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Bruce Matthews: La muralla más confiable de la historia

A lo largo de un siglo de football profesional, ningún liniero ofensivo ha sido más dominante y versátil en la liga que Bruce Matthews.

Estados Unidos
PITTSBURGH, PA - SEPTEMBER 28:  Offensive lineman Bruce Matthews #74 of the Tennessee Oilers (later Tennessee Titans) looks on from the field during a game against the Pittsburgh Steelers at Three Rivers Stadium on September 28, 1997 in Pittsburgh, Pennsylvania.  (Photo by George Gojkovich/Getty Images)
George GojkovichGetty Images

El legendario Earl Campbell tuvo el mapa que trazaba la mejor ruta hacia el Salón de la Fama en Canton, Ohio: Seguir al número 74 a través de las trincheras. El potente Eddie George transitó la autopista 74 en camino a buena parte de sus 10,400 yardas sin encontrar el mismo destino que su predecesor de los Houston Oilers.

El número 74 en Houston pareciera un código de videojuego y, en muchos sentidos, Bruce Matthews era uno.

Muchos consideran a Matthews como el mejor liniero ofensivo de la historia. Y los números que acumuló la leyenda de los Oilers/Titans los harían quedar bien a todos. Lo que queda fuera de cualquier discusión es que Bruce Matthews fue el más durable y versátil soldado en las trincheras de la NFL que se haya visto jamás.

Durante 19 años en la NFL, todos ellos con la misma franquicia, Bruce Matthews fue indestructible, confiable e intercambiable... ah, e irremplazable.

Fue una fuerza dominante durante casi dos décadas, como la NFL no ha visto otra igual.

Tal vez sea por su versatilidad: Jugó 99 partidos como guard izquierdo, 87 como centro, 67 como guard derecho, 22 como tacle derecho y 17 como tacle izquierdo. Independientemente de la cantidad de partidos, esa versatilidad difícilmente pueda volver a verse en una era en donde él éxito depende de la especialización.

El asunto con Matthews es que él daba resultado en cualquier parte. Sus nueve designaciones como primer equipo All-Pro y sus 14 invitaciones al Pro Bowl en 19 temporadas no son obra de la casualidad. Bruce Matthews sabía lo que hacía, y lo hacía mejor que nadie sobre la línea ofensiva.

Fue, en buena parte, gracias a Matthews, y a su compinche en la línea ofensiva Mike Munchak, que los Oilers pasaron de la mediocridad (entre 1982 y 1984 ganaron un total de seis juegos) a convertirse en serios aspirantes durante la parte final de los 80 y el inicio de los 90 cuando compilaron siete apariciones consecutivas en playoffs e hicieron de Jerry Glanville y Jack Pardee coaches medianamente respetados alrededor de la liga.

Campbell persiguió a Matthews hasta llegar al Salón de la Fama, Warren Moon se escudó en Matthews hasta convertirse en inmortal. Pero es el caso de George el que mejor retrata el impacto de Matthews en esa línea ofensiva. Entre 1996 y 2001, con Matthews (ya de entre 35 y 40 años de edad) en el equipo, George promedió 1,300 yardas por tierra, y una vez que el estelar liniero se retiró la producción anual de George se redujo en casi 200 yardas terrestres.

Pero lo que tal vez llame más la atención es su durabilidad. En una posición en donde los golpes contundentes de monstruos de 120 kilogramos de puro músculo ocurren, invariablemente, cada 40 segundos, Matthews jamás se perdió un solo partido por lesión. Se retiró en 2001 con 296 partidos, líder en la historia entre los no pateadores, y desde entonces solo Jerry Rice y Brett Favre han logrado superarlo.

Bruce Matthews es todo lo que un coach quiere de un liniero ofensivo y lo que todo jugador debería aspirar a ser.