Hondureños protestan en calles durante confinamiento por comida
Todo el país se encuentra en cuarentena como medida para evitar que se propague el COVID-19 en Honduras, gracias a esto cientos de personas salieron a protestar pidiendo comida.
En la tarde noche del martes 24 de marzo, cientos de hondureños abandonaros sus casa para alzar la voz contra las medidas del gobierno. El motivo por el que las personas dejaron el confinamiento y bloquearon calles fue para exigir comida, ya que no podían salir en búsqueda de alimento debido al toque de queda ordenado por el Gobierno Nacional; quienes buscan hacer todo para que la pandemia no se propague por todo Honduras. Actualmente hay 36 casos confirmados y ningún muerto por el COVID-19.
“Queremos comida, comida”, gritaba la gente mientras bloqueaban una de la avenidas principales de Tegucigalpa, misma que este martes no tenía tanta circulación, debido al toque de queda ordenado por el coronavirus. Los protestantes utilizaron piedras, palos y quemaron llantas a lo largo de la vialidad para impedir que los pocos coches que andaban por la salida norte de la ciudad no pudieran circular.
La mayoría de la gente que salió a las calles para exigir alimentos son personas de bajos recursos, es decir: transportistas, jardineros y profesiones que no cuentan con una alta remuneración, por lo que al no tener como trabajar y no poder salir de sus casas y se están quedando sin suministros; siendo los niños los más afectados por esta situación.
“La toma es porque no aguantamos el hambre ya, tenemos hijos, y aquí no ha venido nadie que nos traiga comida. Tenemos necesidad de trabajar”, aseguraba una persona que se identificó como transportista durante la marcha.
El Presidente prometió alimento
El fin de semana, Juan Orlando Hernández, salió en conferencia de prensa informando a todos los hondureños que se había aprobado un plan para que se distribuyera alimento a las familias de bajos recursos a partir de este miércoles; además de asegurar que con este plan se iban a ver beneficiadas más cerca de 800 mil familias, es decir, cerca de 3.2 millones de catrachos.