¿Qué es la 'garrra charrúa'?
'La garra charrúa' es el distintivo de un país. Pocas naciones en el mundo tienen a su selección de fútbol como un símbolo nacional. Uruguay es único.
"Uruguay no'ma". Es el grito de guerra de un país. La nación por encima de todo; de estrellatos, de egos, de nombres. Uruguay es una tribu, en el entendido de un colectivo amalgamado, seguro de su identidad y orgulloso de ella. El pegamento es la Selección nacional de fútbol. Pocos países del orbe, acaso ninguno, vuelca sus valores, esperanzas y anhelos en sus futbolistas profesionales, en su camiseta 'celeste', casi sagrada. La Selección Uruguaya es el guardián y embajador de la identidad nacional, de la legendaria "garra charrúa". "Uruguay, más que nadie, menos que ninguno, distinto a todos", reza la campaña de la agencia de publicidad 'Campo de Marte' previa a la Copa América de 2015. Identidad, orgullo, coraje.
"La garra charrúa", la describió Alfredo Etchandy, subsecretario del deporte del gobierno uruguayo, no sólo como un generador de lenguaje e idioma (frases como "los de afuera son de palo", pronunciada por el capitán del equipo, Obdulio Varela, antes del Maracanazo, se han infiltrado en el habla común del uruguayo de a pie); sino, además, como el sello que define la identidad nacional: "Tiene unos componentes más amplio (...) Es ese plus que dan los uruguayos cuando parece que están vencidos, que ya no pueden dar más y aparece una fuerza interior que lo lleva a seguir luchando, a seguir adelante y muchas veces conseguir la victoria", explicó en un simposio celebrado el pasado mes de abril en Montevideo.
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Espíritu de batalla
En su texto, San Román establece una conexión entre la herencia aborigen 'charrúa', el pueblo que habitaba al norte del Río de La Plata, en el actual territorio uruguayo, y el concepto "garra", ligado directamente al fútbol y sus valores, con los que se identifica la sociedad uruguaya: "sustantivo denotador de vigor y convicción", describe San Román. A partir de una revisión histórica, el autor quiere analizar los componentes del concepto como un factor de identidad nacional. Un manto, presentado por la afición 'celeste' durante un encuentro de repechaje mundialista entre Uruguay y Australia, en 2001, que mostraba la imagen de un indio charrúa de pie sobre pabellones colombianos y brasileños, fue el punto de partida para el estudio de San Román. "Esta imagen representa 'la garra charrúa', el espíritu de batalla personificado en los más rudos e intransigentes de los habitantes aborígenes de lo que hoy es Uruguay", escribió. El concepto se traslada a la representación futbolera de las viejas batallas territoriales. 'La garra charrúa' es una recreación, simbólica, del espíritu de lucha indígena.
El poder simbólico del concepto "garra charrúa" es motivo de orgullo para los uruguayos a los que la historia les ha quedado muy lejos. A pesar del exterminio charrúa y la ocupación europea del territorio nacional, el uruguayo, aunque no sienta como propio el legado indígena, sí ha heredado sus valores. Y el fútbol, por su esencia como deporte de brega, y su rol como constructor de la sociedad uruguaya, permanece como "la fuerza que más aglutina al país". San Román concluye que "la garra charrúa" es una especie de terapia nacional que pone el país de frente a sus complejos; acude a la fortaleza porque ha sufrido; el espíritu de guerra honra a los extintos 'charrúas', con quienes la sociedad se siente en falta. El fútbol permite "una futura rehabilitación real" y una "reciente y saludable rehabilitación real". Jorge Batlle, expresidente del Uruguay, dio una conclusión terminante: "Entendemos el fútbol como una expresión de nuestra fuerza colectiva y una forma de hacer visible nuestro carácter".
¿Qué es la 'garra charrúa'? Es la resistencia, la entrega, el compromiso; el dejar el corazón. El gol de Héctor 'El Manco Divino' Castro en la final del Mundial de 1930, una leyenda sin mano izquierda; Obdulio Varela, con las espinillas destrozadas, de pie hasta el último minuto para eliminar a Inglaterra en el Mundial de 1954; Juan Hohberg, con el corazón detenido sobre el campo de juego después de empatar a la imbatible Hungría en la semifinal del '54 y después, reanimado con frotaciones al pecho, aún batiéndose en la cancha; o Eliseo Álvarez, que saltaba sobre su pierna izquierda, mientras su tobillo izquierdo, hecho añicos, sorteaba las patadas soviéticas en 1962. Es la 'garra charrúa' que empuja a Washington Tabárez a dirigir sostenido por un bastón, inescrutable desde la línea de cal. Resistir sin impedimentos. La que tendrán que vencer Griezmann, Pogba, Mbappé, sobre Godín, Vecino, 'Cebolla' Rodríguez, Giménez, Suárez, Stuani. Vencer a un país.