El colombiano jugará su primera final como entrenador de un primer equipo, pero antes quiere que su plantilla no deje de luchar ante las adversidades. Repaso de logros y penurias.
Como piloto que alguna vez fue, Wilmer Cabrera sabe perfectamente lo que es una fuerte turbulencia. Ahora, ya no en el hobby sino en su carrera como entrenador, el colombiano enfrenta uno de los momentos más complicados.
Aún así, irónicamente como muchas de las cosas que tiene el fútbol, el entrenador de Houston Dynamo está a punto de conseguir su primer título como técnico en un primer equipo al llevar a los de Houston a su primera final en la historia de la US Open Cup.
“Nunca en mi vida como entrenador o como jugador había tenido una racha de cinco partidos consecutivos perdiendo”, aseguró el colombiano tras la reciente derrota ante Real Salt Lake el fin de semana (1-2).
Cabrera habló con AS USA acerca de los retos que le ha impuesto esta temporada, especialmente desde mediados de julio hasta la fecha, tras haber dejado un buen sabor en el 2017 con su llegada a los Playoffs, cayendo en la final de Conferencia Oeste con Seattle Sounders.
“No es normal en ningún equipo del mundo que en 23 partidos solo hayamos podido alinear la misma defensa en dos”, explicó el timonel sobre uno de sus más grandes dolores de cabeza. “Ocho defensores, siempre con alguno lesionado, sancionado o con dificultades. Nos ha perjudicado muchísimo”, apuntó.
No buscar ‘aterrizaje forzoso’
Para el observador desprevenido de MLS y en especial del Houston Dynamo, la respuesta podría no tener mucho sentido si se tiene en cuenta que en 2017 el equipo de Cabrera se caracterizó por las constantes rotaciones y ninguna nómina repetida en la titularidad.
“Esta vez es obligado (las rotaciones). El año pasado tratábamos de hacer rotaciones de la mitad hacia adelante porque creamos una competencia interna”, empezó por decir al respecto el colombiano. “Pero este año no hemos podido crear competencia en ese sentido y no hemos podido lograr estabilidad defensiva”.
Aún en medio de las adversidades y con claro dolor por las situaciones que impiden ver el progreso de su equipo, Cabrera destacó las diferencias en las que el Dynamo se ha hecho mejor entre el 2017 y el 2018.
“Hemos mejorado en muchos aspectos (en comparación con 2017). Este equipo es mejor manejando la pelota, es mejor técnicamente, es mejor creando opciones de gol, haciendo goles”, aseguró.
Pero de inmediato, el análisis lleva a lo que evidentemente no anda bien, “hemos fallado en la parte defensiva. No por el trabajo pero sí por la falta de continuidad”, insistió.
Con todo, bueno y malo, no solo de su equipo sino de las circunstancias externas como expulsiones frecuentes, goles en contra dudosos y en tiempo de compensación, etc, el nacido en Cartagena no va a tirar la toalla.
“Es una situación complicada, pero no podemos renunciar. Tenemos partidos en casa y seis afuera para luchar y la posibilidad está. No podemos renunciar”, lanzó con un mensaje a renglón seguido para sus jugadores.
“El llamado mío a los jugadores es que los necesitamos a todos, para que el nivel y la competencia interna nos de la oportunidad de competir contra cualquiera”, dijo para luego lanzar las claves de lo que debe ser el foco de preparación de aquí en más.
“Lo que está en nuestras manos: prepararnos lo mejor posible, salir a jugar, no cometer errores que puedan ser interpretados como situaciones que nos obliguen a quedar diezmados”, aseguró.
El estratega busca lugares conocidos para motivar a los suyos a que la hazaña de entrar a los Playoffs aún es posible. “Si logramos la estabilidad que necesitamos (en la plantilla) vamos a poder tener la posibilidad de ganar partidos y ver la posibilidad de clasificar más cerca”.
Copa Abierta, bálsamo e historia
La temporada de Houston Dynamo bien podría quedar no solo salvada sino en la historia si se hace con la US Open Cup, cuya final disputará el 26 de septiembre ante Philadelphia Union.
Será el primer partido por un título que Cabrera dispute como entrenador profesional, y se dará once días después de su cumpleaños número 51. Pero él ve el compromiso todavía muy lejano como para ponerlo en la lista de prioridades.
“Estamos muy contentos (de estar en la final) pero no estamos pensando en esa final. Queda un mes largo (antes de jugarla) y estamos pensando en el próximo encuentro. Tenemos un partido en frente en casa. Ese es el mensaje y el objetivo, luchar por esos tres puntos”.
De todas formas, para poder hablar de la Copa, Cabrera tiene claro que llegada la hora solo hay una forma de salir de su estadio esa noche, “hay que ganarla”.
Los juveniles
Houston Dynamo no es uno de los equipos de más pompa y presupuesto en la MLS, aunque sí que tiene buenos años de historia deportiva. Por ello el enfoque de los últimos tiempos ha sido más el desarrollo y descubrimiento de jóvenes.
En ello, Cabrera y su cuerpo técnico han visto florecer a hombres como Eric ‘Cubo’ Torres (quien despuntara en la MLS años atrás también bajo Cabrera con el desaparecido Chivas USA); Mauro Manotas, Alberth Elis, Memo Rodríguez, Romell Quioto, entre otros.
Esta es la clave, según el colombiano. “Mucho trabajo por parte de ellos; más la dedicación, dialogo y cariño por parte de nosotros. Son jugadores jóvenes. Cualquier jugador necesita apoyo porque esta carrera presenta muchos altibajos. Hemos logrado que rindan con ese trabajo y ese trato”.
Pero a la misma vez, la filosofía tiene en claro que hay límites, “No se puede cambiar o moldear a alguien que no quiera ser ayudado. La parte del jugador es muy importante, que quiera, que esté dispuesto. Al final el fútbol es un deporte de futbolistas no de entrenadores. Nosotros podemos llevarlos a donde ellos estén dispuestos a llegar”.
Clave saber dónde y con quién
Para Cabrera, el proceso con el Houston Dynamo aún tiene mucho para dar y los jugadores entienden cuál es su papel en esta lucha. “Somos un equipo que nunca hemos alardeado de lo que somos”.
Es más, dice el entrenador, ser buen equipo está por encima de aparentarlo. “Somos muy humildes y sabemos que tenemos que trabajar duro. Pero somos un equipo muy competitivo y para ganarle al Dynamo hay que trabajar mucho y ser buenos. A pesar de todas las circunstancias, nosotros somos un equipo que partido a partido da competencia y quiere ganar”.
Unas circunstancias que también al propio entrenador le marcan el paso, es claro que no es lo mismo ser el técnico de una plantilla con luminarias que de una en desarrollo.
“Ganar es lo que soñamos todos los entrenadores, pero ganar es mas fácil cuando se tienen los mejores jugadores, porque ellos hacen la diferencia. Pero cuando uno está en un equipo con nómina y presupuesto limitado es cuando uno crece como entrenador. Siendo creativo, entendiendo limitaciones y reforzando aspectos para enfrentar de igual a igual a otro equipo”.
Un entrenador con más de 20 años como futbolista suramericano, incluyendo Mundial. Y más de 15 como entrenador en diferentes niveles, con formación especialmente estadounidense. Una mezcla que le ha traído dividendos.
“Creo que eso que me ha servido para poder ayudar a los jugadores. Estas combinaciones me han dado experiencia y conocimiento. Ademas me sigo preparando y yo tomo todo eso como ayuda”, apuntó el colombiano.
Finalmente, Cabrera espera que el proceso, los resultados y el crecimiento de los jugadores a su cargo dictaminen el rumbo de su trabajo, no los elogios que no han llegado en puntos altos y mucho menos van a aparecer en las dificultades.
“No trabajo para ser reconocido o para que nuestro cuerpo técnico sea alabado o admirado. Trabajo para el futbol porque lo amo y es mi pasión. Adoro venir todos los días al entrenamiento y busco entregarlo todo para el futbol. Si yo pensara trabajar para premios y reconocimiento personal quizá debería buscar otro tipo de trabajo”.
Es claro, Wilmer Cabrera ve, lee, estudia, como, respira y transpira fútbol. Obviamente, más allá de su equipo, nunca volvió a pilotear un helicóptero, aunque siga luchando con turbulencias.