Mientras el técnico de Houston Dynamo intenta sacar brillo a la plantilla más barata de la MLS, sus dos hijos debutaron siendo compañeros en Segunda División. Esta es su historia y filosofía de vida.
Un año en los Playoffs, otro Campeón de US Open Cup, con la plantilla más barata de la MLS. Sus dos hijos debutaron como profesionales en segunda división, el mayor graduado como ingeniero. Y aún así Wilmer Cabrera, técnico de Houston Dynamo, espera que 2018 no sea el mejor año.
Así es, el colombiano ha conseguido logros importantes y ha visto a sus dos hijos (tiene además una hija) empezar a cumplir sus sueños. AS USA habló con los tres para conocer las entrañas de una familia por excelencia futbolera y que busca traducir valores de la vida a la cancha.
El padre vive en Houston (trabajando para el Dynamo), los dos varones viven en Edinburg, Texas; mientras que la madre y su hermana residen en Florida.
El mayor de los ‘herederos’ del profe Cabrera es David Felipe, 23 años, mediocampista e ingeniero/Geólogo. El segundo es Wilmer Andrés ‘Andy’, de 18 años, delantero y recién graduado de secundaria.
Para ir a los hijos, regresemos al padre. De todos conocido, ex jugador profesional, mundialista por Colombia, desarrollador de jugadores en Estados Unidos, ex entrenador a nivel universitario, juvenil, de selecciones menores, asistente en primera división, técnico en propiedad en segunda división y ahora desde hace dos años técnico en propiedad del Houston Dynamo en MLS.
Logros con sabor amargo
“En un año y medio hemos logrado llegar a la final de Conferencia (2017), que hace muchos años este equipo no lo lograba. Y este año a pesar de tanta lesión y tanto problema, logramos ganar la US Open Cup que este club nunca la había ganado”, evaluó Wilmer padre con algo de inconformidad a pesar de lo conseguido.
El técnico de Dynamo no se queda en lo logrado sino que se incomoda por lo que se dejó escapar. “Lastimosamente nos quedamos cortos este año porque no tenemos la nomina para jugar dos o tres torneos”, aseguró antes de sacarse el fastidio. “A mi no me gusta terminar afuera de los playoffs, soy ganador, no perdedor”.
Pero de inmediato volteó la página al aprendizaje. “He aprendido a tener paciencia, a entender que hay muchas cosas que uno quiere hacer y trabaja, pero al final los jugadores son los que hacen la diferencia”.
Brillan los ojos
Ese aprendizaje que Cabrera intenta sacar de cada una de sus experiencias, es el que en este 2018 tuvieron sus hijos. Viviendo juntos, debutando como profesionales en la Segunda División de Estados Unidos (con RGVFC ‘Toros’ equipo de USL) y tomando decisiones para sus vidas.
“Antes de ser jugador o entrenador soy padre. Me siento feliz, me preocupa porque uno sabe cómo es el fútbol, pero me siento orgulloso como futbolista de que ellos hayan decidido jugar”, aseguró el técnico con un notorio cambio de semblante al hablar de sus hijos y no de las adversidades de su plantel.
Así, tras ese orgullo de futbolista, arrancaron los ‘muchachos’. ‘Andy’, el menor con la pelota siempre a su lado. De hecho cuenta con algo de broma la influencia que de pequeño tuvo su padre. “Me entrenaba con la zurda, la derecha, la mayoría del tiempo era solo yo. Cuando a David le daba la gana venía, pero en realidad constantemente a mí me ayudó a desarrollar los dos perfiles y a mantener el balón”.
El mayor de los Cabrera no refuta sino que le da sentido a su comienzo algo tardío para las canchas. “Todo en mi vida ha sido fútbol, fútbol, cuando estaba pequeño quizá era demasiado para mí y no me interesaba mucho por ello”, contó.
Decisiones y momentos
Pero cuando la pasión tira, tira. “Cuando mi hermano empezó a jugar competiciones sentí algo, porque a mi papá le encantaba que mi hermano jugaba. Eso me motivó a trabajar duro y buscar tener un nivel de competición y ahora gracias a Dios se van dando las oportunidades”, reconoció el ingeniero.
David comenzó a jugar competitivamente mientras empezaba la escuela secundaria, mientras que ‘Andy’ lo ha hecho de siempre. Para el mayor, el amor a la ‘redonda’ le ganó a su profesión académica.
“Mi papá siempre nos ha dicho que lo más importante en la vida es el estudio. Cuando me gradúe tenía claro que mi pasión por el fútbol era tan fuerte que la decisión no fue difícil”, dijo el mediocampista, quien acepta que el 2018 ha sido un año más de desarrollo en lo futbolístico que de consolidación.
Aún con el ambiente dado, padre es padre y el profe Cabrera guarda sus reservas. “David es ingeniero y estoy orgulloso de eso. Él decidió meterse a esto del fútbol y se las tiene que arreglar, pero él tiene una base muy sólida allí”, comentó el entrenador para luego dejar salir la otra cara de la moneda.
"Mi problema es con el otro (Andy) que se acaba de graduar de bachiller y quiere jugar, pero lo bueno es que vive con su hermano, que es profesional, que le da consejos, es su mejor amigo. Y tiene el ejemplo en todos los jugadores que hay que son profesionales o los que no son y están sufriendo”.
La respuesta del menor de los Cabrera ‘desactiva’ la preocupación. “Seguir jugando no implica que no pueda estudiar, puedo tomar clases en linea y seguir creciendo de esa manera para estar listo en caso de que no se den las cosas en el deporte”.
‘Andy’ ha sido invitado a por lo menos dos campamentos de la selección de Estados Unidos sub14 y uno de la Sub 17, además de entrenar hasta hace dos años de manera frecuente con el programa de ‘Residencia’ para juveniles, de la Federación Estadounidense de Fútbol.
Papá entrenador
Obviamente la pregunta hacia el futuro es si podrán los Cabrera llegar a ser dirigidos por su padre, quizá en el mismo Dynamo que es el filial en MLS de ‘Toros’, donde jugaron este 2018.
El técnico es contundente, “el nivel tiene que ser indiscutido por mi cuerpo técnico y por la gente que me rodea. Al final ellos tienen que responder por ellos, son los que están en el terreno de juego y yo no puedo hacer nada por eso”, aseguró.
Pero el profe Cabrera fue más allá, tras reconocer que es complicado que a los hijos de un entrenador se les reconozca su valía y más fácil que se les opaque diciendo que juegan por ser familia del técnico, él lanzó una sentencia. “Si el día de mañana yo tengo que hacerme a un lado para que ellos jueguen y surjan, lo hago con mucho gusto porque lo más importante para mí es ser padre antes que ser entrenador”.
Ellos responden en consenso, “Si estamos en una posición en la que mi papá tiene que hacerse a un lado para que nosotros tengamos la oportunidad de jugar, creo que eso diría que nosotros no estamos haciendo las cosas bien. Si alguna vez estoy en un equipo con mi papá es porque quiere decir que él está haciendo las cosas muy bien como entrenador y nosotros muy bien como futbolistas. No creo que una situación así se de en la que él se tenga que quitar del camino”.
Circulo completo
Tras la temporada con RGVFC ‘Toros’, los hermanos Cabrera viajan a Colombia, para pasar tres meses allí. Los dos primeros entrenarán con las divisiones menores del América de Cali, como una forma de mantenimiento de su estado.
“Por ahora vamos a entrenar con la Sub20 y la idea es mantenernos. Si algo se da es una opción, pero el enfoque es solo entrenar”, aseguró David acerca de la posibilidad de quedarse con el equipo que viera figura a su padre.
Lo que si es cierto es que los Cabrera, a pesar de haber llegado a Estados Unidos de 8 y 3 años, querer al país y sentirlo propio, tienen el orgullo colombiano por delante. “La mayoría de mi vida ha sido en Estados Unidos, pero Colombia es mi casa y es un orgullo ser colombiano”, contó David, nacido en Cali.
“Me siento muy feliz de ser colombiano y cuando me preguntan, lo primero que digo es que soy colombiano”, agregó Wilmer Andrés, nacido en Bogotá.
A Cali estas vacaciones irán con su señora madre, obviamente el profe Wilmer no puede sumarse por ahora. Pero con ellos estará siempre algo que no les dio ni les quitará el fútbol, sino su hogar. "Son mis mejores amigos”, reveló el entrenador.
Los ‘chicos’ por su parte retribuyen el amor en el día a día. “mis papás nos enseñaron a ser educados, a ser respetuosos, a tratar bien a los demás y nos dieron un enfoque alto en el estudio”, detalló el mayor de los hijos Cabrera.
“David y yo somos buenas personas por nuestros papás, por cómo nos enseñaron y los valores que nos dieron”, remató el menor.
Para el padre, se trata siempre de ir más allá del fútbol. En una filosofía de vida que de paso puede ser un mensaje a nuestros países. “Esto sucede mucho en Colombia, los futbolistas no tienen base, educación. Entonces juegan muy bien pero sin educación no se puede ser mas grande, no se puede surgir más, no podemos lograr cosas más trascendentales porque se necesita gente más capaz para tomar mejores decisiones y eso no lo tenemos. Somos muy buenos futbolistas. Tenemos diamantes pero en bruto porque la parte social, cultural, no la desarrollamos y así cuesta mucho”.