El Super Bowl y yo

Estados Unidos

Eran los años setentas. La vida de un niño mexicano no tenía muchas alternativas más allá del tío Gamboin, Don Gato y su Pandilla, y los Picapiedra. En la transición a la adolescencia te esperaban, el Hombre Nuclear, Los Ángeles de Charlie, entre otros. El mundo del deporte era rustico y limitado al fútbol mexicano.

Mientras idolatraba a mis Rojinegros del Atlas del Pistache Torres, con Brambila, Pepe Delgado y mi héroe, Chavarin; los incomparables Pumas de Cabinho, Hugo Sánchez, Cándido y Spencer Coleho, dominaban la cima.

En medio de ese mundo divertido, pero limitado, don Fernando Von Rossum, Jorge Berry y Víctor Serrato, llamaban mi atención. Gracias a don Fili, mi padre, había tenido esporádicos acercamientos al fútbol americano que ese trío narraba. Llegaba el Super Bowl X y prometía ser atractivo, porque el Barcelona y el Real Madrid de la NFL se enfrentaban, Acereros de Pittsburgh vs Vaqueros de Dallas.

Se sumaba el atractivo de un mexicano, Efrén Herrera, como pateador de Dallas y eso justificaba la afición a los Cowboys, así como su entrenador al que le decían "el del sombrero chistoso".

El partido no defraudó. Terry Bradshaw completó con el receptor Lyn Swann, una de las jugadas más espectaculares en la historia de los Super Bowl, al generar un pase completo de 37 yardas sobre cobertura del esquinero Mark Washington. La jugada todavía es considerada hoy, entre las más llamativas en la historia de los super domingos.

Han pasado cuarenta y cuatro años de aquel Super Bowl y lo más increíble para mi es que aquel duelo, que Terry Bradshaw y la "Cortina de Acero" ganaron 21-17 a los Dallas Cowboys de Roger Staubach, cabe en este siglo XXI y el 2020.

Terry Bradshaw y Pittsburgh ganaron aquel duelo a pesar de tener sólo 9 pases completos. En la estadística final Bradshaw completó 9 de 19 pases para 202 yardas, 2 touchdowns y 0 intercepciones. Increíblemente, hace dos semanas San Francisco se ganó el pase al Super Bowl LIV al vencer 37-20 a Green Bay, y el quarterback Jimmy Garoppolo completó apenas 6 pases de 8 lanzados, 69 yardas. 0 touchdowns y 0 intercepciones.

La clave de la victoria fue el juego terrestre que con Franco Harris (82) y Rocky Bleier (52), sumaron 149 yardas terrestres, pero sobre todo dominaron la posesión del balón.

¿Qué ha pasado estos 44 años? ¿A caso hoy, siglo XXI versión 2020, en "la liga de quarterbacks" se puede ganar como en 1976?

Lo que ocurre en realidad es que correr el balón nunca pasará de moda, incluso en "la liga de quarterbacks". Y por si no lo sabían, correr el balón con éxito es el mejor.

Camino para garantizar un juego aéreo exitoso, pues convertirá al "pase con engaño de carrera" en una doble amenaza, amenaza que puede ser letal.

En este anhelado Super Bowl LIV y su duelo comercialmente vendido entre Patrick Mahomes y Jimmy Garoppolo, la realidad es que se podría convertir en una batalla de juego terrestre y dominio la posesión de balón.

Mientras "Dos Gato y su Pandilla" y "los Picapiedra" han sido reemplazados por Youtube, Tiktok, y otros modelos alternativos para adolescentes, versión 2020, Franco Harris y Rocky Bleier serán Raheem Mostert, Matt Breida y Tevin Coleman, vistiendo uniforme de los 49ers.

San Francisco masacró por tierra a Minnesota y Green Bay en sus dos duelos de playoffs, con 487 yardas terrestres entre ambos, sin requerir que Jimmy Garoppolo llegara ni siquiera a la docena de pases intentados.

El Super Bowl LIV está a la vista y para mi será tan intenso como aquel que Terry Bradshaw ganó gracias al dominio por tierra.