Lawrence Taylor: La máquina del caos de los New York Giants
Debatiblemente el mejor defensivo en la historia del football, Taylor fue una pesadilla para rivales y para sí mismo.
Era adicto a las drogas, enviaba prostitutas a los rivales una noche antes del juego, es un agresor sexual registrado y un pésimo actor. Y sin embargo, allá va el mejor defensivo que haya visto la NFL en sus primeros 100 años de historia.
En cualquier otro caso, las controversias que enfrentó Taylor fuera de los emparrillados habrían sido suficientes para opacar su legado deportivo. Pero L.T fue un animal distinto, un jugador más grande que sus propios demonios.
Sí, los demonios de Lawrence Taylor eran grandes. Lawrence Taylor lo fue todavía más.
A la fecha, no hay nadie que haya hecho lo que L.T. hizo. Novato Defensivo, All Pro y Jugador Defensivo del Año en 1981. Inició su carrera con 10 invitaciones consecutivas al Pro Bowl y seis designaciones al primer equipo All Pro (de sus ocho en total). Dos anillos de Super Bowl y destructor profesional de quarterbacks.
No hay nadie que haya hecho lo que Lawrence Taylor dentro de un campo de football, porque esos mismos demonios que lo atormentaban fuera del emparrillado eran los que lo poseían cada domingo de temporada.
“Esperen un minuto”, dijo Bill Belichick, coach de los Patriots y coordinador defensivo de lo Giants durante los días de máximo esplendor de L.T. “Estamos hablando de Lawrence Taylor. Sí, no voy a poner a nadie en la categoría de Lawrence Taylor. Así que pueden poner al resto debajo de él. Con todo respeto a todos los buenos jugadores de la actualidad, pero estamos hablando de Lawrence Taylor”.
Como suele suceder, Belichick tiene razón.
El legado de Lawrence Taylor
Al igual que Wilt Chamberlain y Bill Russell provocaron un cambio radical en las reglas de la NBA debido a su dominio, en la década de 1960, Taylor cambió la manera de jugar football desde su llegada a la NFL en 1981 y durante los siguientes 13 años hasta su retiro.
No solo alteró los esquemas defensivos y creó la figura, primero, de “blitzing” linebacker y posteriormente de lo que actualmente se conoce como “pass rusher”, lo que le produjo 132.5 sacks a lo largo de su carrera y le abrió la puerta a los grandes linebackers que le precedieron: De Derrick Thomas a Khalil Mack.
Sin mencionar que convirtió a millonarios a innumerables tackles izquierdos, quienes se volvieron parte fundamental de cualquier ofensiva gracias a la presencia de tipos como Taylor.
Cuando un defensivo es capaz de alterar a las ofensivas rivales, se sabe que es una figura trascendental. Tal vez esa sea la mejor palabra para describir a Taylor dentro del emparrillado.
Y como siempre, su “timing” fue perfecto.
Con las llegadas de Bill Wash y Don Coryell como head coaches hacia finales de la década de 1970, el football dio su primer gran paso en la transformación hacia un juego principalmente aéreo. Lawrence Taylor llegó para alterarlo todo.
Fue Walsh el primero en asignar a un jugador de línea para detener los disparos de L.T. Joe Gibbs tuvo que recurrir a la formación de doble tight end y crear la figura del Half Back para intentar frenar a Taylor.
“Tuvimos que intentar crear, de alguna manera, un plan de juego especial para Lawrence Taylor. Eso no es algo muy frecuente en esta liga, pero creo que fue él quien nos enseñó esa lección de la peor manera”, declaró Gibbs. “Perdimos varios juegos”.
Gibbs no solo perdió juegos ante Taylor. L.T. también le arrebató a su quarterback en 1985, con un golpe devastador por el lado ciego que le destruyó la pierna y la carrera de Joe Theisman. A pesar de su reputación como un jugador intimidante, la escena es memorable por los desesperados gritos de Taylor para el ingreso de las asistencias médicas.
Taylor lo ganó todo dentro del campo y lo perdió casi todo fuera de él.
Casi todo, menos el respeto de una liga.