Los Warriors, sin piedad de los Rockets: 41 puntos de diferencia
Lo parejo duró un cuarto, en el que hubo cuatro cambios de mando en el marcador; desde entonces, paliza indiscriminada de los Warriors. Mahershala Ali, el actor que jugó basketball con Jason Kidd
Brutal golpe de timón de los Golden State Warriors. 126 puntos, 31.5 por cuarto, 52% de campo, 40% de triples, la máxima victoria de los californianos en la historia de los playoffs, la peor derrota de los texanos en postemporada, la más grande caída en playoffs de un equipo con más de 65 triunfos en la temporada regular. Noche histórica en Oakland, partido para la posterioridad, de los que definen caminos y sensaciones. Los Rockets, más que acusar el golpe, se desvanecieron en el Oracle Arena (2-1, la serie favorable a los Warriors de Steve Kerr).
Los Warriors, sin piedad de los Rockets: 41 puntos de diferencia
El primer cuarto no hacía presagiar la tormenta. Harden y Paul comenzaron a desplegar la artillería en los minutos iniciales y Stephen Curry yerró sus primeros cinco disparos desde la tercera dimensión. Solo era el calentamiento. Uno, dos, tres. Comenzaron a caer las bombas, Durant también accionó los cañones e Igoudala y Green sellaron la pintura; las prestaciones de Houston cayeron paulatinamente hasta alcanzar 8-16 en la zona restringida. Y Curry, no solo patrulló con metralleta en mano, sino que persiguió a los centinelas texanos: permitió 2 de 8 ensayos y contribuyó a forzar 10 'turnovers' en la primera mitad; las 10 pérdidas generaron un parcial de 13-4 que decantó el partido hacia los Warriors. Los Rockets no supuieron sobreponerse de la encerrona maquinado por el Curry más gregario.
El único atractivo del partido, entonces, fue ver el marcador ensancharse. 20 puntos de diferencia, 30, 40. El parcial de 10-0 a la vuelta del intermedio desconectó los circuitos de los Rockets. En el centro de la tortura: Curry. Siempre Curry. Dos triples más a la colección (cinco en total), el ya mítico crossover de Livingston sobre Harden (karma, le llaman), los tiros largos de Durant, la negligencia del perímetro de los Rockets, la cara desencajada de Mike D'Antoni. Los Rockets se abandonaron y el partido mutó en un concurso de puntería de los Warriors. Y lo ganaron. Al final, 16 victorias consecutivas de los campeones vigentes en casa en postemporada. Y de qué forma. Festival, sensaciones, majestad y paliza. Una histórica noche de final en Oakland. Turno de los Rockets de devolver el golpe.