Lo bueno, lo malo y lo feo de la semana 6 de la NFL
Los 49ers finalmente encuentran el triunfo que le da validez a su marcha perfecta esta temporada. Rams es su primer rival con marca ganadora.
Lo bueno
Lo único malo de acumular un inicio de 4-0 ante cuatro equipos sin récord ganador es que no se obtiene mucho respeto.
Para los San Francisco 49ers, en particular para su defensa, todo eso cambió con una exhibición de dominio ante lo que solía ser una ofensiva prácticamente indefendible. El domingo en el Coliseo, los Rams sirvieron para tejer de lana la alfombra roja por la que desfiló el único equipo invicto de la Conferencia Nacional e indiscutible mandón del Oeste de la NFC.
Los Rams podrían poner de excusa la ausencia del estelar Todd Gurley, pero considerando las actuaciones de inicio de campaña del ex Jugador Ofensivo del Año y el despliegue de la defensiva de San Francisco, difícilmente habría hecho diferencia.
La unidad comandada por el coordinador Robert Saleh fue así de buena.
Los 49ers extendieron el endeble inicio de campaña del quarterback Jared Goff, limitándolo a apenas 13 completos en 24 intentos para 78 yardas, y aunque no lanzó intercepción por primera vez en tres partidos, estuvo bajo asedio casi absoluto todo el encuentro. Fue capturado cuatro veces, presionado en múltiples ocasiones y San Francisco no requirió de gran aporte ofensivo para mantener su registro inmaculado.
Tal vez la jugada más grande de la defensiva de San Francisco llegó con 3:14 en la primera mitad, cuando con la pizarra igualada 7-7, D.J. Jones y Arik Armstead se combinaron para detener en la yarda uno a Malcolm Brown en cuarta y gol. Fue un truco que los 49ers repitieron en dos ocasiones más a lo largo del encuentro para limitar a los Rams a siete puntos y 157 yardas, además de propinarle a Sean McVay su primera racha de tres derrotas consecutivas.
Fue un golpe sobre la mesa para unos 49ers que habían derrotado a Tampa Bay, Cincinnati, Pittsburgh y Cleveland -ninguno de ellos con récord ganador- para iniciar la campaña, nunca admitiendo más de 20 puntos. Pero hacerlo ante el segundo mejor ataque de la NFL la campaña anterior, campeón de la NFC y a domicilio fue un mensaje contundente. En sus últimos dos encuentros, San Francisco ha admitido un total de 10 puntos a Baker Mayfield y Jared Goff. Nada mal.
Finalmente, San Francisco tiene lo que se merece después de su mejor inicio desde 1990. Respeto. Y una defensiva envidiable.
Lo malo
Se suponía que Baker Mayfield era el salvador y el redentor de los Cleveland Browns. Tal vez la profecía sea cierta, pero no esta temporada.
En lugar de continuar el progreso de la campaña anterior en su camino de regreso a la relevancia, el quarterback de los Browns está en un tobogán de errores que tiene sumida, nuevamente en la mediocridad, a una franquicia que simplemente no parece encontrar el fin de su miseria.
Los analistas estadounidenses utilizan a menudo el término “sophomore slump” para describir los problemas que suelen acompañar a un jugador -en cualquier deporte- en su segunda campaña profesional, gracias a la exposición del primer año que les dio material a los entrenadores rivales para ajustar y saber qué esperar de tal o cual jugador.
Mayfield está llevando el término a una dimensión completamente distinta con lo mostrado esta campaña, particularmente en los últimos dos juegos.
La primera selección global del año anterior lanzó otras tres intercepciones el domingo en la derrota 32-28 ante los Seahawks, incluyendo una de ellas en la zona de anotación, y Mayfield acumula seis pérdidas en los últimos dos encuentros, ambos reveces ante rivales del Oeste de la NFC.
Los Browns iniciaron la campaña con etiqueta de candidatos a playoffs gracias, en buena parte, a Mayfield y a una serie de refuerzos de alto impacto mediático. Sin embargo, ahora se encuentran estancados con marca de 2-4 y más preguntas que respuestas en torno al que debía ser su quarterback franquicia, quien acumula apenas 5 pases de touchdown por 11 intercepciones, incluyendo al menos una en cada uno de sus seis juegos de la temporada.
Mayfield no ha superado los 64 puntos de rating en cuatro de seis juegos este año, incluyendo una paupérrima actuación de 13.4 puntos en la derrota del lunes pasado ante San Francisco y la única noticia para los Browns es que la próxima semana no perderán, pero únicamente porque tienen descanso. Después de eso van a visitar a Tom Brady y los Patriots.
Lo feo
Dan Quinn se ganó el puesto de head coach de los Atlanta Falcons como arquitecto de la legendaria defensiva de “Legion of Boom” que llevó a los Seattle Seahawks a apariciones consecutivas en el Super Bowl y a un campeonato.
Cinco años después de su contratación, los Falcons siguen a la espera de que el genio defensivo se presente a trabajar.
Por primera vez desde que llegó a los Falcons y un año después de que Atlanta terminó como la 25ta peor defensiva de la liga, Quinn asumió las funciones de coordinador defensivo con la esperanza de darle un giro al equipo y un contrapeso a una de las ofensivas más talentosas de la NFL.
Si el equipo dio un giro, fue en la dirección equivocada.
Los Falcons llegaron a la semana seis como la penúltima defensiva de la NFL con 30 puntos por partido, y el domingo ratificaron su miseria al permitirles a los jóvenes e inexpertos Arizona Cardinals -la 21ra ofensiva de la liga- su segundo triunfo consecutivo, 34-33.
Atlanta permitió al menos 34 puntos por segundo partido consecutivo y no ha admitido menos de 20 en lo que va del año. Pero eso no es lo peor para unos Falcons que pusieron su récord en 1-5 y a Quinn al borde del desempleo. Lo más triste es que hicieron ver al joven Kyler Murray como una nueva versión de Peyton Manning. Murray completó 27 de 37 envíos para 340 yardas, tres pases de touchdown, 128.2 puntos de rating -las últimas dos cifras, marcas personales- y no fue capturado en una sola ocasión.
La defensiva de los Falcons no forzó intercambios por cuarta ocasión en seis juegos, admitió al menos 365 yardas por cuarto partido consecutivo y apenas obligó tres despejes en todo el encuentro. En resumen, la defensiva de Atlanta es mala, la reputación de Quinn es un mito y los Falcons están en problemas.