de Oregon ha lanzado al menos dos pases de touchdown en siete juegos consecutivos, la racha más larga para un pasador novato en la historia de la NFL.
Tras sus 366 yardas contra los Jets, Herbert ha superado la barrera de las 300 cinco veces en la campaña, a un juego de igualar el récord para un novato, en poder de Andrew Luck (2012).
Con su envío de 39 yardas con Mike Williams al inicio del segundo cuarto, Herbert se convirtió en apenas el quinto quarterback de la historia con 20 a las diagonales en nueve juegos o menos. En la primera mitad, intentó 31 pases y completó 23 para 277 yardas, lo más alto para un novato, en las tres categorías, desde 1991.
“Personalmente, trato de no concentrarme demasiado en eso [los récords]”, dijo Hebert. “Intento ver las victorias y las derrotas, y no ha sido fácil para nosotros de ninguna manera. De cara al futuro, solo intentamos ganar partidos. Los récords son geniales y todo, pero mientras ganemos partidos y hagamos las cosas de la manera correcta en el campo, eso es lo más importante”.
Y ganar partidos no es algo que los Chargers hayan podido hacer mucho en 2020. El triunfo sobre los Jets fue apenas el tercero del equipo del coach Anthony Lynn en la campaña y le puso fin a una racha de tres dramáticas derrotas ante Denver, Las Vegas y Miami, por un total combinado de 14 puntos.
El domingo, Lynn enfrentará por tercera ocasión a su ex equipo. Con los Bills trabajó dos años (2015-16) como asistente y entrenador de corredores. En la última semana de la temporada 2016, fue el coach interino, después de que Rex Ryan fue despedido.
Lynn está 2-0 contra Buffalo. Sin embargo, en ambos triunfos los Bills tuvieron a un quarterback que hacía su debut como titular en la NFL. En 2017, Nathan Peterman sufrió cinco intercepciones en la paliza 54-24 en Los Angeles, y un año después, el entonces novato Josh Allen fue interceptado dos veces en el triunfo de los Chargers, 31-20.
Allen ha crecido mucho desde entonces, pero sus errores en momentos decisivos le han costado triunfos a su equipo.
Allen tiene récord de 1-3 esta temporada cuando entrega un balón en la segunda mitad y 4-10 en tres años, incluidos Playoffs.
El duelo en el New Era Field de Orchard Park también incluye a dos de los mejores wide receivers de la NFL.
Stefon Diggs, de los Bills, es segundo de la liga, solo detrás de Keenan Allen, de Chargers, con 906 yardas y 73 recepciones.
Keenan Allen es líder con 81 balones atrapados y 835 yardas, con 6 visitas a las diagonales.
Así que la mesa está servida para un duelo entre dos de los mejores quarterbacks de la AFC y una afrenta muy personal para el coach Lynn.
¿Habrá sorpresa el domingo en Buffalo?