Los Warriors de Durant vencen en la ruleta rusa en Houston
Partido sin cuartel en el Toyota Center. James Harden soltó artillería pero Klay Thompson y Kevin Durant no rehusaron el tiroteo. La serie está 1-0 para los Warriors.
Prometía ser un tiroteo indiscriminado. Y lo fue. Un partido estéticamente catártico, dos equipos al tope de sus aptitudes, de sus vocaciones. Warriors y Rockets se citaron en un duelo a tiros del que sobrevivieron los californianos, mejor blindados y con la puntería más afinada. El tanteador final apunta, sin embargo, excesivo castigo para Houston, ya que D'Antoni apeló al viejo libro de estilo y a los trucos de avanzada estrategia militar. La inspiración de Harden (41 puntos, 24 en el primer cuarto) galvanizó al Toyota Center, pero el efecto se neutralizó gracias a una fuerza de igual energía, con signo opuesto: Kevin Durant, santo y seña de la noche texana. Si la final de la conferencia Oeste seguirá el mismo tono, apunta a relato de epopeya.
Así se vivió la narración en directo del partido
Houston detonó dos misiles de crucero en los bosquejos: Tucker y Harden. 12-19. Pero Golden State devolvió el golpe: Thompson aprovechó la atracción que ejercieron Igoudala, Durant y Looney en el perímetro y trazó una zona desmilitarizada en las esquinas. Uno, dos, tres. Los tiros caían como bombas de racimo. Fuego amenazante, la destrucción tranquila. La recta funcionaba: Houston no había encarado al 'Hampton 5 lineup' de los Warriors en toda la temporada.; la pelota baja y el triple como credo. Entonces, sonó la sirena. Harden, tras un bloqueo de Durant, se acarició las costillas; nada que un reposo en el banquillo no solucione. Las alarmas se desactivaron, pero replicaron cuando Young ejerció de Durant y KD recitó la letanía de la noche: giro sobre sí mismo, atracción sobre la marca, paso retirada y 'fadeaway' con arcoiris asesino. Ni Harden, ni Green, ni Capela, nadie supo leer el libro abierto. Y KD se dio gusto en la indescifrabilidad.
Ariza, quien también supo explotar las esquinas, marcó el primer empate del encuentro (41-41). Pero las acciones de Durant ascendieron. 'Fadeaway', uno tras otro, sirviéndose del Curry más operario que se recuerde; armado de pico y pala, su misión fue surcar a línea recta el camino al aro que le abrían de par en par Igoudala y Looney. Y vaya si éxito tuvo. Empero, Harden comenzó a trazar alley-oops milimétricos, maquinados en perímetro, un insulto a la zaga defensora, un alegato a favor del ansia suicida y el atrevimiento imberbe, reverencias de genio al estratega y al ejecutor. Green y Harden sirvieron y Capela remató. Baloncesto de autor, marca D'Antoni. La primera mitad terminó con la combustión de Harden: colada y bandeja seguido de un mate bestial con estética Durant: frontal, los brazos abiertos y el pecho salido. La efigie de la refriega: 24 de Harden, 18 de Durant, 40% de triples, 60% de campo.
Los 'jumpers' de Durant y los fogonazos de Durant sometieron a los Rockets. Klay, ya en 10° mejor triplista en playoffs, retacó de pólvora las palmas y disparó a diesta y siniestra. Kerr cerró la pintura con minutos de Looney y Livingston, pero no tiró ni de Bell ni McGee. Leyó el pick&roll con maestría y la inspiración de Harden amainó. El cuarto triple de Thompson y el monstruoso mate de Igoudala, con repercusiones en escala Richter en Houston y Galveston, abrió una brecha insalvable. Después, entre Curry, Thompson y Durant embocaron 60 sus 80 ensayos (75%, más que ningún trío de Golden State en la historia, según el departamento estadística de ESPN). Las jugadas de aislamiento de Durant (27 puntos a partir de ellas) también fueron un jeroglífico que ni los aspavientos de D'Antoni pudieron solucionar. Y tampoco la marca de Harden, quien le miró el polvo en dos tiros francos. El partido terminó con una letanía de tiros libres, la calma tras la tormenta: 26 triples, un promedio de 49% de campo, 13 turnovers de los Rockets y +65 en el plus-minus de Golden State. Una balacera del viejo Oeste.