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NFL

La imperfecta campaña perfecta de los Dolphins de Don Shula

Miami pudo perder al menos tres juegos en la temporada regular de aquel 1972, y el legendario coach también tuvo que echar mano de un desconocido quarterback suplente.

Estados Unidos
Miami pudo perder al menos tres juegos en la temporada regular de aquel 1972, y el legendario coach también tuvo que echar mano de un desconocido quarterback suplente.
AP

Tan solo seis años después de haber jugado su primer partido como equipo de expansión en la AFL, los Miami Dolphins lograron algo que nadie más ha podido igualar: ganar todos los juegos de una temporada, incluido el Super Bowl.

Un año antes, en la campaña 1971, los Dolphins fueron dominados 24-3 en el Super Bowl VI por Dallas. Al final del juego, el coach de los Cowboys, Tom Landry, dijo que no se sabía el nombre de ninguno de los jugadores de la defensa de Miami, lo cual ayudó a que naciera uno de los apodos más famosos de la historia de la NFL: la “No Name Defense”.

El coach de Miami, Don Shula, llamó a todos sus jugadores al vestidor. Cerró la puerta y no le permitió el paso ni a la prensa ni a los directivos del equipo; solo a los jugadores y coaches.

Les dijo que recordaran ese sentimiento, porque lo iban a tomar como motivación para la siguiente campaña. Semana a semana.

“El sentimiento fue miserable”, dijo el corredor de los Dolphins, Larry Csonka. “Creo que el sentimiento de la perfección inició ese día. Fue un llamado a tomar armas, con ímpetu real. Y la siguiente temporada, hicimos que el balón rebotara de nuestro lado todas las semanas”.

Por supuesto, la campaña perfecta de los Dolphins tuvo sus momentos imperfectos en 1972.

Miami pudo perder a principios de octubre ante Minnesota, pero los Dolphins anotaron 10 puntos en el cuarto periodo y ganaron 16-14, gracias a un pase de touchdown de tres yardas de Bob Griese al tight end Jim Mandich, a 1:28 del final del juego.

Pudieron perder ante Buffalo el 22 de octubre, pero Garo Yepremian conectó un gol de campo de 54 yardas, el más largo de su carrera, y Mercury Morris anotó en una escapada de 15 yardas para el 24-23 definitivo.

Pudieron perder el 19 de noviembre ante los Jets, pero el quarterback Earl Morrall, a sus 38 años, tuvo una impresionante carrera de 31 yardas, y Morris anotó el touchdown de la victoria en jugada de 14 yardas para que los Dolphins vinieran de un 17-7 en contra para ganar 28-24.

Por si fuera poco, Miami perdió a su quarterback titular, Griese, nueve semanas debido a una lesión en el tobillo.

Pero Morrall, a quien Shula adquirió previo a la campaña proveniente de los Colts, fue estupendo en su rol de suplente.

Los Dolphins pudieron perder, pero el equipo del coach Shula siempre encontró la manera de ganar y por ello es considerado el mejor equipo en los 100 años de historia de la NFL.

Miami ganaba gracias a un impresionante ataque terrestre, comandado por Csonka y Morris, que se convirtieron en la primera pareja de corredores en un mismo equipo que suma más de mil yardas cada uno.

Los Dolphins impusieron una marca de la NFL con 2,960 yardas terrestres en 1972.

Pero también ganaban gracias a su “No Name Defense”, comandada por el linebacker Nick Bouniconti.

En el Super Bowl VII, los Washington Redskins usaron a dos linieros ofensivos para contener a Bouniconti, pero no pudieron hacer lo mismo con el tackle Manny Fernandez, quien registró 17 tacleadas en el juego por el título de la NFL, que los Dolphins ganaron 14-7 para completar la temporada 17-0.

Perfección.

“Miami es el mejor equipo que he visto en mi carrera”, dijo George Allen, coach de los Redskins, al final del Super Bowl. “Somos afortunados de compartir el mismo campo con ellos”.

“Este equipo es el definitivo”, dijo Shula. “Este equipo ha llegado a un área al que ningún otro equipo ha llegado jamás. Es… el definitivo”.

Shula murió este lunes a los 90 años. No es solo el coach más ganador en la historia con récord de 347-173-6, incluidos Playoffs; en su legado también queda esa histórica y única campaña perfecta.

Un año después, Shula y sus Dolphins también ganaron el Super Bowl VIII, 24-7 a Minnesota.