Lo de cada año
Ha comenzado la Champions y lo de cada año. Las goleadas vendrán en sacos, la vida seguirá siendo la misma y algún día entenderemos que la liguilla está hecha para que los grandes ganen.
Sí, para que ganen, porque tienen que ganar. Un grande no puede perder. Por eso cuesta tanto crear una Liga Europea común. Si se crease, solo uno ganaría y los demás se frustrarían.
La vida no va de los objetivos que nos ponemos, que seguro que son muy queridos y deseables, la vida va de cómo sabemos gestionar la gran parte de esos sueños que nunca conseguimos. La vida se suele adelantar a nuestras voluntades.
Así que para los Ferencvaros de la vida es más que agradable jugar contra el Barça y celebrar goles que luego se anulan y aguantar a una máquina de mil millones de euros de presupuesto contra ellos que no llegan a cincuenta.
Y el Barça pues sigue arrastrándose y con falta de concentración. Vas tres cero y Piqué se auto expulsa haciendo un penalty ridículo que le prohibe jugar contra la Juventus. Fenomenal.
Lo que más me alucina, lo que me sobrecoge es que nadie corre en el Barça. Pero nadie. Solo el que tiene el balón y de aquella manera. Si no corres no se generan espacios y da igual el planteamiento y si es 4-4-2 o si colocas dos pivotes o lo que sea.
La Premier lo está demostrando y la NBA también. La técnica se ha normalizado y lo que hace a los equipos fuertes es cómo corren y presionan. Lo vimos contra el Bayern, cuando Messi no podía irse después de un año jugando con equipos menores contra chavales de veinte años que presionan como si no hubiera un mañana.
Hasta la fecha nadie de Koeman se enamora, pero tampoco se ríen de él como el que había antes que ahora debe estar paseando con la vacas.